Hoy os presentamos la segunda parte de la entrevista que le realizamos a Wayne Hussey, mítico cantante de The Mission que iba a tocar con su grupo en el Sinner’s Day Festival que se celebrará entre el 30 octubre y el 1 de noviembre. La banda, lamentablemente, ha tenido que cancelar su actuación, pero nosotros no queríamos postponer más la publicación de la continuación de la entrevista. Finalmente, The Mission será uno de los nombres gordos del Sinner’s Day Special que se celebrará en la playa de Ostende entre el 24 y el 25 de junio del próximo año.
—Todo pareció funcionar perfectamente en Aura, el disco del 2001. ¿Cómo habían cambiado las cosas en los cinco años transcurridos entre el anterior disco y este?
—Bueno, disolví la banda en 1996 y volvimos juntos en 1999. Hicimos una gira americana, empezamos a tocar algunos conciertos y fueron bastante divertidos. Continuamos y pensamos que necesitábamos algunas nuevas canciones, así que quisimos hacer un disco nuevo. Pero Aura es un disco que me cuesta mucho escuchar, por culpa de la tecnología de la época. Para mí, es un disco muy digital. Básicamente, utilizamos tecnología bastante nueva y a eso suena. Tiene una aspereza en el acabado que no me gusta. Hoy en día, la grabación en digital es mucho mejor.
Pienso que fue un disco, por mi parte, que fue diseñado para encajar con el sonido de The Mission. Cómo pensaba que un disco de The Mission tenía que sonar, en contraste con un sonido natural evolucionado. Hay algunas canciones buenas en ese disco, no todo es malo, simplemente me suena un poco áspero.
—Pero al público le gustó.
—Como un disco de regreso, cumplía el criterio de ser un disco de Mission. A diferencia de Mask o Neverland o Blue, Aura suena como un disco de The Mission. En ese respecto cumple su propósito de restablecer de nuevo a la banda.
—The Mission se han separado y vuelvo a juntar un par de veces. ¿Te es difícil imaginarte la vida sin The Mission?
—Constantemente intento imaginarme la vida sin The Mission, ¿no sería más fácil? Es como una adicción que continúa tirando de mí. Este año, obviamente, me he quedado en casa, y honestamente, no echo de menos a la banda. Pero cuando vuelva a salir, empecemos a tocar en el local de ensayo y a hacer ese gran ruido juntos, estaré diciendo: -“Esto es fantástico. Esto es divertido.” Pero ahora estoy en casa, y en estos momentos no lo echo de menos. The Mission se ha llevado la mayoría de mi vida adulta, así que es parte de mí. No es algo que siempre me guste, pero es algo que amo.
—¿Cómo te sentiste cuando durante la grabación de The Brightest Light, estabais de nuevo los tres miembros originales, después de grabar con tantos músicos distintos?
—La primera vez que nos juntamos fue en el 2011. Estábamos haciendo la gira del 25 aniversario. No quería hacer esos conciertos, tengo que admitirlo. En esos momentos estuve a punto de decir: -“Está bien, ya es suficiente. Ya he tenido suficiente de The Mission“. Entonces me persuadieron de hacerlo con Craig y Simon y fui a ver a Mick, el batería original para ver si podía hacerlo. Tristemente no podía, pero decidimos continuar de todas formas y conseguimos otro batería. Fue raro porque en todos estos años en los que Simon y Craig estuvieron fuera de la banda (Simon se fue en el 90 y Craig en el 92) he tenido a muchos músicos tocando conmigo, entrando y saliendo. Siempre pensamos que hacíamos un buen ruido y que sonábamos como The Mission. Pero tan pronto como empezamos a tocar los tres juntos, fue como alquimia. Fue química. Así era como se suponía que debía sonar. Apareció instantáneamente.
Nos hemos hecho muchos más viejos y las cosas se han calmado mucho, así que es mucho más fácil estar juntos. Hace poco fue el cumpleaños de Craig y le mandé un mensaje y todo eso. Él vive en los Estados Unidos, Simon en Inglaterra y yo en Brasil. No diría que somos los mejores amigos, estamos en contacto como se suele estar en contacto con un montón de amigos. Tenemos algo, un vínculo y afección, un profundo amor enraizado que nos une, pero no necesitamos necesariamente pensar en nosotros como amigos. Quiero decir que nos preocupamos los unos por los otros y en estos tiempos nos llevamos bastante bien, pero no es como si necesitásemos estar juntos, como lo necesitábamos cuando empezamos por primera vez.
—En God in a Bullet, nos encontramos el tema “Draped in Red”, sobre la victoria del Liverpool FC en la final de la Champions League de 2005. Creo que junto a “World In Motion” es uno de los temas dedicados al fútbol más famosos. Honestamente, no es algo que me apasione, pero según tu, ¿qué tiene en común el deporte rey y el rock?
—Creo que el rock tiene unos fans tan partidarios, tan bocazas y tan ruidosos como el fútbol. Para mí, el fútbol es… veamos cómo puedo explicarlo. He crecido con el fútbol. Soy del Liverpool desde la final de la FA Cup de 1965. Un partido de fútbol puede ser toda una vida en un solo juego. Aunque es verdad que algunos partidos pueden ser muy muy aburridos. Pero hay poesía en el fútbol, y hay algo en él que me atrae. Supongo que atrae a millones y millones de otras personas, y quizás no de la misma manera, pero responden al fútbol de igual forma. A un montón de músicos le gusta el fútbol, pero a otros no les va. Hay gente en la banda que no es que le guste en particular. Aunque una cosa que no tenemos es un seguidor del Manchester United.
—Juegan contra el Liverpool mañana, ¿crees que pueden ganar?
—Estamos teniendo una temporada terrible y no espero que ganemos mañana, es una lástima. Pero, de todas formas, en el esquema general de las cosas, el fútbol es solo fútbol y estamos viviendo una pandemia global. Realmente no importa. Es divertido de ver. Solo es parte de la vida…
—En algunos de tus trabajos tocas una guitarra de doce cuerdas y has comentado en el pasado que eso viene de tu pasión por los Beatles.
—Tengo cinco o seis guitarras de doce cuerdas, un par de acústicas y cinco eléctricas. Me encantan The Beatles, pero usaron la guitarra de doce cuerdas muy poco. Simplemente me gusta el sonido que tiene y cuando estaba en Dead or Alive y en The Sisters, me gustaba tocarla. Hay una razón muy práctica: si tienes una guitarra de doce cuerdas y se te rompe una, todavía tienes once y puedes tocar las canciones. Si tienes una guitarra de seis y se te rompe una cuerda, tienes que parar y cambiarla.
Está ese elemento, pero además con las guitarras de doce cuerdas tienes que pensar diferentemente cómo tocarla. No sé si sabes tocar la guitarra, pero con una de seis cuerdas, puedes estirar las cuerdas y acabas sonando como cualquier otro guitarrista. A todos los guitarristas le gustan los solos y estirar las cuerdas, pero con las guitarras de 12 cuerdas es muy difícil de hacer, así que tienes que pensar en otra forma de tocar. Cuando era joven me gustaba pensar en cómo hacer el sonido diferente. Cuando tocaba mi guitarra de doce cuerdas y usaba el pedal de fuzz con los The Sisters, conseguía un ruido de primera. Y ahora, para mí, es simplemente una segunda naturaleza. Probablemente en el estudio utilice más mis guitarras de seis cuerdas que las de doce. Pero las uso un montón cuando toco en directo con The Mission.
—También Led Zeppelin usaron esa guitarra en algunos temas. Y yo diría que The Byrds sería el ejemplo más recurrido.
—No fui la primera persona que usó una guitarra de doce cuerdas, pero no había mucha gente que la usase en los ochenta. Así que para mí fue una buena forma de encontrar un sonido propio.
—En Another Fall From Grace, trabajaste con un montón de músicos invitados, de Gary Numan a Martin Gore. ¿Cómo ocurrió? ¿Querías tenerlos a todos en el disco o simplemente pasaban por ahí cuando estabas grabando?
—Eran todos amigos míos. Fue grabado, un poco como Aura, ya que fue diseñado de alguna manera para gustar a la audiencia de The Mission. Escribí canciones que pensé que funcionarían con el sonido de The Mission y simplemente quería construir un vínculo entre los primeros trabajos de la banda y Another Fall from Grace. Además, había una parte de mí que sentía que Another Fall from Grace podía ser posiblemente el último disco de The Mission y por lo tanto, si lo hubiera sido tendría que haber sido un disco de The Mission no de Wayne Hussey o un disco de blues como The Brightest Light. Hicimos el disco de una forma parecida.
En ningún momento de la grabación estuvimos los cuatros en la misma habitación juntos. Pensé que podía tener a algunos de mis colegas cantando en este trabajo. En vez de tener a Craig o Simon haciendo coros. No sé si los has oído cantando, pero no es una cosa fácil de escuchar, así que pregunté a mis colegas, les mandé los temas, lo grabaron en casa y me mandaron lo que hicieron.
—Hablemos ahora de algunos de tus trabajos en solitario. As Irmãs Siamesas fue la banda sonora de una obra teatral, ¿verdad? ¿Es difícil componer una música que va a estar de fondo?
—Sí, fue una obra de teatro, producida aquí en São Paulo. Mi esposa actuaba en ella y era un amigo nuestro, que trabajaba en un teatro de París, el que vino a dirigirla. Me preguntó si podía hacer la música. Nos sentamos y hablamos de ello. Decidí no limitar la paleta de instrumentos que usaría para ella. No es como hacer música para una película. En un film tienes una escena con comienzo y final. Haces la música para esa escena y ya está. En cambio, con una obra de teatro que va a ser representada todas las noches durante tres meses, la música tiene que ser flexible, porque los actores tienen diferentes ritmos cada día. Necesita haber mucho espacio para los actores, para que puedan cambiar el tempo de lo que están haciendo. Fue un ejercicio muy interesante para mí y realmente disfruté el proceso.
Una cosa sobre hacer música es que, como dije antes, tengo un estudio aquí. Así que cuando tengo un nuevo tema, me voy al estudio y tengo infinitas posibilidades sobre lo que puedo hacer o a dónde lo puedo llevar. En cambio, con la música para el teatro, no tengo eso. Es muy específica. Principalmente un piano, guitarra acústica y violín, todos los instrumentos acústicos.
—¿Qué nos puedes contar del disco que grabaste con Julianne Regan de All About Eve? ¿Nos comentas algo más de este proyecto?
—Julianne y yo siempre hemos sido muy amigos y permanecido en contacto. Hay una admiración mutua, y mucho respeto entre nosotros y ellos. Creo que tiene una voz preciosa y siempre me ha gustado el sonido de nuestras voces juntas. Estaba haciendo una versión del tema de Nick Cave y Kylie Minogue “Where the wild Roses Grow” y me preguntó si podía cantar la parte de Nick Cave. Lo hicimos y pensamos que había estado muy bien y que queríamos hacer más. Así que terminamos haciendo un disco. No fue grabado en un periodo de tiempo establecido. Lo hicimos cuando nos apetecía y quizás tardamos unos 18 meses en poner todos los temas juntos. Fue divertido y para nada un gran reto. Fue algo alejado de The Mission. Me divertía hacer diferentes estilos de música fuera de la banda.
—Ahora que hablamos de All About Eve, algunos de los miembros de la banda también estuvieron en The Mission, ¿es porque compartís sello? ¿o simplemente porque eráis amigos?
—La primera vez que vi a All about Eve, estaban tocando en un pequeño pub de Londres llamado The Hammersmith Clarendon, y eran los teloneros de una banda llamada The Lebanon. Cuando los vi en directo, me gustó mucho la voz de Julianne. Estábamos a punto de grabar God’s own medicine y pensé que me gustaría tenerla cantando en el disco. Así que fui a conocerla después del concierto y nos hicimos amigos. Me dio cintas que yo pasé a nuestro mánager, que empezó a trabajar con ellos también. Les pasé las cintas a nuestra compañía discográfica y los ficharon, como también hicieron nuestros editores. Y nuestro agente también contrató a la banda. Cuando nos fuimos de gira, nos lo llevamos como teloneros. Obviamente, por un tiempo estuvimos muy unidos. Fue natural que cuando necesitamos un guitarrista se lo preguntásemos a Tim y cuando necesitábamos a un bajista, Andy fue la elección más natural. Tocaban bien y los conocíamos.
Esa es la cosa importante sobre traer a gente nueva a la banda: tienes una química y cada vez que traes a alguien nuevo, puedes romperla, así que siempre es mejor traer a alguien que ya conoces.
Es como Mike, nuestro batería con The Mission. Cuando nos volvimos a juntar en el 2011, Craig, Simon y yo, Mick no pudo hacerlo, así que nos pusimos a buscar otro batería. Tanto Craig como Simon habían tocado antes con Mike y lo recomendaron. Fue una decisión fácil.
—¿Vamos a tener un disco de The Missions en el futuro? ¿O quizás uno de Wayne Hussey?
—No lo sé. Actualmente estoy trabajando en un nuevo disco, pero es un álbum para mi mujer. Está escribiendo sus propios temas, y me los trae al estudio. Les pongo guitarras, bajos, teclados y todas esas cosas. Me divierte porque no tengo nada de presión ya que son sus temas.
Es una buena forma de pasar el tiempo en casa con ella. Como he dicho ya, antes de la pandemia siempre estábamos muy ocupados, así que raramente estábamos en casa juntos y cuando estábamos no era por mucho tiempo, así que el tener esta oportunidad ha estado bien. Supongo que en algún momento escribiré canciones en solitario, y puedo sentir que me están entrando las ganas. Ya veremos si es un disco de The Mission o uno en solitario, o uno electrónico o de jazz. No lo sé… El tiempo lo dirá, pero no me imagino haciendo un disco de The Mission en un futuro cercano.
—Has hablado de tu estudio en un par de ocasiones durante la entrevista. ¿Nos puedes contar algo más de él?
—Tengo un estudio casero aquí en Brasil. Es un edificio separado de nuestra casa. Tenemos algo de terreno, así que he construido un estudio y una oficina. Los tengo desde que me mudé aquí, hace alrededor de quince años. Creo que está bien, realmente cumple sus propósitos. Tengo una pequeña habitación en la que puedo cantar las partes vocales y poner mis amplificadores. No es lo suficientemente grande para una batería, al menos que sea una batería de juguete. Pero ¿quién necesita una hoy en día cuando hay tantas aplicaciones para programarlas?
Puedes ver mi estudio, hice un par de vídeos con fines benéficos recientemente para el programa Viva Le Rock. Lo puedes ver en YouTube.
—¿Fue difícil escribir tu autobiografía, Salad Days? Tardaste casi un año ¿verdad?
—No, para nada. Tardé bastante porque escribir un libro lleva tiempo. Buena parte consiste en la investigación, pero de nuevo, escribir un libro es sobre encontrar el ritmo y el tono adecuado. He estado trabajando un poco en el segundo, y ya tengo unos ocho o nueve capítulos.
Fue muy divertido hacerlo y también recordar todo y hablar con la gente que lo recordaba de una forma diferente. La memoria es una cosa extraña. Craig, Simon y yo nos sentamos, y hablamos de cierto episodio de cierta época y todos tenemos un recuerdo diferente de ello. Es muy extraño.
—¿Entonces cómo eliges el recuerdo adecuado para incluirlo en el libro?
—Siempre selecciono mi propio recuerdo. No es necesariamente la verdad, pero es como yo lo recuerdo. No puedo escribir un libro sobre cómo otra persona recuerda las cosas.
Disfruté escribiéndolo. Este año estoy intentando escribir el segundo. Pero la pandemia creo que está afectando mi estado mental y me cuesta mucho encontrar el tono adecuado para escribir. Pero cuando estoy inspirado, es muy divertido.
—¿Cuándo estará listo?
—Se supone que debe estar terminado a mediados del próximo año, así que asumo que se publicará al final del próximo año. Pero en un mundo ideal, intentaría terminarla para finales de este 2021. Pero eso depende de ciertos factores. Es básicamente la historia de The Mission en los últimos treinta años, en vez de los treinta primeros que aparecen en el otro libro. Ahora cumpliré 63 años en unas semanas y un montón de cosas han pasado. He tenido mucha suerte, ha sido una buena vida.
—”Tower of Strenght” ha sido grabada recientemente con un montón de músicos ya que fue tomada como himno por algunos trabajadores del National Heath Service. ¿Nos puedes contar algo más de esto?
—Se explica por sí mismo. Volví a casa después de la última gira. La gira estaba pensada para terminar en mayo, pero tuvimos que volver a casa a mitad de marzo y simplemente me senté ahí, viendo las noticias y viendo cómo se desarrollaba la pandemia y era terrible, con la gente teniendo que ir a trabajar, gente luchando contra la enfermedad y con todas las repercusiones del confinamiento. Y simplemente pensé: -“¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer para ayudar en esto?” Me habían pedido que cantase en un disco benéfico, pero tenía sospechas sobre los motivos de este. Así que pensé que podía hacer algo por mí mismo, estando en control. Así que me ocurrió la idea con un amigo mío, Michael Ciravolo de la banda Beauty in Chaos de volver a grabar “Tower of Strength”, preguntándoles a todos mis amigos e incluso a gente que no conocía si querían tocar en ella. Así que, básicamente, les escribí emails a un montón de gente, algunos contestaron diciendo que lo harían y obviamente, algunas personas no contestaron y otros dijeron que estaban ocupados. Otros querían hacerlo, pero no tenían las instalaciones para grabarlo en casa. Por ejemplo, Billy Duffy no sabía cómo grabar en un portátil, así que lo hizo con su móvil.
Todo el mundo involucrado pudo elegir su organización benéfica, así que en vez de ser solo para los trabajadores de la National Heath en Inglaterra, ha funcionado con algunas organizaciones de los Estados Unidos y algunas internacionales. Y en algunos casos algunas muy locales. Por ejemplo, mis organizaciones benéficas elegidas eran tres de la ciudad en la que vivo. Logramos dar £55,000 justo antes de navidades y esperamos una suma parecida para este verano, lo que está muy bien.
Sabemos que, en el esquema general de las cosas, quizás solo sea una pequeña gota en el océano. Pero, un océano está constituido por trillones de gotas.
—¿Cómo has vivido esta pandemia? La última gira de The Mission fue uno de los primeros conciertos cancelados en Madrid.
—Como todo el mundo, creo, he sufrido en ciertos aspectos. He perdido a gente. Echo de menos viajar. Hay momentos en los que creo que esto es infinito. Pero luego intento mantenerme positivo y miro alrededor de mí y creo que tengo una gran casa, tengo a mi esposa aquí. Tengo mis mascotas. Podemos trabajar, hacer música. Estoy independiente y en una bastante mejor posición que el resto de la gente. No me puedo quejar.
Algunos días, como todo el mundo, me pongo triste, un poco melancólico y encuentra difícil el encontrar una motivación para hacer cualesquiera cosas. Pero, aun así, intento motivármelo. Intento hacer algo porque sé que ayuda.
—¿Qué podemos esperar de vuestro concierto en el Sinner’s Day?
—Se supone que también vamos a tocar en el W-Fest de Bélgica y los promotores quieren que hagamos dos sets distintos. No estoy seguro en estos momentos de qué pasará, pero realmente espero que podamos hacerlo. Quiero estar de nuevos con los chicos en el local de ensayo. Pero tendremos que esperar si podemos hacerlo. Estoy seguro de que será muy divertido hacerlo y estamos deseando que lleguen los dos festivales. El W-Fest tiene un cartel muy interesante. Me encanta la idea de compartir el mismo escenario con The Human League. Es bonito ser parte de un cartel de lo que considero predominantemente música pop.