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Entrevista a Thief

por Eero Holi

Thief emergió de las sombras en 2016 con su evocativo y nada ortodoxo sonido que evocada viajes delirantes a través de Carcosa y los Prados Asfódelos, experiencias lo suficientemente perturbadoras como para poner de rodillas al oyente más equilibrado – todo eso ha erigido la pregunta: ¿Cuál es el modus operandi del artista? El Garaje de Frank se ha encontrado con el artista afincado en Los Ángeles Dylan Neal a través de Zoom para comentar su nuevo trabajo The 16 Deaths of My Master, las oscuras artes del sampleo, las pinturas de Joseba Eskubi, la evolución de los acordes vocales, la mentalidad de víctima, y el sufrimiento en la vida. “Es hora de abrocharse el cinturón, Dorothy, porque ya no estamos en Kansas…”

Fotos: Milana Burdette

La página de Facebook de Thief tiene una brillante foto de ti cuando eras un adolescente en la que llevas con orgullo una camiseta de Suffocation. ¿Qué significó el metal para ti?

–Un montón de gente habla de un momento concreto en el que se dan cuenta de que algo es definitivamente para ellos. Yo lo tuve con el metal extremo y el death metal y bandas como Suffocation, Death, Cryptopsy, Cephalic Carnage. Hay algo en la ferocidad y el poder que tienen. Es tan extraño y extremo, ¿sabes?, siempre estás con la piel de gallina, escuchando quizás los mismos treintas segundos de un particular tema una y otra vez porque es tan alucinante… Así que me veía realmente identificado como un metalhead acérrimo.

–Así que era un sentimiento realmente visceral el que te aportaba la música.  

–Oh, sí… el incontable sentimiento de necesitar enfadarme mientras lo estoy escuchando [lo demuestra glopeando alrededor] Incluso cuando estaba simplemente sentado en mi habitación. Mirando hacia atrás, ahora entiendo los bailes religiosos. Como si fuera vencido por un espíritu.

–Creciste escuchando a Björk, Massive Attack, Ulver, yAphex Twin pero también cantos gregorianos y música coral sacra y ortodoxa. Puedo entender los cuatro primeros, pero los otros tres – seamos sinceros – no es algo que encuentres en las colecciones de discos de un adolescente. ¿Cómo te llegaron esas discos a tus manos?

–Creo que fue la primera vez que estaba usando algún servicio para compartir archivos, no recuerdo si era Kazaa, Limewire o Soulseek. Estaba echando un vistazo, y vi un MP3 llamado Dark Evil Estonian Chant Music. Hice clic en él, y era el disco de Arvo Pärt… mierda, ¿cómo lo pronuncias? Voy a buscarlo en Google rápidamente [escribe el título y lo intenta pronunciar lo mejor que puede]

–Kanon Pokajanen, sí.

–Oh, ¿hablas estonio?

–No, no, pero se parece mucho al finés, que es de donde soy. De todas formas, resultó que la música coral malvada era de Arvo Pärt.

–Sí, sí… que me gustó porque toda la colección de trabajos era bastante inquietante. Estaba muy a menudo solo en casa cuando era un chaval, así que me la ponía en el equipo estéreo de la casa, la grababa en un disco, y la ponía a todo volumen y ¡Dios mío! Recuerdo que buscaba más: “¿Qué es esta música coral gótica estonia?” Finalmente descubrí que era Arvo Pärt, y entonces a partir de eso, me dediqué a explorar el mundo completo del canto, como el gregoriano, el bizantino y cosas así.

–Mientras escuchabas a Björk y Massive Attack…

–Sí, sí… Para mí, Björk y Arvo Pärt y esa música del comienzo, todo tienen sentido, especialmente si escuchas el cuarto tema del Medúlla de Björk. Todo el disco consiste solo en voces, no hay otros instrumentos. Y creo que muestra algunas de las mismas cualidades que también tratan de evocar las voces que puedes escuchar en cantos.

–Seguro. La misma sensibilidad, pero en diferente contexto.

Sí, claro…

–Viendo tu historial, tocando la guitarra y estando metido en el metal extremo, ¿qué te llevó a la música electrónica en primer lugar?

–Recuerdo antes del 2013, cuando empecé a escribir material que sonaba como Thief, que nunca era tan bueno como yo quería que fuese. Y supe bastante pronto que iba a empezar a hacer música yo solo y es mucho más fácil hacer música electrónica solo. También vivo en un pequeño apartamento, así que es más fácil trabajar solo.

–Puedo ver los paneles.

Sí, toda mi casa está insonorizada… [hace una panorámica con la cámara de su portátil de 360 grados alrededor de la habitación] Hay alfombras en el techo, y también en las paredes.

–Mola. Auténtico DIY…

–Es más fácil y hay algo sobre el hacerlo que realmente me atraía. Sentía que había más espacio para experimentación y originalidad en el mundo de la música electrónica.

–Ok, lo entiendo. Y entonces, esa inquietante música coral como que, de alguna manera, encajaba en ese contexto.

–Sí, era la única forma de encontrar una forma de encajar eso, ya que con guitarras pesadas sonaba un poco hortera, un poco como los últimos Dimmu Borgir, demasiado sinfónico. Y otra cosa era que escuchaba hip hop o a DJ Shadow, y esta gente estaban siempre sampleando discos de jazz o blues o cosas con las que habían crecido. Así que me dije: “Tengo cientos de discos de canto gregoriano. ¿Por qué demonios no los sampleo…?”

–Estoy de acuerdo. Es una buena pregunta. ¿Por qué no?

–Ese era mi territorio familiar. Sí, la música electrónica no tenía barreras. Pensaba que podía hacer algo que sonase diferente de esa manera.

–Allí, en la costa oeste, hay un buen número de sellos establecidos que están especializados en trip hop, industrial y EBM. Dos de mis favoritos son Felte Records, que han publicado a Public Memory y a Odonis Odonis…

–Me encantan Public Memory.

–Y otro es Dais. ¿Lo conoces? HIDE y ADULT…

–Sí, tienen a Drab Majesty, ¿verdad?

–Ese mismo. Y también Dune Altar, claro, que publicó el año pasado tu excelente tema “Desire”, que fue como un preludio para tu nuevo disco del año pasado. Así que mi pregunta es ¿qué tiene Prophecy Productions que no tengan los otros sellos.

–Bueno. [Riendo] Bueno, para ser totalmente honesto, Prophecy fueron los primeros en decir sí. Ahora, conociendo a Prophecy, creo que son fantásticos y los prefiero porque Martin, el propietario no te ata en corto y está dispuesto a hacer un esfuerzo adicional con la edición física para tener un gran producto. Kayo Dot han firmado con ellos y tienen algunas bandas clásicas, alucinantes como Silencer y Bethlehem. Siento que puedo ser tan raro como quiera. Porque por mucho que me gusten las bandas de Felte, no sé si alguna vez yo hiciese algo que fuese totalmente Sun Ra, ellos estarían felices.

–Muchas cosas a favor y pocas en contras,

–Ninguna realmente. Diría que las cosas positivas de esos otros sellos es que teniendo la base en los Estados Unidos tienen más contactos americanos. Creo que hay incluso más validación social siendo uno de esos sellos porque el nombre tiene una reputación.

–Lo que es importante. La credibilidad.

–Sí, claro.

–Pasando a tus valores. Tengo una cita que realmente me gusta. Es del compositor ruso Igor Stravinsky. Dijo: “Un buen compositor no imita. Roba.” ¿A qué crees que te refiere con eso?

–Bien, bien. Literalmente emulas, bueno, ni siquiera emulas… tomas cosas de otros compositores y las usas; y las pasas como propias. Creo que, definitivamente, al comienzo haces eso hasta un punto en el que simplemente suenas como otro artista. Cuando estaba aprendiendo a cantar, intentaba sonar como Maynard Keenan o Dax Riggs. Y creo que, finalmente, hacer eso te ayuda a encontrar tu propia voz, como si te apoyaras en la espalda de gigantes. Y lo llevo un poco más lejos. Voy a literalmente robarlo y ponerlo en mi música porque no pago las licencias de los samples [riéndose] Y eso me parece divertido.

–Hablando de eso, como has dicho, los samples juegan un papel esencial en tu música pero en los que eres grande es claramente en samples vocales.

  –Sí.

 –Composiciones corales ortodoxas, cantos gregorianos, también usas el Xöömej (canto con la garganta procedente del folklore tuvano), incluso extractos y pedazos de diálogos de películas. ¿Qué es lo que te fascina de la voz humana?

–Es el instrumento con el sonido más puro. Hay algo especial en los cantantes entrenados. Hay algo primario en la voz, son las mismas cuerdas vocales que solían aullarle a otra manada, o ulular desde un árbol porque hay un leopardo que se acercaba. Y esto se está haciendo muy cerebral, pero…

–Sí, cierto…

–Ahora, usar ese mismo músculo de una forma para hacer arte o expresar un sentimiento o una emoción es sorprendente. A veces, cuando vuelvo a escuchar un tema, pienso cómo añade una historia y una vibración a todo. Y además las voces pueden sonar tan extrañas y perturbadoras. Una garganta es como el mástil de una guitarra sin trastes, no hay pasos, es simplemente un glissando todo el tiempo. [haciendo suaves sonidos de sirenas]

–Como tienes en el canto árabe.

–Sí, hay un sentimiento que viene con eso. Es además más fácil usar un sample si tienes el material adecuado porque la música coral solo tiene voces. No tienes que esperar que llegue un break o algo así. 

–Sí, puro y simple. Siempre me ha gustado tu voz. Tiene un rico timbre distintivo, algo entre Chris Corner, Trent Reznor y Dave Gahan.

–Gracias.

–Además, tu técnica vocal es muy versátil. El cantar y la interpretación rítmica ya estaban presente en Map of Lost Keys. Lo que es nuevo es este gruñir y gritar que me recuerda al Jonathan Davis de mediados a finales de los noventa.

–Uh huh [sonriendo y asistiendo]

–¿Cómo te sentías gritando como loco?

–Dios, ¡he querido hacerlo durante tanto tiempo…! No podía encajarlo en un tema. Lo hacía en directo algunas veces. Abríamos con “Frost Breath”, el segundo tema [de Map of Lost Keys]

–Es un gran tema. Me encanta.

–He querido hacerlo durante mucho tiempo. Y Map of Lost Keys era pesado, pero no tan pesado. “Frost Breath era uno de esos temas. Era tan divertido gritar, ¿sabes?, era otro nivel de intensidad.

–Definitivamente. Aparte de los samples diría que tu marca distintiva son los patrones de batería intricados y las líneas de bajo amenazantes. Puedes ir desde esos ritmos pesados e interludios de batería a los años 70s hasta algo más glitchy, con beats estilo IDM. ¿Cómo enfocas la percusión?

–Los patrones de batería son, normalmente, muy improvisados, me pongo a tontear con el pad de batería o simplemente trabajo con las notas de batería hasta que ocurre un feliz accidente. Y los cambiantes beats que van de los ritmos a lo John Bonham a algo más IDM, loco, tipo Autechre, es porque dejo que el ritmo vaya a dónde el tema quiere ir. Soy un gran fan de los beats lineales en los que dos notas no suenan al mismo tiempo.

–Suena bastante intuitivo.

–Sí, absolutamente. En temas de bajo, casi siempre hago sonar mi mierdoso bajo Fender P a través de un pedal de fuzz Big Muff o usos unos módulos Eurorack y los mando a través de feedback controlado para conseguir una pantanosa especie de sonido de bajo similar a un zumbido. Exagerándolo un poco y luego echándome atrás un poco con un filtro – teniendo este fondo realmente pesado, casi como un fondo hip-hop.

–Sí, creo que funciona perfectamente. Ok, vamos ahora con tu nuevo disco The 16 Deaths of My Master. La nota de prensa dice “90% del disco ha sido grabado en tu apartamento y 10% en una cabaña en el bosque”. Llegaremos a la cabina en unos minutos… Pero antes, ¿qué sonido tenías en mente?

–Quería realmente capturar la energía del directo que había experimentado en el 2019 cuando estaba girando con Map of Lost Keys. Toco con un batería (Robert Chiang) y un bajista (Chris Hackman), así que trabajamos muchos los temas. Son los mismos temas, pero con sentimiento diferente y tocados de una forma más pesada, más ruidosa. Es bastante más agresivo e intenso. Quería esta clase de sentimiento pesado, un sentimiento casi espástico para que fuera bastante común en el disco, así que empecé a escribir sobre esa idea.

–Tu equipo parece bastante flexible ya que usas instrumentos reales e instrumentos virtuales. ¿Qué ha aportado al proceso?

–Hay limitaciones, especialmente si utilizas sintetizadores de hardware ya sean analógicos o digitales. Prophet 6 es analógico como algún material que tengo de Arturia. Tengo tambien un par de filas de sintetizadores modulares Eurorack que son principalmente analógicos. En ninguno de ellos, salvo el Prophet, hay presets grabados, tienes lo que sale de los botones, son los sonidos que vas a obtener y así me fuerza a comprometerme con algo al comienzo, no como con un sintetizador de software con el que tres meses después de que haya escrito la línea de bajo todavía puedo retorcer algo, y ahí me puedo perder eternamente.

–Sí, cierto.

–Sí.  Mis conocimientos de síntesis no son tan grandes, en el mejor de los casos intermedio, así que el proceso de aprendizaje te permite un montón de felices errores.

– Nada como un error humano.

–Sí.

–Ahora, sobre el 10%. Estoy seguro de que no soy el único que quiere oír hablar de la cabaña.

–Honestamente, lo que quería era ir a un lugar donde podía trabajar muy duro, sin trabas, y sin distracciones. Me pillé unos días libres del trabajo, cargué casi todo de mi equipo esencial en mi coche y alquilé esta cabaña en el bosque, aquí en el Noroeste y monté mi equipo allí. Era una gran cabaña, demasiado grande para mí. Tenía dos pisos y… Era verdaderamente bonita. Pero tan pronto como llegué allí, hubo una enorme ola de calor.

–Oh no.

–Sí, tres dígitos en la escala de Fahrenheit y no había aire acondicionado en la cabaña.

–Joder…

 –No podía grabar en el piso de abajo en el que hacía menos calor porque tenía demasiado eco, todo era de madera. Estaba en ropa interior sudando todo el rato. Nada que molase y fuese un poco místico. Era realmente difícil.

–Eso es realmente rock’n’roll.

–Sí, absolutamente. Dios, estaba sudando a mares… Me iba fuera y me fumaba un cigarrillo y hacía tanto calor que no me sentía mejor y así salía y entraba. Pero hacía eso desde las 10am a las 3am cada día – mezclando, mezclando, mezclando. La mayoría de la parte gritada fue hecha allí también porque era difícil soltarse y gritar en mi apartamento a las 9pm.

–Me preguntaba eso. Tus vecinos no creo que lo hubieran apreciado. 

–No. Y un montón de veces los he enfadado al negarme a llevar cascos. Así tanto por respeto a ellos y por no querer que llamasen a la policía. Sabía que me estaba conteniendo por eso. En la cabaña tenía vecinos, pero estaban bastante lejos.

–No iban a escuchar nada.

–No. Estaba esta enorme ventana en el segundo piso que estaba a 10 pies de donde empezaba el bosque, así que a las 2am estaba gritando como loco. Fue muy black metal.

–Excelente. Elegiste un llamativo artwork del artista residente en Bilbao, Joseba Eskubi para la portada del disco.  ¿Qué hay en sus pinturas que te llama?

–Al comienzo, estaba revisando su material… es prolífico, tiene tantísimas pinturas…

–Demasiado material en su website.

–Sí, oh sí… Quiero decir impresionante. Guardaba algunas pinturas y luego vi esa. Para mí, encaja con Thief, pero también con el disco, es a la vez bonita y violenta. Hay una violencia muy tipo Francis Bacon que ha sido infligida sobre la pintura con esos largos golpes de brocha casi gores. Y he descubierto que es realmente un cuadro holandés del siglo XVI; un tío estúpido tocando un laúd y otra persona tocando la flauta. Y compró ese poster del museo holandés y pintó sobre él.

–Ah, entiendo…

–Y yo estaba como, “¡Dios, eso es Thief!” Eso es exactamente la misma cosa que hago con los samples vocales. Tomo esta cosa que existe, y la pintarrajeo. No puedo creer que hay tenido un encuentro tan afortunado.

–Mola. Ok, es la hora de complicar la trama. Estás viviendo actualmente en la zona residencial de un centro budista Zen. ¿Cuál fue tu motivación para hacer eso?

– Siempre he estado interesado en la meditación y la consciencia. Y en 2007-2008, estaba teniendo estos horribles episodios de pánico, intensos, con una ansiedad debilitadora y con ataques de pánico. Así que estaba viendo a este terapeuta que era un practicante de la religión hindú de hace mucho tiempo. Y de alguna forma descubrí que era una ávido meditador y le hacía muchas preguntas sobre eso. Estaba leyendo sobre budismo y todo lo que dice sobre el sufrimiento, y estaba en este momento de gran sufrimiento. Así que me puse a meditar y cada vez me metía más y más en esa historia. Y en ese momento, pensaba: “Me gustaría, al menos por un par de años estar en un monasterio.” Había dejado los estudios hace un tiempo, había perdido mi trabajo y mi música, en ese tiempo, no estaba todavía establecida y pensaba algo como: “Mierda. Nada estaba ocurriendo así que simplemente voy a hacer esto.”

Me alegra que tomases esa oportunidad. La siguiente pregunta es un poco de humor. Quería saber si has hecho algún progreso. Aquí tengo un famoso kōan para ti. “Dos manos hacen palmas y hay un sonido. ¿Cuál es el sonido de una mano haciendo palmas?

– [piensa rápido, luego levanta su puño derecho enfrente de la cámara] Esa es la respuesta.

–Eso es definitivamente pasar del tema. Del Zen podemos pasar suavemente a los temas principales del disco. La primera parte es una montaña rusa hedonista, la segunda es el lento bajón y luego tenemos la hora de la verdad final. Y para mí, es donde entramos en la parte importante, empezando con Victim Stage Left, este cobarde personaje que se queja, dentro de un sobreactuado melodrama, y que pretende haber sido herido ¿Cuál es tu visión de la mentalidad de víctima?

–Sí. Eso es correcto. Eso es. Tengo dos mentes. A veces tienes el sentimiento de que tu ego o tu historia está herida, y entiendo que es doloroso, pero no te han apuñalado de verdad, así que aguántate. Pero en ese tema también hay una parte en la mentalidad de aguantarse que tampoco es sano, si alguien está realmente sufriendo por algo que no entendemos, ya sea por algo desencadenado por  de cosas de la niñez o hay un problema de salud mental, o algún trastorno. Aguantarse es simplemente esconderlo bajo la alfombra.

– Es bastante brutal.

– Sí. Pero tu interpretación de Victim Stage Help es adecuada. Hay una especie de llanto shakesperiano sucediendo ahí. Y el sample que sigue es un comentario sobre todo eso.

– Oh, la lluvia…

– Es de un vinilo What You Do with Kids on a Rainy Day in a Classroom y le dice a todos los chicos: hey, está lloviendo, pero te vas a poner tu ropa, te vas a abrochar todos los botones y te vas a ir a desayunar, tienes que aguantarte y volver a la vida.

– Me encanta el acento de la mujer y la forma en la que habla.

 – Tienes razón… Es muy dulce y maternal, pero también directo y sin comprometerse. Como te imaginas que hablarías a un niño que quieres, pero también sabes que necesita hacer esa cosa. Deja de llorar, te sentirás mejor, te lo prometo.

Totalmente. No es la voz de un helicóptero o de un padre abogado, es muy severa pero llena de amor. No hay muchas de esas madres, te lo puedo asegurar. 

– Estoy de acuerdo.

– Pasando a la composición. No eres del tipo estrofa-coro. Lo que tenemos son esas gráficas, inquietantes escenas unidas con ganchos pegadizos y riffs asesinos. ¿Nos podrías contar del proceso?

 –Claro. Scorpion Mother tiene una estructura de canción bastante básica. Es muy de estrofa y coro. Cannibalism, es lo contrario a la estructura de Scorpion Mother, no hay estrofa, no hay coros. Es un tema que evoluciona. Para ese, tenía ya una idea antes de que me sentase e hiciera algo. Pienso: “Oooh, realmente quiero hacer esta cosa en la que hay un violoncelo chirriante o un doble bajo, y está tocando las notas y se va acelerando y ralentizando”. Simplemente me sentaba enfrente del micrófono y decía palabras y frases hasta desarrollar algo. Simplemente decía ‘cannibalism’ una y otra vez. No sé si eso es coherente …

–Seguro. Tienes una estructura, pero nunca sobrepasas tu instinto. Ese doble bajo en Cannibalism es simplemente precioso. Un descanso, una calma antes de la tempestad… Lo que nos lleva al tema principal. Ya había comenzado en Map of Lost Keys en el que las dos últimas líneas son “Simplemente tengo miedo, ámame”. El nuevo disco desarrolla eso. “Crestfaller”, por ejemplo, lo explica con más detalles: “Estas canciones son sobre noches solitarias.” ¿Qué hace que te enfrentes a estos temas ahora?

–Has dado en el clavo. Sabía al final de Map of Lost Keys que quería firmar el que sería mi siguiente disco. Y cuando empecé a escribir, no quería ser tan oscuro u opaco como en los dos últimos discos. Y hubo un par de cosas que pasaron durante el esprint compositivo que estaba haciendo, unos cambios emocionales realmente difíciles que estaba pasando en mi vida privada, y esos fueron de los primeros temas que escribí. No tenía la paciencia para oscurecer ninguna de esas emociones. Para mí, todos los monstruos y criaturas góticas son simplemente manifestaciones emocionales. Son todas proyecciones de la mente y la psique. Un vampiro para mí es como un narcisista, muy encantador pero que te chupa la sangre. Un Frankenstein para mí es como un amante proyectado. Inventé criaturas y cosas, manteniéndolo Thief.

–Sí, definitivamente conseguiste hacer eso. No conozco demasiados escritores que obtengan sus ideas sin pensar. Siempre está esta pregunta de cómo consigues canalizar experiencias personales en algo. Algunas personas son los suficientemente valientes para incluirlas en sus obras sin ningún filtro, otros utilizan simbolismo para expresarlas. Tus canciones tienen un buen balance entre esas dos, creo.

–Sí, espero que nunca vaya demasiado lejos en ninguno de esos caminos. Si te explicas demasiado, nadie puede hacer la experiencia suya.

–Eso es así.

–Si soy demasiado oscuro, no sabrán de qué demonios estoy hablando.

–Sí… Si creas una imagen, tienes que de alguna manera dejarla respirar para que la gente pueda verse reflejada en ella.

–Sí, sí.

–Ok, la última. Hasta ahora, la mayoría de tu trabajo ha sido bastante nihilista y desolador. Séance for Eight Oscillators, el bello y resignado final post-rock, es una clara excepción. Primero cantas “Establezcamos una base: sufrir / Establezcamos una dirección: degradante / Establezcamos una razón: nada”, pero luego concluyes “aun así la flor de la montaña florece”. La pregunta definitiva es: cuando tenemos todo en nuestra contra, ¿por qué elegir continuar viviendo?

–[largo silencio] No sé.

–La flor no se preocupa del frío, insensible mundo que la rodea; simplemente vive. Eso es lo que dices con la imagen, ¿verdad?

–Precisamente eso. Hay un dicho japonés, “Nada en el grito de las cigarras sugiere que estén a punto de morir”. La flor no sabe o no preocupa si va a vivir o morir. Estaba leyendo el Ulises de Joyce mientras estaba escribiendo y en la última página llama a su mujer su flor de montaña y la esposa del personaje principal responde con un reconfortante, retumbante “Sí”, que tuvo un gran impacto en mí, y creo que es de donde viene esa imagen. A veces cuando estoy en medio de la creación, me puedo sentir como si quisiera abandonar completamente, pero sé en mi cabeza que es simplemente una historia que me estoy contando, con  los valores que le estoy poniendo y las creencias nucleares que están siendo desafiadas. Para otras personas no tengo ni idea. Tengo un gran respeto para la gente que continúa y encuentra alegría en cosas como las flores floreciendo.

The 16 Deaths of My Master está ya la venta.

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