Tercer año consecutivo que vamos a Vitoria al festival roquero por excelencia del país. Este año teníamos la duda de cómo sería el concierto de Van Morrison, a priori demasiado tranquilo para el público del festival y cómo funcionaría Joan Jett el sábado, ya que no es tan famosa en España como en América. Podemos decir, que en conjunto fue otra gran edición, con grandes conciertos, buen sonido y un gran ambiente. El año que viene tendremos a Wilco de primer cabeza y a nosotros contándolo.
Empecemos con el sábado: con la tienda de campaña a cuesta llegamos a la Virgen Blanca, donde tocaban The Sheepdogs. No soy muy fan del rock sureño, pero sus dos discos me habían enganchado. Empezaron bastante bien, con un sonido quizás demasiado estridente y con unos juegos de guitarra muy buenos. Sonaron temas como “I’ve Got a Hole Where My Heart Should Be”, “Who?” o “Up in Canada”. El público estaba muy entregado y pidió un bis, que fue “Ramblin’ Man”, como no, versión de los Allman Brothers. Luego los volvimos a ver en el festival, pero repitieron el setlist.
Como los años anteriores, nos quedamos en el camping, que es al final lo más económico. Diez euros por persona y no tienes que preocuparte de nada y además estás bastante cerca del festival, con lo que no es una odisea volver. En contra, el frío que pasamos por la noche: el año que viene llevamos unas mantas.
Tras descansar un poco vimos a The Soul Jacket. No éramos demasiados viendo a este gran grupo de ryhm n’ blues. Me gustó, aunque solo tocaron 45 minutos. Se despidieron diciendo “Nos vemos en las salas”. Seguro. De ahí volvimos a la segunda sesión de los Sheepdogs, que perdió elemento sorpresa. Teniendo un buen puñado de temas en su haber, podían haber hecho un setlist distinto: éramos bastantes los que repetíamos.
El concierto divertido del festival fue en el Trashville, una carpa donde el año pasado había lucha libre mexicana a primera hora y este año se convirtió en un escenario más con música a todas horas. Aunque eran las siete, ya había un gran ambiente y el público estaba bien borracho. Vimos a Hombre Lobo International, que podríamos clasificar como un hombre-lobo orquesta. Escondido tras una máscara de lobo, tocaba la guitarra y la batería mientras el público le gruñíamos. Entre otras, sonó “Surfin’ Bird”, tema en el que la mayoría enloquecimos.
Tras ver un tema de Rival Sons que no estaba sonando muy bien, intentamos pillar sitio para Van Morrison. Al principio sonó muy bajo, sonido cristalino, pero demasiado bajo y la cantidad de gente que estaba hablando no ayudó a que entráramos en el concierto. Empezó demasiado jazzy y no fue hasta el Medley que la gente se animó. La segunda parte del concierto con “Wild Night”, “Days Like This”, “Moondance” o “Jackie Wilson Said” fue mejor, con el sonido mejorando bastante y Van, incluso sonriendo. Como vimos un concierto suyo el año pasado en el Primavera, tiramos para Thee Hypnotics unos quince minutos ante de terminar, pero el concierto empezó tarde, así que podríamos haber visto entero el concierto del león de Belfast. Revolucionarios y con la increíble presencia escénica de Jim Jones, fueron cayendo temas como “Heavy Liquid” o “(Let it) Come Down Heavy” inmersos en jams. Jim Jones gritaba todo el rato “Singing” y lo daba todo sobre el escenario.
Cuando quedaba un minuto, aprovecharon para tocar otro tema que estiraron durante al menos cinco buenos minutos. De los mejores conciertos del festival. Tuvimos que salir para pillar algo de abrigo y volvimos justo para el comienzo de Man or Astroman? que dieron otro gran concierto: nos divertimos mucho con estos cuatro chalados. El bajista se tiró al público mientras la guitarrista rítmica tocaba el bajo, instrumento muy original que tenía unido un sampler del que tiraba las voces introductorias de los temas. El guitarrista, muy virtuoso, cantó durante “9 Volt” (aunque no se le oía al principio) y en la versión de los Rezillos de “Destination Venus”. Una maravilla de concierto de Surf. De ahí a ver a los MC50, o lo que es lo mismo Wayne Kramer y sus sicarios. Y ese fue el problema, que la banda nunca se llegó a soltar, parecían no querer robar el show a Kramer, que aún así, pegó sus buenos guitarrazos. Tras tocar entero el mítico Kick Out the Jams, tocaron otros temas de su carrera, donde hubo más conexión como “American Rose”.
De ahí a Girlschool. que eran perfectas para la hora. Esta clásica banda de la NWOBHM cuenta con una oronda batería que aporreaba la batería como si no hubiera un mañana. Eran las dos cuando comenzaron a tocar sus hits, como “Hit and Run”, el “I Spy” que cantaba Dio, homenajearon a Lemmy y tocaron su versión de “Race with the Devil”. Terminaron con “Emergency” entre aplausos de sus felices fans. Tras su concierto nos fuimos a dormir.
Tras el frío de las primeras horas de la noche, llegó el calor matutino, y tras una fría ducha nos dirigimos a la ciudad para tomar nuestros primeros pintxos y vinos.
A la altura de la cuarta copa de la maravilla producida de la uva, apareció el James Taylor Quartet, con unos veinte minutos de antelación. Por suerte estábamos ya allí. Nos acercamos a verle de cerca, ya que de lejos no se escuchaba mucho y la gente hablaba. Él es un gran frontman y la banda es muy competente. Regaló cds, y tocó su tema para Starky y Hutch y un “Green Onions” muy celebrado.
Después de comer llegamos justo para Berri Txarrak, que tocaban en un muy animado segundo escenario. Desde la inicial “Etsia” hasta la final “Zuri”, el público coreó y disfrutó del concierto. Tocaron su versión de Anari y “Spoiler!”, el único tema que no tengo miedo de escribir mal.
El concierto de Mott the Hoople empezó con la voz y guitarra demasiado bajas. Abrieron con el medley de “American Pie” y “Golden Age of Rock n’ Roll”, seguidas, entre otras, de “Sweet Jane” “Lounge Lizard” y “Roll Away the Stones”. La recta final, con la que la gente se vino arriba, empezó con “All the Way from Memphis” “One of the Boys”, otro medley y terminaron con una aplaudida “All the Young Dudes”. De allí nos fuimos al mejor concierto de la noche, un tremendo bolo de The Dream Syndicate. Acompañados de Chris Cacavas a los teclados, mostraron porqué tienen fama de grandes directos. El concierto estuvo centrado en su último disco, el magnífico How did I find Myself here? del que sonaron temas como “Glide” u “Out of my Head”. A su lado, algunos de sus grandes clásicos, como “The Days of Wine and Roses” y la final “Tell me when it´s over”. Estuvieron geniales y solo nos quedó lamentarnos porque solo tocaron una hora. Podrían haber tocado tres.
Nos fuimos a ver a Joan Jett y vimos un gran ambiente con público muy animado. Ambiente de cabeza por primera vez en todo el festival. Ella se conserva muy bien, física y vocalmente. Desde la inicial “Victim of Circumstance”, seguida de “Cherry Bomb” (el clásico de las Runaways), fueron sonando los temas con breves intervalos en los que el teclista contaba historias de la banda. Casi al final sonó la esperada “I Love Rock n roll”, y la emotiva “I Hate Myself for Loving you”. Volvieron para unos bises y terminaron con “Everyday People”. Disfrutamos mucho.
De allí a Beast of Bourbon, uno de los grupos que más queríamos ver. Teníamos miedo por el concierto, ya que varios miembros tienen problemas de salud (Spencer P. Jones estaba enfermo y Brian Henry Hooper acababa de fallecer), pero al final se presentaron, con el gran Kim Salmon. Fue un concierto difícil, por la hora, el estado anímico de la banda y la propuesta, demasiado sombría para el casi final de la jornada. Nos deleitaron con algunos de sus mejores temas: “Psycho”, “Hard for You”, “Drop out”, “Evy Ruby”. Grande. Al terminar, cansados como estábamos nos fuimos a dormir.
En general, ha sido otra grandísima edición donde hemos visto conciertos muy buenos. El año que viene más.