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Liège New Wave Festival 2020

por François Zappa

Esta nueva normalidad que vivimos ha hecho que prácticamente todo se haya convertido en una peligrosa aventura llena de incertidumbre. Y claro, viajar a Bélgica para asistir al primer festival del año no iba a ser menos. El sábado 19 de septiembre llegué a las siete y media de la mañana a un vacío aeropuerto de Barajas esperando no tener problemas, pero enseguida me recorrió un escalofrío al ver que no había ni un alma en la zona de check-in. Al menos pasar el control y subir al avión fue rápido. Cuando por fin aterricé, entregué mi código QR y, para mi sorpresa, nadie me dijo nada. Mezclado con el resto de pasajeros del aeropuerto me acerqué a la salida cuando un último policía me detuvo y me preguntó: -¿De dónde vienes? Por un momento pensé en mentir, pero acabé optando por la verdad. Para mi sorpresa, el agente me respondió con un: -¿España? Vale, pasa.
En el confuso aeropuerto de Bruselas me esperaba Violaine con unos amigos que nos acogieron en su bonita casa y que, después de comer, nos llevaron al festival. Ya en la entrada nos encontramos con nuestro querido tercer miembro del Garaje, el gran fotógrafo Patrice Hoerner y con Pascal Guisse, uno de los organizadores del festival. Mientras me bebía mi primera cerveza, verdaderamente no me podía creía que por fin estaba allí. Entre el público que, poco a poco, iba llegando, se podían ver varias camisetas de Larva, que iba a ser el tercer grupo en tocar esa tarde. Nos comentaron que podíamos estar sin mascarilla siempre que estuviéramos en nuestros sitios pero que, para movernos por la sala, teníamos que ponérnosla y vimos, para nuestra alegría que todas las bandas disponían de una hora para tocar. 

Deleritas

El primer grupo de la jornada fue Deleritas, una formación local de aggrotech/dark electro instrumental que consiguió que por un rato nos olvidáramos del calor que hacía en el exterior y nos sumergieron en la oscuridad de su propuesta. El dúo, batería y maquinitas, llevaban máscaras y, nos hicieron pensar que, en el pasado, solo ellos las hubieran llevado. Abrieron fuego con “Driven By Fear” y ya con su segundo tema, “Somnum Exterri Solebat”, nos habían conquistado gracias a su sonido con una clara herencia noventera. Tras “Echo” llegó “Miroir” que nos sumergió en un ambiente de película de terror. Tocaron uno de sus temas más antíguos, “This Birth…”que es además uno de sus temas más pesados, antes de sumergirnos en el acid del comienzo de “Jour du Saigneur” y dejarnos con la boca abierta con la labor del batería en “Quarantine”. La sorpresa fue la aparición de Dreadfool que se subió al escenario para tocar “AKR”, el tema que han grabado juntos y uno de los más EBM de la jornada. Los teclados de “A Journey” nos volvieron a recordar unos años noventa más felices y la EBM de “Rumble Handling” hizo que, por un momento, nos olvidásemos de todo. Se despidieron con otro tema potente “A Brand New Apocalypse”, cuyo nombre parece describir nuestro día a día. La mayoría de estos temas los podéis escuchar en el Bandcamp de la banda.

Lizard Smile

Lizard Smile es un trío belga de rock gótico con un primer disco grabado en el 2000 y que hasta ahora han publicado tres álbumes y un EP (que nos llevamos para casa). Armados con sus potentes guitarras, comenzaron con “As If I know” de Wayward, su segundo disco. Siguieron con “The Last One” y “I was wrong” donde demostraron una gran una gran capacidad para crear ambientes. Tras “Still Gone” tocaron un tema acústico con guitarras de 10 cuerdas y otro tema que tampoco reconocimos, pero donde destacó la labor del guitarra.  En “Muder Hole” tocaron la guitarra usando el arco de violín e incrementando la tensión del tema, el mejor de su set para los que escribimos en el Garaje. Continuaron con el tema con madera de hit “Damage” y la más bailable “State of Void” (estas dos del mini album State of Void). Dos temas de su último disco, titulado Wandering in Mirrors, cerraron su actuación: la intensa “Silence in my eyes” y “Find Myself” perfecto colofón para una gran hora de oscuridad.

Larva

Nos habíamos perdido anteriormente dos conciertos de Larva con lo que teníamos muchas ganas de verlos. Además, venían con disco nuevo, Desolation Road, que aprovechamos para comprarnos junto a un par de cds anteriores. Comenzaron con “Gritos Que Las Paredes Solo Oyen” del anterior Mundos Subterráneos para seguir con The “Peace of Suicide”. Marc es un front-man alucinante que añade con su interpretación un punto mayor de locura a su música y Anoxia es realmente cool tras sus teclados. Siguieron con un alto en su nuevo disco “Nada Perdura”, que ya suena a clásico y “Pay the Price”. En medio sonó “A guide to imperfection”. Cuando arrancaron con “Tormented”, ya éramos muchos los que nos habíamos acercado a la primera fila a bailar. Siguieron con el potente EBM de “Save Me To Myself”, al que supieron superar en intensidad con el siguiente tema: “Frío y Oscuro Amanecer”. Continuaron con “Me odio”, y para “Sunk in Shit” Marc bajó del escenario y cantó mientras el público le rodeaba. No bajaron el listón con la siguiente “Hate State” que fue seguida por el terrorífico comienzo de “Family Error”. Terminaron con “Massgrave”, que dedicaron a la madre de Marc que murió recientemente de Covid. Un grandioso concierto. Si por una vez todo va bien los podremos ver en Madrid a principios del año que viene.

Dear Deer

Una de las bandas que esperábamos con más ganas era Dear Deer a los que habíamos visto dar tres conciertos en varias zonas de su casa durante el primer confinamiento y que habíamos disfrutado enormemente. Además, nos quedamos sin su gira con Guerre Froide (de los que Sabatel forma también parte) por culpa de esta situación que vivimos, aunque la última noticia es que al final tocarán en abril. Unos minutos antes de tiempo, aparecieron pintados como vimos en sus conciertos o en la portada de su segundo disco, “Chew-chew” que aprovechamos para comprar. El dúo arrancó con la potente “Deadline”, uno de los mejores temas de su segunda obra, con un tremendo trabajo de bajo y en la que Sabatel con sus gritos me recuerda a los B-52s. Siguieron con la divertida “Job, Chat, Work and Gula Gula” con unas nerviosas guitarras que, en este caso, me hicieron pensar en lo mejor de los Feelies. La fiesta continuó con una potente “Dogflight”, pasaron al polaco para cantar “Stracila” y nos recordaron su primer disco con “Clinical/Physical”. Nos sorprendieron con un tema nuevo “JJR”, que por ahora solo aparece en la versión en directo de su reciente We Can Play In A Living Room, que recopila las actuaciones en streaming que dieron entre marzo y abril. Siguió la divertida “OZOZOOZ”, y otro tema en polaco: “Czekaj Na Nas!”. Es sorprendente que con la imagen tan potente que tienen, lo bueno que son en directo y la cantidad de temazos que tienen no sean más famosos. La tensión de “Thanatomorphosis” y los ritmos más electros de la genial “Nadia Comaneci” lograron que nos moviéramos como locos. Fueron acabando con “Disco Discord” y su primer éxito: “Claudine in Berlin”. Alucinantes. Esperamos volver a verlos pronto.

Star+Industry

La alegría de ver a Star+Industry se mezclaba con la tristeza de saber que era el último concierto de la noche. El cuarteto tuvo una épica entrada y enseguida comenzaron a deleitarnos con su potente rock gótico. Comenzaron con “Pray” y pasaron a hacernos una perfecta selección de sus discos, comenzado por “Ceremonial” del Iron Dust Crush, donde el cantante demostró tener una garganta de cuero, para continuar inmediatamente con “Selling Icons” de su último The Renegade del 2015. De Velvet (que fue el disco suyo que aproveché para comprar) recuperaron “Fire&Ice” y demostraron saber cómo crear atmósferas con “The Renegade” y “Last Crusades”. En “Nineties” en cantante nos recordó la forma nasal de cantar de Richard Butler de Psychedelic Furs. Terminaron con “Lost Generation” aunque el público quería más. Volvieron para unos bises que fueron la versión del “Kids” de MGMT y una final “Sodium Haze” que nos supo a gloria. Si las cosas van bien, volveremos a verlos en agosto.

Aunque no se podía pinchar música, nos quedamos hasta el final apurando unos vasos de vino y nos fuimos con la tristeza de no saber cuándo podremos volver a disfrutar de música en directo en tan buenas condiciones.

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