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Entrevista a Trisomie 21

por François Zappa

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Hay algo triste en cada fiesta: todos tenemos cierto vacío interior, que se va alimentando por ciertas inseguridades y que puede llegar a su máximo mientras suena la última canción de la noche. La banda francesa Trisomie 21 ha sabido retratar como nadie este sentimiento y la nostalgia hacia unos momentos únicos que están llegando a su fin o que nunca han ocurrido. Su gira del 40 aniversario pasará por el W-Fest el 22 de mayo donde tendremos la oportunidad de comprobar que la elegancia nunca muere.

¿Habéis tenido problemas con el nombre de la banda? Hoy en día la gente tiende a ofenderse por cualquier cosa. ¿Por qué elegisteis tal nombre?

Trisomie 21 es la elección de la anormalidad, ya que la norma es este mundo caótico en el que los humanos ya no tienen nada que decir. El mundo que estaba delante de nuestros ojos al fin de los setenta, estaba colapsando a principio de los ochenta. Nuestra región de nacimiento (Denain 59220) estaba sumergida en un caos económico y social, además de cultural.
La idea vino de la constatación de que las personas con síndrome de Down son más sensibles e intuitivas, comparadas con mucha de la gente considerada “normal”. Esta diferencia, combinada con el hecho de que un día podrían usarla al servicio de la música y por lo tanto crear un nuevo género, nos ha parecido interesante. Además queríamos remover los prejuicios. No hemos tenido muchos problemas con el nombre, la gente ha entendido nuestra elección, el público es más inteligente de lo que la mayoría de la gente piensa. 

—Has dicho que no escuchabas música, pero ¿cuáles eran las influencias de la banda al comenzar? ¿Escuchabas algo de música francesa?

—No reconocemos ninguna influencia, no nos hemos querido asimilar a ese o a aquel.

—¿Crees que hay cierta melancolía en vuestras canciones? ¿Es un sentimiento frecuente en tu vida?

—No somos melancólicos, al contrario, jugamos con las emociones. Somos, como mucho, a veces nostálgicos. Somos los supervivientes de una guerra que no ha tenido lugar.

—¿Cómo fueron los principios de la banda? En alguna ocasión has dicho que Trisomie 21 ya existía en 1978.

—Al comienzo, había dos hermanos que decidieron crear música, no querían tocar standards, pero directamente expresarse a través de sus instrumentos: guitarra y batería. Se nos unieron otras personas seducidas por esta loca idea.

—El primer trabajo de la banda fue el 12″ Le Repos des enfants heureux. ¿Qué nos puedes contar de la grabación? He leído que fue grabado bastante rápidamente tras haber fichado con el sello Stechak, ¿verdad? 

—Solo habíamos mandado un casete al sello Stechak y tan pronto como lo recibieron, nos propusieron grabar. El sello alquiló un estudio en Paris. Supimos entonces que ese estudio era nuestro universo. 

—Passions Divisées, el primer disco, tiene algunos temas instrumentales (que se han convertido en clásicos en el repertorio de la banda): por una parte “La Fête Triste” que es completamente instrumental y por otra “Djakarta” y “Moving By you” (donde solo se oye el título del tema). ¿Pensasteis alguna vez en escribir letras para estos temas o ya fueron concebidos así? 

—No, esos temas han sido compuestos así, consideramos que la voz no es indispensable, es un instrumento como los otros. 

—La portada del Chapter IV es un cuadro de Goya. ¿Por qué habéis elegido la obra Saturno devorando a su hijo, para representar el disco? Además, ¿por qué llamarlo Chapter IV cuando es vuestro tercer LP?

—Todos somos devorados por demonios, ¿no? Chapter IV es ciertamente nuestra cuarta obra tras Le repos des enfants heureux, Passions diviséesWait & Dance.

—Million lights está considerado vuestro mejor disco, ¿qué crees que lo hace tan especial?

—Desde un punto de vista musical, el loco desafío del disco, fue el de suprimir el bajo, instrumento que en los discos anteriores había enloquecido al público, y como fuimos tocados por la mano de Dios, produjo ese resultado.

— ¿Hay alguna relación entre el disco Works, el single Works in Progress y el EP Final Work?

—”Trabajo en Progreso”, “Trabajos” y “Trabajo Final”, se trata de una progresión en el espíritu creativo, una voluntad de no repetirse. Deseábamos introducir las guitarras saturadas en nuestro universo. 

—¿Nos puedes contar algo más de la historia detrás de T21 Plays The Pictures de 1989? Fue un disco casi instrumental que un estudio cinematográfico os pidió grabar y que estuvo pensado para no ser muy difundido.

—La casa discográfica nos propuso de trabajar con nuestra música sobre imágenes, y este proyecto nos gustó, pero ellos no creían en él. Pensaban que quizás una edición limitada sería lo más conveniente para el proyecto. De hecho, tenían miedo de que fuese un fracaso, pero fue uno de nuestros discos que más se vendieron, incluso desde el periodo de reservas.

—En el disco de 1992, Distant Voices, la banda colaboró con Blaine L. Reininger, ¿cómo ocurrió?

—Nuestro estudio en Bruselas estaba debajo de la sala de ensayo de Tuxedomoon, así que nos encontramos. Además, fue un riesgo artístico, simplemente de la forma que nos gusta. 

Gohohako, el disco de 1997 es un poco diferente, más electrónico, se podría decir que cercano al ambient. ¿Estaba la banda más interesada en la electrónica por aquellos tiempos?

—No, nosotros amamos las aventuras sonoras, los páramos artísticos, explorar, sorprender, incluso el sorprendernos a nosotros mismos.

—¿Por qué se paró la banda en 1997? En vuestra web, la banda habla de silencio forzado. ¿Fue el contrato con PIAS lo que forzó a Trisomie 21 a no publicar nada durante unos años?

—Eso es exacto, por un contrato y por problemas, digamos, de relación.

—Y ¿por qué volvió la banda en el 2004?

—Indochine nos pidieron de hacer algo con ellos, además nuestro público nos había hecho saber que querían que nos volviésemos a juntar, así que lo hemos hecho.

—Happy Mystery Child fue el disco publicado 2004, después de siete años sin grabar. ¿Cómo ves esa obra 15 años después?

—Es una grabación en estado de gracia. Es difícil de explicar, todo funcionó desde las primeras tomas, las puertas se abrieron, fue un momento raro, excepcional. Ese disco es otra faceta del grupo, más pop, más accesible quizás.

—En 2004, tuvimos dos discos de remezclas de Happy Mystery Child, primero Remixes y también The Man is a Mix (que incluía el disco principal y muchas más remezclas, ¿Cómo surgió la idea de publicar un segundo disco de remezclas?

—Primero fue Happy Mystery Child, siguió The Man is a mix y después The Woman is a mix, una especie de trilogía, y también luego proyectos más confidenciales. Siempre hace falta explorar, ponerse en peligro, pensábamos que solo estábamos interesados en unos cuantos DJs y al final fuimos literalmente inundados de ofrecimientos. Probablemente, porque les pedimos que se apropiasen de los temas, de fueran ellos mismos.

—Dos años después, se publicó otro disco de remezclas hechas por Lady B y, además, un disco, también de remezclas The Woman is a Mix. ¿Cómo tuvisteis la idea de ser mezclados solo por mujeres?

Las mujeres en la música rock siempre han estado muy poco representadas, salvando a algunos iconos. Queríamos romper un poco los códigos, somos igualitarios.

—¿Cómo habéis elegido a los artistas que han trabajado en estos discos? La lista es sorprendente: David Carretta, Psyche, The Horrorist, The Hacker, Electric Indigo, HAL 9000. En general, ¿qué esperáis de las remezclas de vuestras canciones?

—Hemos contactado a aquellos que nos parecía que nos podían aportar algo a nuestro universo, hemos sido bastante eclécticos. Les damos las gracias por su trabajo, fue formidable: de Jack De Marseille a The Hacker, David Carretta, Psyche, no puedo citarlos a todos. Sin olvidar a Gregg Anthe (Morthem Vlade Art) que se ha convertido en nuestro guitarrista en la gira actual.

—Black Label, el disco del 2009 es un poco más rock (comparado con los anteriores) ¿Escuchabais más rock durante esta época o fue algo accidental?

—A veces estamos más enfadados y al final, siempre hemos hecho rock. Sobre nuestros primeros posters pusimos “Rock moderno”, el rock es insubordinación.

—El último disco de la banda fue Elegance Never Dies y la banda tardó siete años en grabarlo, ¿qué pasó?

—Habíamos llegado al final de algo. Después de una gira, nos pusimos en “modo reposo”. Consideramos ese disco uno de los mejores.

—¿Qué nos puedes contar de vuestro futuro concierto en el W-Fest? ¿Va a formar parte de la gira del 40 aniversario? ¿Cómo de diferente va a ser el concierto del que disteis hace dos años?

—La gira del 40 aniversario se va a extender en el tiempo. Vamos a volver al W-Fest con un setlist nuevo, incluyendo algunas canciones que no hemos tocado mucho, como por ejemplo “Logical Animals”.

Fotos: Patrice Hoerner

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