Verdaderamente nos ha sorprendido el nuevo disco de Jean-Marc Lederman, basado en el famoso y trágico viaje del Titanic. Este nuevo trabajo instrumental ha sido compuesto, interpretado y producido casi completamente por Jean-Marc Lederman, a excepción de “Nearer My God to Thee”, el himno cristiano del siglo XIX que fue la última pieza que la orquesta del barco tocó durante la fatídica noche del hundimiento. Es complicado contar en unas solas líneas toda la carrera de Lederman, aparte de que esperamos poder hacerlo pronto en otra parte, por ahora deciros que además de haber trabajado con Fad Gadget, ha estado en grupos como Gene Loves Jezebel o The Weathermen, y ha grabado en solitario varios discos como Ode a la Pluie y 13 Ghost Stories. The Helpless Voyage of The Titanic, sirve como metáfora de estos días que vivimos en el que el Coronavirus es el iceberg contra el que nuestras vidas han chocado y no hay suficiente botes en los que huir. El disco, del que también hay una edición limitada en cd, se puede escuchar y comprar aquí.
En el primer tema, una banda de música se despide de nosotros mientras el barco zarpa de Southampton en dirección a la pesadilla que a todos nos es conocida. El álbum está salpicado de toda clase de efectos de sonido para que la inmersión sea completa, aparte del aire a música de comienzos del siglo XX que Lederman consigue imprimir a todos los temas. En los primeros temas visitamos todos los rincones del barco, empezando por las calderas en “The Boiler Room”, con un fondo industrial propio de la sala donde se encuentran las máquinas, que contrasta con unos sonidos que recuerdan a un arpa. Un ritmo pesado se apodera de la bonita “The Dancehall”, cuya belleza no puede evitar de tener un halo de tragedia anticipada. En nuestro recorrido, pasamos de la abstracción de “The Fireman’s Passage” a la intranquilidad de “The Captain Quarter”, otro de los mejores temas del disco. Bastante distinto es “Dreams of the New World in the Lower Decks” donde casi podemos distinguir los sueños y esperanzas de los jóvenes grumetes en el tema más luminoso del disco. De la parte inferior del barco subimos a los camarotes de la primera clase, mientras sentimos cómo el barco va avanzando inexorablemente hacia su destino. La tragedia estalla en la corta e industrial “Newfoundland, April 14 1912” y sentimos cómo el barco choca contra el iceberg. Un SOS en morse se escucha de fondo a “Save Our Souls”, otra de las piezas más inquietantes del disco, que nos transmite cómo se tenía que sentir la tripulación en ese momento. “The Lifeboats”, en cambio, es un elegante tema de electrónica que van subiendo de intensidad a la vez que los botes disminuyen. “White Star/White Heat” juega con el nombre de la naviera propietaria del Titanic y el tema de la Velvet Undergound mientras que “The Piano Room” es un tema solemne que me recuerda a los últimos trabajos de Leyland Kirby. Para terminar, con un sonido de viejo vinilo, escuchamos un minuto de”Nearer My God To Thee”, mientras el sonido va ahogándose poco a poco.
Jean-Marc Lederman, con este disco nos ha ofrecido un maravilloso viaje que, en contraste con el del Titanic, ha llegado a buen puerto.