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Entrevista a Miranda Sex Garden

por François Zappa

En 1991, el popular sello dedicado especialmente a la electrónica Mute Records, publicó un EP de madrigales, es decir, composiciones a tres voces, a menudo en italiano, cuyo máximo auge fue en el Renacimiento. Las autoras de Madra eran tres estudiantes inglesas, curtidas en las calles de Londres, que respondían al nombre de Miranda Sex Garden. La banda fue evolucionando a la vez que sumaban a un batería y a un guitarra y se acercaban a un rock gótico bastante peculiar. Tras más de dos décadas separados, volvieron hace poco y estarán dando uno de sus primeros conciertos fuera de Inglaterra el próximo 11 de Mayo en el festival DarkMad.

Foto de portada: Janice Issitt

Foto: Janice Issitt

—El nombre de la banda proviene de El ticket que explotó, un libro de William S. Burroughs. En el libro aparece como Miranda – Sex Garden, ¿qué os llamó la atención de la unión de estas tres palabras? ¿Quién eligió el nombre?

—El nombre fue elegido por una persona desconocida, un amigo del agente que teníamos en 1989. Íbamos a dar un concierto a cappella en The Cricketers, en el sur de Londres. No teníamos nombre y estábamos a punto de salir al escenario. Nuestro agente nos mostró una lista de sugerencias. Otro que recuerdo que estaba en la lista era ‘White Russia’

—Las tres miembros de la banda estuvisteis cantando madrigales en la calle durante tres años. Aparte de conocer a Barry Adamson, que es el sujeto de nuestra siguiente pregunta, ¿os pasó alguna historia divertida en esos días?

—Tocábamos en la calle en todas partes. En los túneles del metro, en los túneles que te llevan a los museos de South Kensington, en un soportal en South Kensington y, lo más conocido, en el antiguo mercado de Portobello Rd. Tocar en el metro en aquellos tiempos estaba técnicamente prohibido. Cuando veíamos a la policía de transportes de Londres bajando las escaleras mecánicas o lejos en el tunel, agarrábamos nuestros gorros con el dinero y salíamos corriendo. Una vez que cantaba en la calle sola con mi grabadora me arrestaron. Me leyeron mis derechos. Como solo tenía dieciséis años, mi madre tuvo que venir conmigo cuando recibí la amonestación. Describieron mi instrumento como una flauta. Y les dije que no era una flauta, era una “grabadora soprano”. Mi madre pensó que era divertidísimo y ridículo que tuviera una amonestación por algo tan inocente. No podía parar de reírse.

—¿Cómo fue conocer y grabar con Barry Adamson?

—Un día, se nos acercó Barry Adamson cuando tocábamos en la calle en Portobello Rd. No habló mucho, solo nos dijo que quería que tocásemos en su banda sonora. En aquellos tiempos nunca habíamos oído hablar de Mute Records o Barry Adamson. Nos dejó su número de teléfono y nos pusimos en contacto. Poco tiempo después tuvimos la suerte de grabar en los Worldwide Studios y que Daniel Miller nos ofreciera un contrato discográfico.

Foto: Janice Issitt

—¿Cómo fue ser parte de Mute, especialmente en vuestro caso que no erais una banda de pop o electrónica? ¿Las remezclas de “Gush Forth My Tears” fueron un intento de llegar a los fans del sello o solo aprovechasteis la oportunidad de poder llegar a esos artistas por estar en la misma discográfica? ¿Te gustó en esa época el disco?

—Hacer el disco de remezclas fue idea nuestra. Estábamos bastante decepcionadas por el tema que publicó Enigma, solo un par de semanas antes, en el que usaba los cantos gregorianos de monjes en un estilo remezclado.

Supongo que publicar un disco de madrigales del siglo XVI, a principios de los noventa, en un contexto más bien pop era algo bastante original. ¿Cómo fue recibido Madra, vuestro primer disco cuando fue publicado?

—Como disco fue muy bien recibido. Un poco menos cuando teloneamos a Blur en el Astoria y ¡la gente empezó a tirarnos botellas!

—¿Qué música os interesaba en esa época?

—La formación original de Kelly McCusker, Jocelyn West y yo, que nos conocimos en la escuela musical The Purcell estábamos todas, en esa época, obsesionadas con Prince. Tocábamos una versión a cappella de su tema “Under the Cherry Moon’, que tristemente nunca fue grabada.

¿Qué pasó de MadraIris que la banda cambió tanto? ¿Cómo es que se sumaron un batería y un guitarrista?

—En aquellos tiempos, yo vivía en un piso compartido con el guitarrista Ben Golomstock y el batería Trevor Sharpe. Como experimento, conseguí que se involucraran en Miranda Sex Garden, lo que resultó en que nos transformásemos en una banda de rock gótico avant-garde. Un giro de los acontecimientos muy poco probable pero sorprendentemente exitoso.

—¿Por qué elegisteis el nombre de Suspiria para el segundo disco? ¿Os gustaba la película de Dario Argento o la banda sonora de Goblin?

—Ben Golomstock estaba obsesionado con las películas de terror. Toda su habitación estaba llena de vídeos VHS. Pensaba que la película Suspiria era muy oscura y bella.

—¿Cómo se os ocurrió hacer una versión de “In Heaven”, un tema que aparece en la película Cabeza borradora de David Lynch? ¿Os gustaba la película o la atmósfera de ensueño del film?

—Eso también fue idea de Ben. Estaba obsesionado con la atmósfera oscura y surreal de las películas de David Lynch. Jocelyn West llegó a colaborar en un disco con David Lynch, cantando cantos gregorianos de Hildegarde Von Bingen.

—Al final de 1993, Kelly McCusker abandonó la banda. Jocelyn West se había ido un año antes, así que supongo, Katharine que te quedaste al timón de Miranda Sex Garden. ¿Cómo te sentiste? ¿Fue difícil continuar sin ellas?

—Tuvimos la suerte de que se nos uniera Donna McKevitt cuando Jocelyn se fue. Kelly era amiga suya. Es una cantante y violinista alucinante que ha influido muchísimo en el sonido de la banda,.

—Miranda Sex Garden tuvieron ciertos “problemas” al telonear a Depeche Mode y a Blur como comentabas antes. Que los teloneros no fueran bien recibidos parece ahora una cosa del pasado. ¿Cómo recuerdos abrir para la banda de Martin Gore y David Grahan?

—Realmente me lo pasé bien en la gira con Depeche Mode. Tener a todo un estadio lleno de gente chillando y tirándote cosas fue muy intenso, pero teníamos amplificadores. Sonábamos más alto que ellos. Nos crecíamos con el conflicto. Era nuevo y excitante. Nos tiraban toda clase de material extraño: jamón de Parma, pepinillos y en la última noche en Berlín, una bolsa de mierda, que Trevor lanzó de nuevo al público. Entonces, se volvieron realmente locos cuando estalló. Tuvieron que llamar a más personas de seguridad.

—Simon Fisher-Turner seleccionó un tema vuestro para la banda sonora de Blue, el último corto del gran Derek Jarman. ¿Llegasteis a estar involucrados de alguna otra forma en la peli? ¿Os gustó?

—Es una película increíble. Recientemente la volví a ver cuando la pusieron en una exposición en Somerset House llamada ‘The Horror Show’, una exhibición fundamental que invitaba a los visitantes a un viaje al lado oculto de la psique cultural de Inglaterra, en la que participó también Barry Adamson entre muchos otros. Donna McKevitt se inspiró mucho en la forma de pensar de Derek Jarmen y acabó grabando un álbum completo en el que puso música a sus palabras titulado Translucence.

—¿Cómo crees que girar con Einstürzende Neubauten influyó en vuestro tercer disco? Además, Alexander Hacke fue el productor y F.M. Einheit tocó en Fairytales Of Slavery.

—Trevor estuvo parcialmente influido por el sonido de EN. Le inspiró para empezar a usar instrumentos de percusión industrial como las varas de aluminio y los cilindros de gas que se convirtieron en un pilar de sus actuaciones en directo y que aparecieron en todo FairyTales of Slavery y también en “Sex Garden”, la cara B de nuestro single Velventine.

—¿Qué pasó en 1995 que MSG se separaron?

—Perdimos nuestro contrato con Mute Records. Nos habían consentido todos nuestros caprichos durante bastante años. Trajeron a alguien para que se librase de las bandas que eran demasiado caras de mantener y no hacían demasiado dinero y nosotros fuimos una de ellas.

—En 1999, la banda se volvió a juntar con algunos nuevos miembros y publicaron vuestra última obra Carnival of Souls en el 2000. ¿Os reunisteis solo para el disco? ¿Cómo era la situación en la banda en esa época?

—Habíamos compuesto los temas del disco a mitad de los noventa. Unos cuantos años después me contactó un benefactor que trabajaba para la BBC que financió la grabación del disco. Se llamaba SugarDaddy Records.

—¿Qué piensas hoy en día de Carnival of Soul? ¿No crees que mereció mejor suerte? No hubo mucha publicidad ni girasteis demasiado para promoverlo, ¿verdad?

—Es mi disco favorito de la banda, y el álbum del que tocamos más canciones en directo. Los temas están ahora teniendo la exposición que realmente merecen.

—Colaboraste en el disco Stories From the Moon de Ben Golomstock publicado en el 2006. ¿Cómo recuerdas a vuestro tristemente difunto guitarrista?

—Era un personaje totalmente único. Lo conocí en la universidad cuando yo tenía diecisiete. Me introdujo en un montón de cosas chulas: música, películas y generalmente en la parte extraña y fabuloso de la vida que no había conocido con mi educación formal estudiando música clásica.

—¿Qué hizo que Miranda Sex Garden volvieran tras un parón de veintidós años?

—Trevor, con quien había perdido contacto durante unos años, me contactó con este loco plan. Empezamos a ensayar antes del confinamiento, pero entonces tuvimos que pararlo todo. Trevor tuvo el covid durante mucho tiempo, pero estaba determinado a comenzar a tocar la batería tan pronto como pudiera. Nuestro concierto de reunión agotó las entradas en el 100 Club y fue, ciertamente, una noche para recordar. Fue increíblemente emocionante tocar este estilo de música después de tantos años dando conciertos más clásicos/folk con Mediæval Bæbes.

—¿Qué nos podéis contar de vuestro último EP Velventine? Los dos temas que contiene son del 2000, ¿verdad?

—Completar Velventine ha sido extremadamente difícil pero estoy encantada con el resultado final. Tenía el proyecto original del tema guardado en discos en una muy vieja versión de Logic. Tuve que reconstruir la pista desde el comienzo a partir de archivos RAW/actuaciones ya que el proyecto era demasiado grande para poder abrirse. Ha sido una aventura muy emotiva porque ya que los archivos incluían las guitarras de Ben Golomstock, y será la última vez que “trabajemos” juntos. Entrelacé sus guitarras a actuaciones de la banda actual, lo que fue muy complejo mientras trabajaba con archivos parcialmente recuperados. “Sex Garden” fue también grabada durante esa época, pero en ese caso teníamos una mezcla completa.

—Hora de las preguntas sobre proyectos paralelos. Mediæval Bæbes, de cierta forma, mantuvo el espíritu de MSG y es el más popular de ellos. Lo comenzaste durante la primera descanso de MSG, ¿qué nos puedes contar de tu segunda banda más famosa?

—Siempre me ha gustado trabajar con melodías vocales, como en los primeros días de MSG. Mediæval Bæbes ha sido el vehículo perfecto para mí para explorar y expandirme en la composición y los arreglos corales.

¿Cómo fue terminar Waltzing Bones, el último disco de tu difunto esposo Nick Marsh? Con él también grabaste From The Deep, ¿verdad?

From the Deep fue publicado después de que Nick falleciese. Me ha desgarrado tanto el corazón tener que publicarlo sin él que me costó unos cuantos años hasta que me sentí lo suficientemente fuerte para volver al proyecto que acabaría siendo su último álbum en solitario. Sabía que era lo que él hubiera querido y me gusta pensar que le hubiera gustado el resultado final. Hay muchas actuaciones de amigos y músicos que le querían y colaboraron con él antes de que muriera.

—Y con Michael J. York (que colaboró con Coil y Current 93) tienes otro proyecto que publicó su último disco el año pasado, The Witching Tale. ¿Tenéis pensado continuar más tiempo con esta banda? ¿Cómo lo recomendarías a los fans de MSG?

—Michael tuvo la suerte de trabajar con Coil cuando apenas tenía veinte años lo que lo llevó a involucrarse con otras bandas de la diáspora Coil: Cyclobe y más tarde Current 93. Viniendo, como yo, de una educación clásica, este viaje renovó completamente su cerebro musical. Su enfoque esotérico a la composición tanto con sintetizadores como instrumentos acústicos folks está directamente influido por el tiempo que pasó trabajando con esos innovativos artistas. Ha sido fantástico casar mi enfoque de la composición y la producción más riguroso a sus paisajes sonoros de otra dimensión. Hasta ahora hemos creado dos discos y el año pasado empezamos a tocar en directo, ¡en el futuro habrá más álbumes y conciertos!

—Una cosa que me sorprende es que siempre trabajas con los mismos músicos. ¿Te gusta mantener la banda familiar?

—Habiendo trabajado tan bien con Kavus Torabi y Bev Lee Harling en Mediæval Bæbes, fue una forma obvia de sumarlos a MSG para reemplazar a Ben y Donna.

—¿Qué planes tiene la banda para el futuro? ¿Quizás un nuevo disco?

—Hemos empezado a componer el siguiente disco y tocaremos nuevo material en esta próxima gira.

—¿Qué podemos esperar de vuestro concierto en el DarkMad?

—Como es nuestro primer concierto en muchos años fuera de Inglaterra, estoy segura de que la atmósfera será electrizante. ¡Tenemos muchas ganas!

 

 

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