Pro Patria es otra leyenda belga de la Electronic Body Music que, con espléndidos resultados, volvió en el 2017 tanto a los escenarios como al estudio, después de un paréntesis de veinte años. No sabemos cuándo podremos verlos en concierto de nuevo, pero sí que su nuevo trabajo, Godless va a ser uno de los discos que más escuchemos en los próximos meses. Hablamos con Peter Vercauteren, alma mater de la banda sobre el pasado y el futuro de una formación que debería haber tenido más suerte. EBM: Ad infinitum.
—Según Discogs, fundaste tu propio sello PVC Productions en 1986 para distribuir tus propios discos y los de 7th Avenue Revenge. ¿Fue así o se trata de un fallo de la popular web? ¿Quiénes eran 7th Avenue Revenge?
—No estoy seguro de cuándo exactamente creé PVC Productions, pero tiene que haber sido, de hecho, en los primeros días de mi carrera. La idea vino de un amigo en 1985 que quería crear una banda y necesitaba a alguien para que pudiese tocar el teclado, así que me preguntó si podía hacerlo yo. Para que te tomen en serio, necesitas tener tu música publicada por una productora, así que inventé PVC Productions (PVC era un apodo que había ya usado en mi infancia). Molaba tener eso en la portada de nuestras primeras demos. Ten en cuenta que éramos un grupo de adolescentes y para todos los que participaban en el proyecto, era solamente una especie de broma. Yo fui el único que se lo tomó en serio desde el comienzo, y podría añadir que probablemente demasiado.
¿Puedo hacerte una pregunta? ¿De dónde sacaste el nombre “7th Avenue Revenge”? Ese era el nombre original de la banda cuando todavía estábamos haciendo funk. No fue hasta 1988 que el fundador dejó la banda y que tuve las manos libres para convertirlo en mi propio proyecto, con la ayuda de un nuevo cantante /percusionista. La música cambió completamente e incluso aunque todavía usábamos el nombre de la banda original durante nuestra primera gira, justamente después decidimos librarnos de él y cambiarlo a algo mejor.
—Ahora que lo menciones, quería preguntarte sobre ese periodo funk. ¿Nos puedes contar algo más? ¿Cómo fueron esos primeros años de la banda?
—Oh cielos… ¿Me atreveré a decirlo? Sí, la intención era hacer una banda de la que Nile Rodgers se hubiera sentido orgulloso. No era mi decisión, déjame ser claro, pero tuve que aceptar la idea. El proyecto fue realmente una especie de muerto al nacer porque no teníamos ni guitarrista ni bajista y teníamos un batería, pero no teníamos la batería, así que las cosas se estaban poniendo un poco difíciles. Ahora que me pongo a pensar sobre ello, tampoco teníamos un auténtico teclado, solo uno de esos Casio de juguete y cargar con el piano de cola de mi padre también se convirtió en un obstáculo. Bajo las circunstancias, se convirtió en algo fácil para mí el apropiarme de la banda para mis propios objetivos al comprarme finalmente un teclado y un secuenciador.
—¿Cómo se te ocurrió llamar a tu banda Pro Patria? ¿Es una referencia a Horacio o al poema de Wilfred Owen? ¿Por qué ese nombre?
—Como dices en tu siguiente pregunta, por aquel tiempo solía estar obsesionado con el latín. Desde que era un chaval, quería saber todo sobre la antigua Roma y no sorprende que el nuevo nombre para la banda terminase siendo también en latín. No puedo decir realmente de donde vino. Quizás fue Horacio, quizás la canción de SA42 también sonaba en la parte trasera de mi cabeza. Simplemente queríamos algo mejor que el nombre original, algo pegadizo, algo que la gente recordaría. Lo que sé seguro es que apenas teníamos veinte años e íbamos a cambiar el mundo, o para empezar el país, así que Pro Patria sonaba perfecto. Solo fue después de eso que me di cuenta de que la gente identificaba a Pro Patria con el fascismo, a pesar de que Mussolini había interpretado completamente de forma errónea las palabras de Horacio. Esa es la razón por la que continúo repitiendo que la gente debería leer a Wilfred Owen y a Horacio para que sepan que Pro Patria es sarcástico y que trata sobre la virtud, el tener una fuerte opinión propia y el resistir contra los caprichos de la cambiante muchedumbre, más que sobre seguir a alguien sin pensarlo.
—Aparte de vuestro gusto por el latín, ¿qué crees que tienes en común con Signal Aout 42?
—Esta es una difícil pregunta. Obviamente conocía a SA42, especialmente durante el periodo del New Beat auténtico (ante de que se convirtiese en comercial) y a pesar del respeto y admiración que siempre he sentido hacia Jacky Meurisse, no puedo decir que haya tenido una gran influencia en mi música porque siempre he querido hacer algo distinto.
—Has comentado que has descubierto la EBM después de ver a Nitzer Ebb teloneando a Depeche Mode. ¿Por qué pensaste que era el vehículo perfecto para expresar tus ideas?
—Eso no es completamente correcto. Ya había descubierto la EBM un par de años antes de eso, y me había convertido en un auténtico fan de Front 242 y Skinny Puppy. Mi idea original era crear una clase de fusión entre la dura música disco electrónica de Frankie Goes to Hollywood y Front 242. Ver a Nitzer Ebb por primera vez, por otra parte, fue un auténtico shock, como lo fue para todo el mundo que estaba presente. Fue algo que nadie había visto antes… la crudeza… el poder de la simplicidad pura… pantalones cortos y tirantes… Este concierto me enseñó el camino de forma que tiré por la borda toda influencia comercial y me puse a ser quien realmente quería ser, sin límites, sin compromisos.
Desafortunadamente, como ocurrió, no fue el vehículo perfecto para expresar mis ideas porque al poco tiempo, la música electrónica dura como la EBM estaría muerta y nadie estaría interesado en ella.
—¿Cómo fue la grabación de Spasmaticae? Leí que tardaste mucho en terminarlo porque estabas también intentando entrar en la fuerza aérea. ¿Eres tú el que aparece en la portada de Veni Vidi Vici?
—Sí… soy yo en la portada, en un pasado muy oscuro y distante. La situación fue que nuestras primeras demos, grabadas en casa, habían captado el interés de un sello discográfico. Nos habían pedido que fuéramos a un estudio profesional, grabáramos tres o cuatro temas decentemente y luego volviéramos para hablar sobre un contrato. Desafortunadamente, el tiempo de estudio era incluso más caro en 1991 de lo que es ahora y me acababa de enrolar en la fuerza armada belga, lo que significaba que solo tenía tiempo libre durante los fines de semana. Tenía miedo de que sería el final de Pro Patria, hasta que conocí a Marc Schellekens, un ingeniero de estudio profesional. Él también vio algo en nuestras primeras demos y acordamos que haría una demo profesional para nosotros a cambio de una pequeña tarifa y una parte de los derechos de autor en caso de que fuésemos descubiertos por un sello de verdad. Así que grabamos Spasmaticae en su estudio casero cuando tenía tiempo libre. Tardamos nueve o diez meses, también porque Marc y yo somos perfeccionistas y cada charles tenía que tener la duración y velocidad adecuada, ¿sabes a lo que me refiero?
—Viendo el especial interés que hay en tus primeros discos, y aunque la mayoría de esos temas aparecieron después en Quod Erat Demonstrandum, ¿Has pensado alguna vez en volver a publicar estos discos? Algo así como una edición de coleccionista
—Bueno, Quod Erat Demonstrandum fue la edición de coleccionista. Compilaba lo mejor de casi diez años de Pro Patria, con un par de temas nuevos también. Por lo tanto, no veo la necesidad de reeditar las demos precedentes. Dicho esto, recientemente encontré los másters digitales originales de Spasmaticae y Veni Vidi Vici. Militaria debe estar enterrado en alguna caja vieja también y he estado jugando con la idea de tener las tres cintas DAT pasadas a .wav, las cuales podría luego publicar online en vez de los archivos actuales que han sido extraídos de un casete ordinario.
Prefiero mantener esas cintas como un recuerdo de los viejos días y no volver a publicarlas. Sí, soy un artista (o al menos intento ser uno) y no tengo, para nada, idea de cómo hacer dinero con la música.
—Has comentado que todas las compañías tenían más interés en el techno o en el grunge durante la época en la que intentabas publicar tu primer disco. ¿Te llegaron a interesar alguno de estos estilos?
—¡No! ¡Para nada! Odiaba el grunge y todo lo que representaba, principalmente porque el grunge había destrozado mi mundo. Después de Nirvana, nadie estaba interesado en el electro/EBM e incluso los dioses de los ochenta como Front 242, Nitzer Ebb y Frontline Assembly les habían dado la espalda a sus orígenes y habían empezado a hacer música inspirada por el grunge o el techno. Incluso Depeche Mode, los grandes creadores de tendencias se habían convertido en unos seguidores de tendencias. ¿Cómo una insignificante banda como Pro Patria, o cualquier otra banda iban a despertar interés en esas circunstancias? Sabes, justamente cuando terminamos de grabar Spasmaticae, volví al sello discográfico que nos habían ofrecido un contrato en 1991, solamente para descubrir que no estaban ya interesados en el electro. Los sellos discográficos necesitan vender y las únicas cosas que vendían era grunge o techno, entonces eso era lo único que iban a producir. Después de que Celtic Circle quebrara fui de nuevo puerta en puerta a todos los sellos discográficos que podían estar interesados en nosotros. Teníamos Quod Erat Demonstrandum, un producto completamente terminado, así que no tendrían que investir en tiempo de estudio. ¡Ay! Incluso el mánager del sello independiente más grande de Bélgica nos dijo que le gustaba nuestra música mucho, pero que teníamos que cambiarla a techno, que nos teníamos que convertir en “los Prodigy belgas” si queríamos convencerle para que nos ofreciera un contrato.
Dicho eso, escuché techno en esa época y verdaderamente me gustaban Prodigy, LFO y especialmente lo que Richard James estaba haciendo, pero no era Pro Patria y nunca lo sería. Nuevamente, soy un artista… suspiro…
—En Militaria publicaste solo cinco temas por culpa del precio de la producción ¿tenías más preparados?
—Sí, tenía muchos más. Había un par de temas en los que Marc, nuestro productor, no creía y yo ya había creado el marco para otros como “Mind” que luego aparecería en QED. Al final, el acuerdo para Militaria fueron cinco temas así que tuvimos que elegir. El único tema que no debería haber aparecido era “Discipline”, un tema que a Marc no le gustaba para nada, pero al que, por alguna razón, yo estaba muy unido, así que insistí. Al final, las partes vocales del tema nunca fueron grabadas y la única cosa que Marc quería hacer era cambiar los sonidos de la batería para que fuesen como los que sonaban en otros temas y añadir samples que sonasen a guitarra.
—En este EP, la cara B era llamada “Experimental side”. ¿Cómo de lejos puede ir la EBM en el campo experimental?
—Creo que la EBM debería experimentar tanto como pueda. Experimental es evolucionar, sin la evolución no puedes crecer y te mantendrás repitiendo el mismo concepto eternamente. No es que ese concepto sea malo, lo más lejos de eso… Me ENCANTA. Pero todo dentro de los límites de ese concepto ya se ha hecho. ¿por qué no intentar sacar algo nuevo de ello? ¿No se lo debemos los artistas a los fans?
Ahora que estamos hablando de esto, un organizador de un festival de EBM muy conocido, me hizo la confidencia, hace un par de años, de que el EBM está muerto. De acuerdo, lo dijo después de un festival particularmente poco exitoso, pero tenía razón en algo. ¿Cuánto vale una escena musical si nos mantenemos repitiendo los viejos sonidos, las viejas líneas de bajo y partes vocales, la misma vieja ideología? ¿Qué vale una escena musical donde “old school” está considerado un nombre de honor y descaradas copias de viejos clásicos están consideradas “canciones perfectas”? Y para terminar con esto, ¿Qué vale una escena musical donde parecen haber casi más remixes y versiones que canciones originales?
Esto no significa que esté libre de culpa respecto a esto y desafortunadamente, también Pro Patria tiene sus temas que parecen haber sido originados en otra parte. De todas formas, intento ser tan original como me es posible y raramente escucho otra música, exactamente porque no quiero ser influido. Ten en cuenta, como he dicho, que parece que ahora casi todo ya ha sido hecho, así que se está convirtiendo en algo cada vez más difícil el ser original y creo que otras bandas están enfrentándose al mismo problema. Por lo tanto, me quito el sombrero antes esas grandes bandas que se atreven a experimentar y están intentando ver la EBM desde un nuevo ángulo.
—¿Es Veni Vidi Vici, vuestro disco en directo , una buena muestra de vuestros conciertos? ¿Cómo eran tus conciertos en aquella época? ¿Alguna anécdota?
—Sí, Veni Vidi Vici fue una auténtica grabación en directo de 1995, digitalmente masterizada. Te podría contar un montón de historias sobre esos días, desde estar sobre el escenario con 38.5° de fiebre, sobre mi colega estando completamente borracho, sobre hacer el concierto completamente de nuevo por segunda vez porque el primer intento no salió como estaba planeado, sobre enormes juegos de luces en una gran sala con menos de cincuenta personas o sobre como recuperar la mayoría de nuestro beneficio gracias a recoger las monedas que encontramos en el escenario después de que el público nos la lanzasen para hacernos parar.
La más memorable de todas fue definitivamente nuestra segunda gira en un viernes 13 de abril en 1990. Había organizado todo el evento y pensaba que sería una gran idea llamarlo “Fiesta del viernes 13″ y puse una gran calavera pirata en los flyers. Eso fue una pequeña falta de cálculo por mi parte porque fallé en prever que un título y un flyer como ese podrían atraer a la gente equivocada. Para mi horror, la sala se llenó con fans del Hard-Rock, grandes hombres con barba con pelo largo vistiendo jeans rotos que probablemente no tomarían nuestra música de buena manera. Además, había programado un concierto de… más de cincuenta minutos con bises, por supuesto. La cinta de acompañamiento estaba andando así que no había vuelta atrás. El primer tema fue acogido con un murmullo indiferente, pero mientras el concierto continuaba, el público se estaba enfadando más y más. Empezaron a gritarnos, pidiéndonos que nos perdiésemos e incluso tirándonos pintas de cerveza. Por suerte estábamos en un escenario alto así que no estábamos inmediatamente accesibles, pero la situación se volvió muy siniestra. Parecía que llevábamos una era, pero finalmente habíamos tocado todas nuestras canciones y la cinta se paró. Corrí fuera del escenario tan rápido como pude, aliviado porque durante ese tiempo, la mayoría de aquellos presentes se había ido en vez de empezar un caos. Y entonces pasó lo impensable. Pierre, el co-cantante y percusionista por aquellos tiempos, después de una moderada ingestión de bebidas alcohólicas, debo añadir, saltó sobre el escenario para los bises. Los técnicos pensando que íbamos en serio comenzaron la cinta de nuevo y no tuve otra opción que seguir a Pierre… al matadero. Finalmente, la sala estaba casi completamente vacía, aparte de aquellos demasiado borrachos para salir y solo una mesa fue destrozada. Al final, podemos decir orgullosamente, que Pro Patria venció a una armada del Hard-Rock. 😀
—Como comentas, cuando todo estaba listo para la publicación del disco Quod Erat Demonstrandum, Celtic Circle se declaró en bancarrota. Supongo que fue un duro golpe para ti. ¿Cómo te sentiste entonces?
—Para nosotros fue el comienzo del final. Estábamos extremadamente felices de haber encontrado por fin un sello que todavía creía en nosotros y en la EBM en general y habíamos trabajado muy duro en el disco. La música había sido enviada a la fábrica y los CDs se estaban imprimiendo cuando recibí la noticia. Incluso así, intenté convencer a la fábrica para que publicase nuestros cds y que estaría feliz de pagarles por ellos, pero no se llegó a nada. Luego, como he dicho, fui puerta a puerta a todos los demás sellos. Incluso fui a la gran feria de música de Düsseldorf para intentar conseguir un distribuidor, pero ninguno nos quería o el acuerdo no era favorable para nosotros. Después de tantos años de frustración, era increíblemente desmoralizante. Entonces, Bert, la otra mitad de Pro Patria por entonces y yo no separamos porque él quería añadir ciertas influencias techno a nuestra música mientras que yo no quería ninguna. Todavía di un par de buenos conciertos con David Vallée (Lith, Eks.Center) ayudándome sobre el escenario, pero experimenté esos conciertos como un adiós en el que agradecía a los fans su apoyo durante estos años, como si supiera que Pro Patria iba a morir pronto. Luego en 1999, mi situación personal de repente cambió a peor y eso supuso el final de Pro Patria, o al menos eso pensé.
—¿Cómo fue tu vida durante el periodo de 20 años entre la grabación de ese disco y el siguiente? Haciendo una música tan energética como la EBM, ¿buscaste otra forma de soltar esa energía?
—Realmente no, porque toda mi energía se había ido. Fue completamente absorbida por toda la negatividad que se convirtió en parte de mi vida y ahora prefiero no entrar demasiado en detalles, mucho de lo que pasó durante esos años se encuentra reflejado en algunas de las letras de Back to Basics. Digamos que me convertí en un hombre roto. En el 2007 me sentí muy honorado cuando me pidieron participar en el gran proyecto Old School Electrology pero como no se me estaba permitido invertir un penique más en música, solo pude aparecer con una demo malamente trabajada de un tema (H2SO4 – Pray for Salvation) que había estado descansando en mi estantería desde la producción de QED, porque por aquellos tiempos, ya había pensado en un sucesor.
En 2009, me diagnosticaron autismo de alto funcionamiento y tan liberador como este diagnosis debería sido para mí, al saber que había una razón por la que me sentía cada vez más cansado, intolerante y fuera de este mundo, otros no lo vieron de esa forma y reaccionaron extremadamente mal a mi problema. Las cosas se pusieron tan mal que casi había olvidado que una vez hubo una banda llamada Pro Patria.
—¿Fue difícil escribir canciones de nuevo? ¿Cómo fue el proceso creativo de Back To Basics? ¿Buscabas temas más directos o fue algo que surgió así?
—No, no fue nada difícil, diría que más bien lo contrario. Mientras tanto, mi situación personal había de nuevo cambiado drásticamente, para mejor esta vez, y ahora estoy rodeado de gente que cree en mí y que quieren que continúe con Pro Patria. Así que creé mi propio pequeño estudio y empecé a componer un nuevo disco. Aparte de los temas de “Acid Series”, cuyas raíces van hasta 1997, todas las canciones fueron escritas en seis semanas. La inspiración fue como una oleada. Todos esos años de agonía probaron ser una fuente valiosa – las emociones muy fuertes, ya sean positivas o negativas normalmente lo son – y escribir el disco fue muy terapéutico; para mí fue una parte muy importante del proceso de curación. Por lo tanto, tenía que sonar crudo, tenías que sentir el dolor. Quizás sonó demasiado lleno de dolor, también porque era un novato en todo lo relacionado con mezclar y hacer el mastering. No sé… simplemente quería gritarle al mundo que todavía estoy aquí y que he surgido de mis cenizas más fuerte que nunca.
—¿Qué cosas inspiran tus letras? ¿Es la situación actual un posible tema para una de ellas?
—Déjame decir que escribir letras es la parte más aburrida de componer temas y es, a menudo, un proceso difícil porque las letras pueden hacer o romper la música. Escribir sobre una situación actual normalmente no es una buena idea porque corres el riesgo de hacer que tu tema quede obsoleto o incluso irrelevante, en poco tiempo. Aunque me he sentido obligado a escribir sobre la situación actual de este planeta, tanto en lo político como en lo relacionado con el medio ambiente, porque como la mayoría de nosotros sabemos, esta situación no es muy buena para nada. Repetiré esto y lo gritaré incluso más alto hasta que la gente lo escuche. No es que sea muy optimista porque la gente (en general) todavía parece estar más preocupada por la moda y los social media que sobre el futuro de nuestro planeta.
—¿Cómo ha cambiado tu equipo con loa años? ¿Cómo han afectado a tu forma de componer los avances tecnológicos?
—¿Mi equipo? Bueno, obviamente ha cambiado mucho. Las canciones anteriores al 2000 habían sido compuesta en un solo teclado Roland D-20, y en el estudio teníamos, por ejemplo, un D-70, un Juno y un sampler S-10 a nuestra disposición. Sé que muchos fans de la EBM arrugarán el ceño por esto, porque son la clase de instrumentos que asociarías con Engelbert Humperdinck, no tanto con la EBM, pero personalmente creo que la música (incluyendo la EBM) no es sobre qué instrumentos se usan sino cómo los usas. En Back to Basics, por ejemplo, dirigí el D-20 a través de unos viejos pedales de guitarra para conseguir algunos sonidos alucinantes. ¿Me atrevo a decir que a partir de Executioner ya no uso ningún instrumento real? ¡Todos son VST gratis! ¿Quién dice que te tienes que gastar miles de euros para producir música con buen sonido?
No, no puedo decir que mi forma de componer haya cambiado mucho con el tiempo. Quizás las posibilidades infinitas que los instrumentos digitales actuales ofrecen, hacen un poco más fácil, en el sentido de que un sonido particular puede desencadenar una idea para una nueva canción. Todavía, para mí, un tema no puede estar basado en un solo sonido, aunque no importe cómo de genial sea. Una canción no es nada sin una idea detrás.
—¿Cuál es el sentido de los símbolos en los nombres de los temas de Back To Basics?
—¿Los elementos químicos? En 1997 tenía la idea de hacer un CD que consistiese en un (extremadamente largo) tema sobre todos los elementos químicos, el hidrógeno evolucionaría en helio, en litio y así. Era más una idea artística y cuando comencé a trabajar en Back to Basics me di cuenta de que esto no sería lo más adecuado para un álbum de retorno. Así que se convirtió en un disco ordinario pero todavía mantuvo algunos de los símbolos químicos que mejor representan los temas en cuestión. Realmente, es un poco de broma.
—Has estado remasterizando los temas de Back To Basics, ¿verdad? ¿Estás ya feliz con el resultado?
—No, y no lo estaré nunca. Nunca estoy feliz con nada, pero a cierto punto tienes que desistir y dejar las cosas. Espero que mi audiencia esté feliz con ello, porque es la única cosa que realmente importa.
—He leído que escuchas mucho a Bach. ¿Es la música clásica tu principal influencia?
—Absolutamente. Bach es el alfa y el omega de la música y es el creador del jazz, lo que le hace el origen de toda la música moderna, incluyendo la EBM. Escucho su música todos los días para purificar mi mente y encuentro mucha inspiración en su harmonía perfecta. Esto puede sonar extraño y en un principio puedes no ver el enlace entre la música clásica y la EBM. Realmente, muchas personas no pueden soportar la música clásica para nada. Esto es una pena, realmente, porque en ningún lugar encontrarás una emoción tan profunda (¿no dije que las emociones profundas son las mejor fuerte de inspiración?) y tan profundo conocimiento de la harmonía, la estructura y del poder de la disonancia, que son las cosas que hacen que un tema destaque sobre el resto, y sí, también en los temas EBM.
—¿Podemos decir que Executioner (2019) es tu primer disco donde todo salió bien, sin ningún problema?
—Depende de lo que quieras decir con lo de “ningún problema”. Claro que Back to Basics tuvo sus dificultades con la producción ya que yo no tenía ni idea de por donde empezar, pero también la producción de QED fue bastante tranquila, a pesar de que Marc y yo regularmente chocábamos porque los dos tenemos fuertes personalidades.
Digamos que Executioner fue la primera vez que he hecho la producción yo solo y que he estado razonablemente contento, no solamente con la calidad de los temas, pero con el sonido en general. Hay todavía un número de fallos técnicos aquí y allá o cosas que desearía haber hecho diferentemente., pero hey… no puedes tenerlo todo.
—¿Cómo te sentiste al volver a grabar “Oppression”, el primer tema que grabaste? ¿Crees que has cambiado un montón desde que la escribiste?
—Claro, todo el mundo cambia tras treinta años. Fue el primer tema que grabamos en nuestra primera demo en 1988. Realmente, he destacado el cambio en la intro, porque comienza con la introducción de la grabación de 1988 (añadiendo unos pocos ruidos como de superficie de vinilo para que así suene incluso más vintage) y luego se convierte en la versión del 2018. El original era todavía un grupo de adolescentes que estaban llenos de optimismo, listos para comerse el mundo y luchar toda la opresión. Cuando llegas a los cincuenta, vienes a darte cuenta de que las cosas no van a cambiar y ves el mundo desde una perspectiva completamente diferente, más madura, incluso mejor, o quizás menos energética y más apática.
El original era todavía un poco poppy, de alguna forma un poco comercial porque fue escrito en ese periodo transicional antes de que la banda original se separase. A lo largo de la historia completa de la banda siempre he querido crear una versión que sonase realmente a Pro Patria. Desafortunadamente, a ninguna de las personas con las que he trabajado parece gustarle la canción…. A Pierre no le gustaba, con lo que pasó al cubo de la basura después del segundo concierto. A Bert tampoco le gustaba y Marc no la quería en nuestras demos o en QED. Al tener manos libres en Executioner, finalmente quería hacerla a mi manera, aunque solo fuese de bonus track. Sabía que no encajaría con el resto porque es simplemente demasiado diferente, pero al menos tenía que estar ahí en el 30 aniversario.
El aspecto, sin duda, más emotivo fue escuchar el tema original de nuevo. ¿O quizás fue el aspecto más embarazoso? 😀
—¿Cómo surgió la idea de hacer una versión acústica de los temas más populares de Pro Patria en Naked EBM? Finalmente ¿va a ser un EP o quieres añadir más temas?
—Siempre he querido hacer un disco acústico, y creo que esto es algo que todo músico siempre ha querido hacer también. Un poco como el MTV Unplugged, pero incluso más extremo. Simplemente un piano y voz y la mayoría del material improvisado en el lugar y momento. Sin efectos, aparte de un poco de revert. Sin lugar para esconder o cubrir nada y que la única forma de mantener los oídos del oyente sea a través de la propia música.
Hacer EBM puede ser, a veces, frustrante porque es un estilo musical que no permite mucha libertad. Los acordes mayores prácticamente están excluidos (aunque hay excepciones como por ejemplo Don’t Crash o el coro de Masterhit, ambos temas de Front 242) y las soluciones armónicas están muy limitadas. Por lo tanto sentí la necesidad de crear algo en lo que pudiera liberar toda mi creatividad musical. Ya había creado algunas variaciones acústicas de Death of a Friend como tema oculto en Executioner y esto me hizo querer más, de ahí el disco Naked EBM. Definitivamente se convertirá en un disco completo; más temas se añadirán cuando la inspiración sea la adecuada.
Es el disco del que, por muchísimo, estoy más orgulloso.
—¿Qué nos puedes avanzar de tu disco Godless? Hasta ahora has publicado 8 temas.
—Executioner fue sobre hacer un puente entre el intervalo de tiempo entre QED y Back to Basics. Con Godless quiero mira al futuro y enseñar a los oyentes en que dirección va Pro Patria a evolucionar. Será sensato, afiladísimo y mordaz. Los viejos temas todavía estarán ahí pero incluso más explícitos porque, en mi opinión, no tenemos tiempo que perder.
No estoy seguro de a donde me llegará el disco; a cierto punto he estado considerando hacer un disco doble. Veamos lo que la inspiración me dice. Estoy actualmente trabajando en el tema nueve y las cosas van bien. Esperemos que le guste a la gente.
—¿Es “Dignity under Attack” un ataque contra los social media?
—No como tal. No hay nada malo en usar los social media y es bonito encontrar viejos amigos y ver cómo les va. Lo que me molesta, es que muchos ya parecen no saber vivir en el mundo real porque solo están preocupados sobre qué hace su influencer (horrible palabra) favorito o sobre quién enseñó sus tetas durante el último episodio de Gran Hermano. La gente se degrada, incluso se mutilan a sí mismos con cirugía plástica, simplemente porque quieren tener más “me gusta” y para tener más “followers”. Bueno, si esos les hace felices.
El mensaje de Pro Patria siempre ha sido: “Sé quién quieras ser”. No importa lo que estás vistiendo. La única cosa que importa es quién eres en tu interior.
—Te vimos en el W-Fest y fue un gran concierto. Leí en una entrevista que era la primera vez que veías a los otros dos músicos con los que tocaste. ¿Nos puedes contar algo más sobre esto?
—Cuando Pro Patria volvió a la vida de entre los muertos, era solo yo y los primeros conciertos no funcionaron muy bien por eso. Primero intenté alternar entre cantar en primera línea y estar detrás tras los teclados. Luego, intenté estar simplemente ahí delante, pero tampoco fue ideal. Cuando finalmente me invitaron a tocar en el gigantesco W-Fest, me di cuenta de que necesitaba un apoyo en el escenario, de otras maneras, estaría un poco “vacío”. Mi viejo colega Bert había declinado la oferta y, después de estar estos años fuera del negocio, no tenía ni idea de donde encontrar a alguien que me pudiera ayudar. Después de todo, ahora vivo en Italia y necesitaba a alguien local. Así que me dirigí a Sébastien BlondWülf (Wülf 7), que se había convertido en un amigo gracias a internet (sí, social media… dientes apretados aquí) y que ya había hecho mucha publicidad del nuevo Pro Patria. Aceptó tocar los teclados y a través de él me puse en contacto con Jérémie Venganza (Super Dragon Punch), que es un gran percusionista. Nos llevamos muy bien a través del chat y finalmente nos encontramos… en el backstage, un par de horas antes de que tuviéramos que estar sobre el escenario. Cuando te pones a pensarlo después, fue pura locura. Bueno, en algunos momentos, un poco de locura no hace daño. A veces necesitas dar un salto de fe porque, honestamente, creo que una parte del éxito de ese concierto fue que sonaba fresco y no a algo que se había convertido en una rutina. Puedes sentir cuando la rutina se ha apoderado de una banda, ya que transmite menos energía a la audiencia. ¿Quizás fue nuestra falta de ella lo que alegró al público? Aunque también pienso que, gracias a un milagro benigno, hubo una chispa de magia entres nosotros tres. Éramos tres personalidades completamente distintas sobre el escenario, pero quizás nos complementamos tan bien los unos a los otros gracias a eso.
—¿Cómo ves la escena EBM actual? ¿Alguna banda que nos puedas recomendar?
—Permíteme decir que fue una increíble sorpresa cuando me invitaron a tocar en el Familientreffen y vi qué profesional la EBM se había convertido. Todas esas bandas sonaban muy bien y la atmósfera era absolutamente alucinante. Veinte años atrás nadie lo hubiera creído. Me hizo sentir incluso más honorado de haber sido aceptado como parte de eso.
Dicho esto, tengo sentimientos encontrados con la escena EBM moderna. Por una parte están aquellos reacios al cambio que insisten en que repitamos las mismas viejas ideas. Por el otro lado hay muchas bandas que están teniendo un enfoque fresco con, a menudo, resultados sorprendentes. No me gusta mencionar nombres porque no quiero que aquellos a los que no menciono piensen que los tengo en menos y porque es fácil olvidar a uno o dos. Aunque, hay un nombre que me viene a la mente que merece ser mencionado aquí porque me gustaría darles un poco de motivación. Es una banda nueva, activa desde hace solo 1 o 2 años, pero están publicando nuevo material de una gran calidad: Hypermond. No los puedes llamar EBM “pura” y estoy seguro de que no quieren estar encasillados en una sola etiqueta. Combinan varios estilos, con profundas raíces en la música analógica de los ochenta, con sorprendente ritmos, capas extremamente complejas y una voz femenina muy peculiar. ¡¡¡Vamos, vamos!!!
—¿Cuáles son tus planes para el futuro?
—Con la actual crisis del COVID y la posibilidad de que esté con nosotros por un tiempo considerable, la vida de los músicos ha sufrido un golpe severo porque bastante de lo que ganamos (por nuestra música) viene de hacer conciertos. Muchos están pasando un mal momento y mis pensamientos están con ellos. Como no tenemos ni idea de cuándo estarán las giras permitidas de nuevo, no hay forma de que pueda decir cuando volverá Pro Patria a los escenarios. Es una pena, porque girar siempre ha sido la parte más divertida de estar en una banda, y eso es así para todos nosotros.
Aparte de eso, es bastante fácil decirte cómo será el futuro de Pro Patria porque continuaré haciendo música hasta que me caiga muerto. Quédate tranquilo de que después de Godless empezaré a escribir un nuevo disco. Y otro… y otro…
Fotos: Patrice Hoerner