Seguimos con la entrevista a Juan Teruel, pionero de la electrónica también conocido como UveGraF. En esta segunda parte hablamos de sus años en Rusia, sus últimos discos y de sus planes para los próximos años. Aunque sus temas hablen de problemas de la vista es, sin duda, un artista con mucha visión de futuro.
—Nos quedamos en tus años en Rusia y tus días de Dj ¿qué clase de música pinchabas allí?
—Música electrónica: lo que a mí me gustaba y también cosas que les gustaban a ellos. Me he traído muchísima música de allí. Esplendor Geométrico han tocado en Moscú y son conocedores del ambiente que hay allí, que es tremendo. Se valora todo más. Hablando de Esplendor, recuerdo cuando escuché esa entrevista que le hizo Diego A. Manrique, que a mí me gustó tanto. Me parecieron muy irreverentes y potentes, aunque eran super cuerdos y sensatos en lo que decían. Recuerdo que me fui a la Toni Martin y le pregunté al dependiente si tenía el disco, el primero Necrosis en la poya. Me contestó que sí y yo le dije que quería diez. Me preguntó si los iba a vender, y le dije que no, que ya vería lo que haría con ellos con el paso del tiempo. Uno de ellos me lo quedé para mí y el resto los metí en bolsitas selladas y con el paso del tiempo he ido vendiendo esos discos. En Moscú por uno de ellos me han llegado a pagar 1 000 euros. Hace poco estaba en una tienda de Madrid y me dijo el chico que trabajaba allí, que tenía discos antiguos, que quizás me podían interesar. Le dije que sí, pero que los tenía todos. Tenía el de Esplendor que lo vendía por 120 euros o algo así. Le pregunté cómo es que no lo vendía y me dijo que, claro, era para un coleccionista, no cualquiera paga 120 euros por un disco. Yo le contesté que en Moscú se lo hubieran quitado de las manos en el momento en el que lo hubiera puesto a la venta, porque eso no es nada para ellos por algo que les gusta. Allí vas a hacer una sesión de dj, como yo he hecho tantas, de 40-50 minutos y te pagan por adelantado 1 000 euros. La gente paga mucho dinero por entrar en las discotecas. Aquí la gente compra malamente las entradas de 15 y 20 euros y luego los ves tomándose unas bravas y cuatro cañas y han pagado más que eso. Claro, cada uno decide lo que hace con su dinero .
—¿Y has tenido algún otro proyecto con los rusos?
—Esa es una parte de mi vida que la gente no conoce. Yo compongo y trabajo para multitud de grupos rusos y ucranianos. Me encargan proyectos, allí se trabaja de una forma a veces diferente. Me contratan para hacer toda la base de la producción de un disco, toda la base de la música. Luego lo llevan a otro estudio y lo hacen grande. Estos proyectos son anónimos. Me pagan muy bien y con eso me puedo permitir hacer lo que a mí me da la gana. Pero no puedo hacer para otras personas lo que yo quiero, me encargan lo que ellos quieren. Me piden para un grupo nuevo lo que ellos llaman canciones himnos: cuando más me pagan, más trabajo. Si me dicen que quieren un número uno, le dedico más horas. Trabajo como el que hace rosquillas, yo sé cuándo tengo que hacer un éxito. Pero no puedo aparecer en los créditos. Ves salir cosas que has hecho tú, pero con otros nombres. De todas formas, para mi imagen como UveGraF no me interesa.
—¿Por qué volviste a grabar de nuevo como UveGraF?
—Yo veía que la tendencia era de volver a grabar vinilos de nuevo. Si hay que hacerlo para que la gente que me interesa que me escuche me siga escuchando habrá que hacerlo.
—Hace dos años, publicas como UveGraf, el disco 2047 – Sala de Máquinas (2017). ¿En qué se inspira?
—Yo hay temas de la historia de la música electrónica que me dejaron loco, como el “Nag Nag Nag” de Cabaret Voltaire, que tengo original. Cuando lo escuché, dije: -“Dios mío, yo quiero hacer esto”. “El Subhuman” de Throbbing Gristle también me gustó mucho también. Increíbles aquellos tiempos. En este disco, el 2047 – Sala de Máquinas hay una referencia a Cabaret Voltaire, en el tema “Rus mantra (Industrial Putin mix)”. El nombre es una pequeña broma, el tema es un poco “Nag Nag Nag”. Es uno de los temas que más me han gustado. En aquellos momentos había cuatro personas en la formación, y este disco obedece un poco a los gustos de todos. Este tema obedece a mis gustos personales como también “Koenig”. Hay temas que, como “Patria”, son más de Olga, o “La Paura” que son más de Irina. Este tema es un poco más disco. Cabaret Voltaire hicieron cosas muy disco también, muy bailables. Psychic TV hacen cosas muy radicales, menos de mi gusto, pero he visto cosas suyas de cantautor, tienen una canción romántica con una guitarra acústica que es preciosa. Los temas que me interesan que salgan así de forma masiva son más bailables. Algunos de mis temas han sonado en Valencia e Ibiza en algunas discotecas.
Ese disco a mí me gustó mucho. Aunque, cuando le llevé el último disco a Rotor, me halagó mucho que me dijese que es mejor que el Sala de Máquinas.
—Al año siguiente publicaste G-Nital-Tron-Yk.
—El disco va sobre hacer cosas muy obvias pero que a la hora de plasmarlas no lo sean tanto. No sé si has escuchado un tema del 2047, un tema que hicimos un poco EBM, para que los que le gustan EBM se comprasen en disco, y por las ventas, parece que lo hicieron. Es un tema en el que digo barbaridades, pero lo digo de tal forma que prácticamente no se entiende y eso es lo que me gusta. Jugar con ambientes y cosas. Tengo pensada una cosa que empieza con este cd, hacer una serie de cds, sobre una temática sexual visual, donde van a haber imágenes de cuerpos femeninos. Me gusta mucho el componente visual sobre el cuerpo femenino, pero estando muy lejos de la obviedad, no voy a poner fotos de vaginas ni ese tipo de cosas. Quiero trabajar con ese componente y a la hora de hacer los temas algo que resulte muy sexual y visual. Es un tema que me apasiona, más en lo artístico que en lo obvio, porque no tengo nada que ver con el porno. Ver cosas que te puedes imaginar que son, pero no son. Fotos saturadas, sobre-expuestas. Me gusta mucho la fotografía. Cosas como las que hacían Chris and Cosey. De hecho, Cosey también hacía cosas así, yo la he visto que hacía shows potentes en ese sentido. Hay muchas fotografías de ella, supongo que sabías que era actriz porno, eran artísticas, pero sí que había desnudos, nunca obvios, con la fotografía un poco girada o distorsionada. Eso sí me gusta. Como no quería sacar un disco que se llamase electrónica genital, que suena bastante burdo, le doy la vuelta y pongo G-Nital-Tron-Yk. Me da cierto morbo. Tengo una concepción muy espiritual, y disfruto mucho de ese mundo y me apasiona.
—Ese mismo año publicas también Kosmos Eve.
—Kosmos salió a principios de 2018, aunque estaba preparado a mediados del año anterior. Es parte de una serie de trabajos dedicados a la cosmonáutica rusa. En el 2020 saldrá el segundo trabajo de esta serie.
—¿Nos puedes hablar de tu nuevo disco A Laxe Modularys 2.049?
—El disco anterior era más bestia. En este disco, como ya he dicho en otra entrevista, tengo más el control, es un disco de UveGraF conmigo a los mandos. Este es 100% mío, en el otro escuchaba más ideas de los demás,
Quería volver un poco a los inicios de lo que hice como Juan Teruel, quería hacer cosas de la vieja escuela alemana, quería hacer kraut, algo básico, pero con el equipo que tengo es difícil hacer cosas como se hacían en aquel tiempo. Ten en cuenta que entonces no había sincronización, como mucho tirabas de arpegios. Estaba llegando en ese momento el MIDI, casabas sonidos como podías, las cajas de ritmos eran la que eran, la Roland esa beige la KR-55… eran cosas que sonaban casi como un bombo y chimpún. Imagínate con lo que hay hoy en día.
—¿Qué crees que tienen todos estos trabajos en común?
—Lo difícil es encasillarme. Cuando compras un disco de Tangerine Dream es Tangerime Dream, cuando pillas uno de Front, ya sabes lo que te esperas. En cambio, cuando compras un disco de UverGraF, cuando escuchas el Sala de Máquinas, el Modularys, o el Kosmos ninguno de ellos es igual que el otro. Si que hay temas que se parecen, pero en realidad no siguen una línea. Yo no puedo hacer tres discos con la misma mentalidad porque me aburro. Soy un cerebro libre. Hago lo que hago, me quieran o no me quieran. Mis seguidores son los mismos, se va uniendo gente joven. Pero yo no puedo hacer siempre lo mismo. O no lo consigo o no lo quiero hacer. También pasaba esto en los conciertos de TB, nunca te podías esperar lo mismo de dos conciertos suyos. En uno de los conciertos, te los podías encontrar con guitarras y haciendo un solo mientras hacían una canción como de cuna. Eso era lo excitante, siempre iban a hacer algo que superaba los límites.
—¿Qué papel tiene la voz en tu música?
—Yo cuento historias, incluyo textos, pero cantar no. Si hubiera cantado alguna vez sería como Arturo, pegando gritos. Yo meto voces, algunas de discursos rusos. Un día me criticaba uno en Facebook. Me decía que yo ponía cosas de Rusia y me preguntaba si yo sabía las muertes que había producido el comunismo. Yo dije: -“vamos a ver muchacho que llevas una camiseta de Franco. Vete al Valle de los Caídos y me cuentas”. Yo no es que sea de esto ni de lo otro. Si pongo la voz de Stalin, ¿soy un comunista? En el último tema que toqué en el Rockola iba la voz de Charles Chaplin, ¿entonces qué soy?
—¿Es verdad que hay un sello americano que ha estado reeditando tus casetes sin permiso?
—Esto me lo comentó un chaval que me dijo que tenía mis casetes que los había conseguido a través de un sello americano, que los tenía entre sus referencias. Yo no tenía ni idea. A mí la verdad es que me da lo mismo. Pero la gente podría documentarse un poco antes de sacar una cosa y pedirte permiso. He encontrado, con el paso de los años, que resulta que estamos en un disco del ochenta y tanto con Portion Control, Front Line Assembly, etc, y ahí estamos UveGraf. Esto me lo han enseñado hace dos o tres años. Pues a mí no me pidió permiso nadie en su momento. Supongo que a los demás tampoco.
—No está mal compartir disco con Portion Control, un grupo de te gusta bastante, ¿verdad?
—Los vi en el año 81 y tocaron con Chris and Cosey, (que los volví a ver hace poco y fue uno de los conciertos que más he disfrutado en los últimos años). Fue en la zona de Brixton en Londres. Mi hermana ya estaba viviendo allí. Recuerdo que cuando llegamos a la cola, vimos que Tracey y Ben Watt de Everything but the Girl estaban los primeros, esperando. Nos hicimos amigos y después nos fuimos con ellos y Chris and Cosey y Portion Control a tomar una copa. Portion Control es un grupo de mucha calidad, son muy finos en su historia. Estuvieron aquí, hace unos tres años, los trajeron los de All Waves. Actuaron ellos y después Vomito Negro, que estuvieron bien. Hay mucha gente que los mete en esta historia del EBM, pero yo no los veo. Su temática, en general, no es lo que más me interesa, pero sí que tienen temas muy potentes y muy buenos. Portion Control para mí superan con mucho en sonido a Nitzer Ebb. Son un simple dúo, pero son anteriores y más atrevidos que Nitzer Ebb y Front 242. Esto es una obviedad. Portion Contral salen a finales de los setenta.
—Has estado recientemente de gira por Ucrania, ¿qué nos puedes contar del tour?
—He vuelto de una gira por Ucrania en la que no he ido como UveGraF. He ido por los años que me conocen, a pincharles la música que a ellos les gusta en sus fiestas privadas. Me han pagado muy bien, pero tienen sus condiciones para hacer las cosas. Por ejemplo: no tengo control sobre las imágenes. De hecho, cuando llegas allí, lo primero que te hacen una hora antes de actuar, te quitan el móvil y no te lo dan hasta otra hora después de haber terminado. No puedes grabar. Teóricamente, te adjudican una persona de seguridad mientras estás ahí, pero en realidad es una persona para que te controle. Una persona que está para mi seguridad no me quita el móvil. No puedes sacar ninguna clase de fotografía, no puedes comentar en ninguna parte nada de esto, eso solo lo hacen ellos. También te van a recoger al aeropuerto y te llevan de vuelta.
—Y el año que viene tienes una gira por Sudamérica, ¿por dónde vas a pasar?
—Estaba a punto de cerrarse para ir ahora en diciembre. Los países eran México, Ecuador, Perú y Chile. Se estaba intentado algo en Argentina y Brasil. Yo creo que ahora mismo los que están mejor funcionando en temas de electrónica son México, Perú y probablemente Chile. Había una agenda de conciertos ya para hacer, pero algunos agentes me preguntaron si podía dejar el concierto para enero y yo les dije que no podía ir ahora para ir a tres a cuatro países en diciembre, volver para dos semanas y luego irme de nuevo porque yo le tengo un miedo al avión tremendo. Si se atan, se atan todos para hacérmelos de una vez.
—Y por España, ¿vamos a poder verte en directo pronto?
—Por ahora tengo una actuación en Almería en el festival Morada sónica. Y otra en La Cabornera de Valencia, para antes de las Fallas y posiblemente también otra en sala. En Madrid, por ahora nada. Hasta que no haga nuevos trabajos. No soy mucho de actuar. Lo del otro día fue un set básico. Me saca de quicio el desmontar todo lo que tengo en casa, el traslado, el montar y desmontar para el concierto. No soy como los de Depeche Mode, que llegan y lo tienen todo montado. Luego, además, tienes que montarlo de nuevo en el estudio. Y si se te rompe algo, pierdes mucho tiempo mientras consigue una pieza de recambio y al final te sale igual reemplazar esa parte del equipo.
—¿Crees que hay un nuevo interés por la música industrial de los ochenta gracias a los recopilatorios Crónica Técnica publicado por Munster y Geometrik Records y Golpea tu cerebro, ambos del 2018?
—Hemos aparecido en Crónica Técnica de Andrés Noarbe de Rotor y Golpea tu cerebro de Álex Carretero, son dos trabajazos. Hay una cosa buena que he hecho últimamente que es la de contactar con la gente de Munster. He tenido una reunión con ellos y hemos llegado a un acuerdo, de hecho, ya han empezado a distribuir el último disco. Me han propuesto para los próximos discos coeditarlos. Yo había oído de ellos, pero además me los recomendó Áurea Cuní y Andrés. Tuvimos la reunión hace unas semanas y fue fantástico. Ese día había quedado con Adolfo, el embajador, que fue cantante de La Caída de la Casa Usher. Le dije que se viniese porque quiere editar algo de La Caída. Le presenté a la gente de Munster, que ellos ya estaban interesados, le habían preguntado a Andrés por la banda y han quedado en ver qué puede salir. Me gustaba el grupo. Tengo todo lo que he podido conseguir de ellos.
—Otro grupo de la época que te gustaba era Último sueño, ¿verdad?
—Los conocí de casualidad y eran fantásticos. La primera vez que los vi me sorprendieron porque tocaban muy bien, Para aquellos años de la movida lo raro es que alguien tocase bien, eran más importantes las ideas de la gente que la ejecución de la misma. Había gente que era muy joven y querían hacer cosas, pero no sabían tocar y las plasmaban como podían. Luego empezaron a tocar bien con el paso de años. Eso pasaba con mi grupo, con Scuba Scuba, yo tocaba la guitarra, pero no muy bien y de ahí a componer canciones hay un trecho. Los de Último Sueño tocaban de puta madre, aunque lógicamente muy lejanos de mi estilo.
—¿Cuáles son planes para el futuro?
—Quiero reeditar para este 2020 los primeros trabajos como UveGraF y como Juan Teruel y espero que me dé tiempo a sacar un trabajo nuevo como UveGraF. Tres vinilos en total. Al año siguiente, quiero seguir haciendo cosas. Pero el 2022 sí que quiero que sea fuerte: quiero editar una caja de vinilos muy potentes, con todo lo que he editado hasta ahora. Algo parecido a lo que ha hecho Chris Carter, con vinilos de colores y en mi caso, también cds. Es una cosa que me cuesta un pastón porque yo me lo hago todo y como todo en este país llegas y pagas, y luego te lo dan y te lo distribuyes tú. Quiero hacer cosas, como sacar una caja de diez cds donde haya música, sonido, secuencias. Trabajos voluminosos, y sobre temáticas. Yo la idea que tengo es de estar en esto toda mi vida, quiero morir como UveGraF.