Nuestros cinco días en el Sinner’s Day Special/W-Fest no fueron solamente una vuelta a los ochenta, sino que también supuso regresar a una época en la que el Covid ya no existía. Después de enseñar nuestro pasaporte Covid, pasamos a un mundo sin mascarillas ni distanciamiento social que, por un tiempo, pensamos que no volvería a llegar. La playa de Ostende se vistió de negro para el Sinner’s Day Special, especie de adelanto del inabarcable festival que tendrá lugar en el último fin de semana de octubre
Por culpa de un retraso en la carretera, nos perdimos a The Names y Pesch. No esperábamos tanto tráfico (especialmente a la salida de Gante) y llegamos a nuestro hotel con hora y media de retraso. Creemos que a un proyecto nuevo e interesante como Pesch tendremos más oportunidades de verlo, así que no lo sentimos tanto. Pero realmente nos jodió perdernos el concierto de The Names ya que no sabemos si tendremos otra oportunidad de verlos. Pero bueno, lo importante es que conseguimos llegar al festival y que teníamos por delante cinco jornadas repletas de música. Nos dio tiempo a dar una vuelta por el recinto y echarles un vistazo a algunas de las tiendas de discos y descubrir donde estaban los baños.
the obsCURE, la banda tributo a The Cure liderada por Dirk Vreys, cantante de la interesante formación de post-punk A Slice of Life dio el que fue nuestro primer concierto sobre las arenas de la playa de Ostende. Dirk, un Robert Smith en mejor forma física, contaba con su joven hijo como Simon Gallup. Comenzaron con “Shake Dog Shake”, que fue seguida de varios clásicos como “Primary”, “Charlotte Sometimes” y “The Hanging Garden” en el que subió la intensidad peligrosamente. El concierto, que tomaba como modelo el disco Concert (The Cure live) del 84, continuó con “The Walk”, “One Hundred Years” (uno de mis temas favoritos), y las finales “Killing an Arab” (que derrochaba la misma energía juvenil que el original) y “The Forest”. Durante la parte instrumental de esta última, Dirk fue besando a todos los miembros de la banda. La pregunta que nos surgió es: una banda tributo a The Cure ¿debería tocar también tres horas? No podríamos contestar, pero los 50 minutos de the obsCURE nos supieron a gloria.
La banda de hard rock, comparada con Royal Blood (para que os hagáis una idea, aunque a mí me sonaron más duros), Ramkot fue sin duda una extraña elección para ese día. No tenían mucho que ver en estilo con el resto de las bandas ni siquiera estéticamente, ya que salieron vestidos de blanco. Son un trío belga en las que las labores de cantante se reparten entre el bajista (que canta la mayoría de los temas) y el guitarrista (me gustaron más los temas cantados por este último, con un sonido menos comercial). Confieso que llevo demasiado tiempo alejado de este estilo de música para poder juzgarlos de una forma objetiva. Tocaron con entusiasmo, entrega y profesionalidad y una buena parte del público pareció disfrutar con ellos. Entre los temas, destacar “King of the Harmless” procedente del EP de debut de la banda que ganó el concurso de nuevos talentos belgas Nieuwe Lichting.
Stijn Meuris, del que os hablaremos en nuestra crónica del W-Fest, ofició de presentador del festival que en esos momentos iba a volarnos la cabeza. Suicide Commando abrieron con “Gates of Oblivion” con el poderío de un huracán y una energía increíble. A partir de ahí, fueron encadenando clásicos de la banda como “God is in the Rain”, “Euthanasia” o “Cause of death: suicide” en el que Johan Van Roy tocó por un momento el tambor. En “Love Breeds Suicide” nos sorprendió la potencia del batería y los impactantes visuales y seguimos para bingo con “Hellraiser”y la final “Die Motherfucker Die”. Johan Van Roy es un front-man espectacular, la banda sonó como un tiro y al setlist no se le pudo poner ninguna pena. Se nos pasó volando.
Los belgas Whispering Sons han crecido mucho en estos últimos años tanto comercialmente como en calidad. No hace tanto, en el 2018 tocaban en una sala pequeña de Madrid y ahora son uno de los cabezas del Darkmad. Fenne verdaderamente impresiona, ya sea por la intensidad con la que canta como por el magnetismo que desprende. Y el resto de la banda funciona a la perfección, con mención al guitarrista que nos regaló guitarrazos a troche y moche. Empezaron con “Dead End” y ya nos cautivaron. Es sorprendente como pueden tener un setlist tan sólido con tan solo dos discos. “Got a light” fue tremendo, pero también lo fueron “Alone” con sus guitarras hirientes, la potente “Vision”, “Surface” y la final “Waste”. Alucinante.
El Garaje es lo que es por una serie de circunstancias que empezaron con un concierto de Young Gods en un festival italiano. Allí compramos la entrada para el primer W-Fest al que asistimos, hecho que motivó que nos dedicáramos en cuerpo y alma a la escena gótica. Así que verlos en el W-Fest, estando nosotros ya establecidos como parte de la prensa oscura, era una forma de cerrar el círculo. El set, en esta ocasión incluyó varios temas de su último disco Data Mirage Tangram con lo que no tuvieron tiempo para tocar todos sus clásicos. Lo cual no estuvo mal para los que ya los habíamos visto en varias ocasiones y preferíamos algo nuevo. Tres temas del nuevo cayeron uno tras otro tras la inicial “Comme C’Etait La Dernière Fois” (con solo Cesare Pizzi y Franz Treichler): “Figure sans nom” (ya con el batería), la potente “Tear the Red Sky” (un tema por el que U2 mataría) y “All my Skin Standing” (con un comienzo más atmosférico que nos fue preparando para la descarga de electricidad que vino después). Sin duda, uno de los mejores temas del concierto que ya llevaba unos buenos treinta y cinco minutos de duración. Siguieron con “About Time”, la versión del “September Song” de Kurt Weill, otro momento intenso con “Envoyé”, la potentísima “Night Dance” y una tremenda “Kissing the sun”. Un concierto totalmente para recordar.
Llegó el turno de VNV Nation que dieron otro gran concierto, con los más emotivos momentos de la noche. Tienen temazos a mogollón con lo que un set de una hora nunca va a tener relleno: de la solemne “Legion” a la potente “Chrome”, pasando por “Further Star”, el mítico “Illusion”, “What´s the future?”, una alargada y bailable “Immersed”, “Control”, “Nova” y “All or sins”. Ronan Harris cantó mejor que nunca y bueno, con un setlist así, es muy difícil no dar un gran concierto. Llevábamos una racha de cuatro conciertos espectaculares y todavía quedaban dos por llegar.
Y por fin llegó uno de los conciertos más especiales de la noche. Todos esperábamos a Front 242 con ganas porque sabíamos que íbamos a poder escuchar algunos de sus nuevos temas en directo. La mítica banda de EBM consiguieron lo que parecía imposible e hicieron, lo que para mí, fue el mejor concierto de la noche. Desde el primer minuto, tanto Richard 23 como Jean-Luc De Meyer demostraron tener una increíble energía. Empezaron con “First in/First out”, luego con “Take One”, “Don’t Crush”, “Funkahdafi”, momento en el que vimos a Ronan Harris cerca de nosotros grabando un vídeo. Después llegó el turno de uno de los temas nuevos, que fue seguido por más clásicos como “Quite Unusual”, “Soul Manager”, “Commando Mix” o “U-Men”. Llegó el turno de otro de los temas nuevos, cantado por Richard con un sonido que podríamos describir como 100% Front 242. Llegó la locura con “Headhunter” pero también unas gotas de lluvia que solo sirvieron para hacer más especial el momento. Tras “Moldavia”, tema en el que la gente bailó como locos, llegamos al final con “Welcome to Paradise”. Impresionante.
Y como no todo puede ser perfecto en la vida, The Neon Judgement no tuvieran una noche que cumpliese las altas expectativas que teníamos. Lo disfrutamos, es verdad, pero por unas cosas u otras no fue un concierto legendario. Empezaron con “Factory Walk”, con Dirk encargándose de la parte electrónica y TB a la guitarra. El tema sonó con su clásica potencia industrial. TB cantó “Sue Sister” y continuaron con una potente “Too Cold To Breathe”. Empezaron los problemas técnicos en “Fashion Party”, que debería haber sido uno de los momentos del concierto y se vio arruinada porque la guitarra de TB no parecía funcionar. El tema siguió su curso y solo al final se incorporó el guitarrista que recitó parte de la letra. Continuaron con “The Man” y “Awful Day”, una bailable “Tomorrow In the Papers”, y “Miss Brown” en la que tocó la guitarra el hijo de TB y que verdaderamente sonó bien. El resto del concierto transcurrió entre los guitarrazos de “Voodoo Nippefield” y temas más electrónicos como “Concrete”. Para terminar dos temazos: “Chinese Black” y “TV Treated” que no sonaron mal. Esperamos poder volver a verlos en el futuro porque, como cantaba Leonard Cohen: Hey, that’s no way of saying goodbye.