La nueva referencia de Other Voices Records corresponde a Terror Apart, y su disco Knight Rider, publicado en una edición limitada de cincuenta casetes. Terror Apart es el proyecto de Anna Leja, que comenzó publicando su primera referencia en el 2001, también en casete llamada Beyond the Blue, a la que siguieron los tratados de dark ambient y electrónica experimental Standard Deviation y A New Reign. Knight Rider del 2016 fue su primer larga duración al que siguió Engulf en el 2017.
Knight Rider es un disco de música industrial, uno de los géneros preferidos en el Garaje. En la portada, el esqueleto de un caballero templario nos da la bienvenida, recordándonos la saga de terror hispano de los templarios ciegos. La intro comienza con ciertas influencias del oriente medio (recordemos Three Mantras de Cabaret Voltaire) y spoken world con voces tratadas. Oscuro, maligno, pero a la vez muy bello. El siguiente tema, “Into the Sun” es morbosamente sensual, es un tema que consigue excitarte y a la vez hacer que te sientas mal por ello. En “Head in” tenemos unas percusiones tribales acompañando el desapasionado cántico de Anna. Seguimos con “Mammoth”, con su atmósfera ultra opresiva, que solo llega a ver un poco la luz gracias a unas guitarras que aparecen de la nada. Para seguir con el mal rollo, unos samples de niños llorando nos acompañan hasta el fin de la canción y de la cara a.
La cara b comienza con “My House”, con la melodía más clara pegadiza hasta ahora, con Anna repitiendo una letanía acompañada de efectos extraños y una parte central donde la percusión nos puede recordar a Swans. Musicalmente es la que más gusta. Knight Rider continúa con otro canto etéreo en la fantasmal “Glasping Hands” y la versión de uno de los primeros singles de Eurythmics, “4X4 in Leather” que nos puede recordar ligeramente a Dead Can Dance en el comienzo, pero que alcanza unas cotas de oscuridad nunca soñadas por Annie Lennox y Dave Steward. El momento más experimental e industrial llega con el tema que da título al disco: “Knight Rider” irrumpe ruidosamente y no deja de golpearte en ningún momento, llegando incluso a repartir unos latigazos acústicos. Si alguien pensaba que, por la inclusión del tema de Eurythmics, esta parte del disco iba a sonar más convencional, “Last Frost” comparte inspiración con el anterior tema, pero aquí nos encontramos con un extraño ritual industrial. Terminamos con “Feeding Hour”, donde trompetas apocalípticas suenan a la vez que unas industriales percusiones, terminando un disco que seguramente nos acompañará en muchas pesadillas.
Solo cincuenta afortunados podrán tener esta edición, ¿de verdad no quieres ser uno de ellos?