En la banda de post-punk Txarly Usher y los Ejemplares encontramos a dos de los nombres más importantes de la escena siniestra nacional: el propio Txarly y el que fue bajista de Paralisis Permanente, Rafa Balmaseda. Han reunido fuerzas para sumergirnos mejor en sus tinieblas como podemos ver en sus dos álbumes y su recopilatorio de EPs. En la entrevista que presentamos hoy, nos hemos centrado en la carrera de Txarly Usher, ya que llevábamos tiempo queriendo saber un poco más sobre él. Podremos ver a esta increíble banda en el DarkMad, el mayor evento oscuro y alternativo del sur de Europa, que tendrá lugar el próximo treinta de abril en el Autocine de Madrid.
—¿Cuándo descubres a Paralisis Permanente? ¿Qué supusieron para ti? No solamente los has citado repetidamente como influencia, además grabaste un tributo con los Carniceros del Norte e incluso hace poco tocaste sus temas dentro del evento para presentar la biografía sobre Eduardo Benavente.
—Descubro a Paralisis en 1983 gracias a su aparición en “La Edad de Oro” y supone para mí un antes y un después en mi relación con la música. Hasta entonces yo era un joven atrapado por el punk y a partir de ese momento descubrí que el “No future” pasaba a ser… “Hay futuro, pero es Negro”.
—Eras fan también de los Lords of the New Church, ¿no? No tenemos muchas oportunidades de hablar de Stiv Bators y compañía así que nos gustaría saber qué significaron para ti.
—Una vez más en “La edad de Oro” (programa tve)
Fue la puerta para descubrir música y creadores. Antes, disponíamos de fanzines, grabaciones piratas, radios y directos. No era fácil encontrar músicos como Stiv Bator o Johnny Thunders y ese programa de la 2 fue definitivo para mí.
Una vez descubierto pude indagar sobre el personaje, encontrar a Dead Boys, verle en directo en la sala 666 en Barna, al igual que pude ver a Jonny Thunders en la Sala Enbruto de Zaragoza, dos referencias vitales para mí.
—Se te ha vinculado en tu carrera al deathrock. ¿Qué significa esta etiqueta para ti? En la presentación de una de tus entrevistas comenzaban diciendo “ha encontrado en los tonos negros, las atmósferas tenebrosas y la proximidad a la muerte, la mejor manera para expresar transgresión contra el día a día que nos toca vivir”. ¿Estarías de acuerdo con esta sentencia?
—Totalmente, creo en la belleza de los contrastes y en los eternos iconos de la cultura clásica… amor, vida, dolor y muerte.
El Deathrock es un género musical con el que comparto estilismo y sonido así que me siento tan cómodo en él como me sentía bajo la etiqueta “afterpunk”.
Lamentablemente otra etiqueta con la que me sentía bastante cómodo (postpunk) está empezando a dejar de serlo, prostituida por una marea de indies engreídos.
—¿Has tenido alguna relación con el rock radical vasco o piensas que te ha influido de alguna manera? Es un estilo que se nos sale de la escena y por eso nos gustaría conocer tu opinión al respecto.
—Me tocó crecer y vivir en el BILBAO de los 80′ con el RRV como un exponente más de lucha, diversión y rebeldía contra un sistema que golpeaba con fuerza. Versionábamos a Joy División en el corazón del Gaztetxe de Bilbo (la casa okupada con más actividad político-cultural de Euskalerria en aquel momento). Éramos “raros” para nuestro entorno, pero estábamos totalmente integrados en esa estructura contracultural. Así pues, se puede afirmar que éramos siniestros formando parte de Rock Radikal Vasco.
—Tu primera banda fue La Casa Usher, ¿verdad? ¿Cómo recuerdas esos tiempos?
—En la línea de lo que te cuento del Gaztetxe de Bilbo, fuimos parte de una época única. No existían móviles ni redes sociales digitales.
La Red social era la calle y la calle era nuestra. Lo recuerdo como otra vida, una reencarnación anterior. No me gusta rememorarlo mucho por dos cosas: me invade la nostalgia, muchas de las figuras protagonistas ya no viven, y porque detesto las batallitas de abuelos cebolleta.
—Viviendo en Madrid y procediendo más bien del sur, hasta hace poco no he conocido las escenas de gaztetxes. ¿Cómo te marcó esta escena de casas okupas? ¿y cómo recuerdas el Bilbao de la época?
—Ja, no había leído esta pregunta y te la he ido contestando anteriormente. Los Gaztetxes fueron las naves espaciales que nos trasladaron a otros mundos a varias generaciones en Euskalerria.
Aquel Bilbo era otra ciudad que nada tiene que ver con la actual. Era industrial, gris y sucia. Una auténtica belleza cargada de personalidad.
—Me llama la atención que no publicasteis mucho material con esta banda, aunque durasteis hasta el 94. ¿qué pasó?
—No era fácil grabar, no existían homestudios, podías conseguir un 4 pistas, pero nada comparable con grabar en estudios. En Bilbo había 2 estudios pro. Grabamos una maqueta en uno y un single en otro. Hacía falta mucho dinero para entrar en el estudio. La calidad era impecable, eso sí. De hecho, las grabaciones de maquetas de esa época tienen más calidad que muchos discos publicados actualmente grabados en estudios “domésticos”.
—¿Conocías a La caída de la Casa Usher? ¿Te gustaban? En el Garaje somos amigos de uno de sus cantantes.
—Pues no, tuvimos constancia de su existencia tiempo después. Como te digo los cauces de comunicación eran mucho más limitados y no era fácil estar al corriente de todos los proyectos que existían como lo puede ser ahora simplemente poniendo un nombre en YouTube.
—Tras la Casa Usher, pasas por muchos grupos, Juguetes Rotos, Wers, Daisy Cutters y Laseda. ¿No conseguiste que ninguna formación tuviese la estabilidad suficiente?
—Más bien no conseguí yo tener la estabilidad o paciencia necesaria para madurar un proyecto. Me aburro con la misma velocidad que me emociono e involucro en un nuevo proyecto. Me preocupa más lo que voy a hacer mañana que lo que hice ayer.
—Otro de tus grandes grupos fue Los Carniceros del Norte. Hugo Zombie estará tocando con Then Comes Silence en el DarkMad. ¿Has estado siguiendo su nueva banda?
—Por supuesto, creo que actualmente son una de las grandes bandas del género. Hugo se merece lo mejor, es una de las grandes figuras con las que he tenido la suerte de crear canciones y la historia vivida con Carniceros de Norte fue un sueño hecho realidad.
—El cine de terror ha estado muy presente en el imaginario de los Carniceros. ¿Te interesa algo del actual?
—Tengo alguna plataforma de cine y de vez en cuando encuentro sobre todo series que resultan más que entretenidas, pero reconozco que solo me atrapan formatos que en el fondo simplemente replican a los clásicos. Me hace ilusión descubrir todos esos guiños por no decir plagios.
—En el 2009, tenemos tu primer disco en solitario, Canciones Asesinas, en el que “encuentras la forma de dar rienda suelta a tus emociones más personales”. Tras tanto tiempo dedicado a la temática de terror, ¿necesitabas expresarte de una forma más directa? Según las entrevistas de la época, estabas viviendo una mala época, ¿no?
—Si tuviese que seleccionar uno solo de mis trabajos sin duda elegiría Canciones Asesinas por momento vital, por esfuerzo creativo, por resultado y envejecimiento del mismo, es el disco del que más orgulloso me siento. Creo que hay algo de búsqueda de legado en cualquier proceso creativo y este sería el trabajo que me gustaría mostrar para definirme incluso cuando deje de existir.
—El EP Cuentos Infantiles grabado con Peibol, está dedicado a tu hijo, ya con cinco años en esa época. ¿Cómo te cambió ser padre?
—Ser padre te cambia en muchos sentidos. A mí me hizo más fuerte y vulnerable a la vez. Fuerte porque ya nunca tienes dolores propios y vulnerable porque de golpe aparece alguien por quien morirías sin dudarlo. A los 5 años los humanos somos puros y regalamos felicidad. Mi hijo es mi mejor canción.
—En el 2013, creas RadioCrimen con gente de la escena punk. Es una banda con la que tocas mucho en directo. ¿Te ha llegado a costar en algún momento el salir al escenario a darlo todo cada noche? ¿Temes que pueda llegar ese momento?
—Hasta ahora no, pero es verdad que requiere una gran forma física y mental. La pandemia me ha acercado a mi época de descanso y contemplación. Aún mantenemos un ritmo frenético de gira, pero cada día está más presente que se acerca el momento de descansar. No voy a convertirme en una parodia de mí mismo.
—Comentaste en una entrevista que con RadioCrimen tuviste una multa por la ley mordaza. ¿Nos puedes contar algo más?
—Tocamos frente a la cárcel de Basauri dentro de un acto a favor de mejorar condiciones de presos y una semana después llegó a mi domicilio una sanción amparada en dicha ley. Curiosamente no se me identificó ni me sometieron a algún tipo de control en ningún momento así que imagino que estamos más controlados de lo que imaginamos.
—¿Tendremos novedades de RadioCrimen en el futuro?
—Estamos en pleno proceso de publicación de nuevo trabajo, Ópera Punk con la que celebrar X Aniversario y la gira internacional más ambiciosa hasta el momento, 11 países en 50 días… lo del descanso lo dejo para después. 😉
—Flores en el Manicomio del 2013 me parece otro momento importante en tu carrera por dos cosas: primero porque lo grabaste solo y segundo porque te haces cargo tú mismo de la parte electrónica. ¿Nos puedes comentar qué te lleva a trabajar de esta forma?
—Necesitaba aislamiento y la mejor “excusa” siempre es motivarte con un nuevo trabajo. Esa necesidad me obligó a componer toda la parte instrumental con maquinaria digital. Nunca he tenido miedo al sentido del ridículo o a las críticas por calidad técnica, la prioridad siempre ha sido “vomitar antes que tragar bilis por miedo al qué dirán”. El resultado fue digno para mí y creo que refleja bien lo que pretendía.
—En Torres de Arena miras al pasado, no solo al dedicárselo a tu madre sino al hacer una versión de una copla de Marifé de Triana, supongo que un tema que le gustaba a ella. ¿Crees que con la edad has empezado a mirar más al pasado? ¿O a valorarlo?
—No, con la edad procuro mirar aún menos al pasado para no entristecerme. Torres de Arena es la puerta que se cierra tras la pérdida de mi ama. Pasan unos meses desde entonces y escribo estas canciones para despedirme de ella y de mí mismo, otra vida que queda atrás. Por eso creo que en una sola vida pasamos varias reencarnaciones.
Me cuesta mucho volver a escuchar este disco.
—Comentas en una entrevista que Los Ejemplares nacen a partir de Soma 101, que era tu anterior banda de post-punk. ¿Qué pasó con ellos? ¿Cómo recuerdas el disco 1984 que grabaste con esta banda?
—Soma 101 lo formo con Orkatz (guitarra actual de Ejemplares) y Emilio. El proyecto me encantaba, pero Emilio por temas profesionales se muda a Berlín y no vemos alternativa en sustituirle por lo que hasta ahí llegó siendo Ejemplares quien recoge el testigo.
—No hemos hablado hasta ahora de la influencia de poesía en tus letras. El primer EP (o más bien demo como señalaste en una entrevista) de Los Ejemplares está dedicado a Baudelaire y Las Flores del Mal. ¿Cómo ha influido esta obra y este poeta en tu forma de escribir y pensar? ¿Sigues con la intención de publicarlo en vinilo?
—Desde el principio la literatura y el cine han sido aliados creativos. Poe le puso nombre a mi primera banda, el cine le dio contenido a Carniceros, las letras de Soma 101 giraban en torno a “1984” y “Un mundo feliz”… Música, cine, literatura… los tiempos pueden cambiar mucho pero el arte al final siempre beberá de las mismas fuentes. Vida, amor, dolor, muerte.
Todo lo que pueda publicar en vinilo lo publicaré.
—Con los Ejemplares vuelves al post-punk. ¿Cómo ves la escena actual? Parece que el género está de nuevo de moda.
—Está tan de moda que da cierto asco. No porque llegue a mucha gente sino porque parece que se están adueñado del género los mismos que durante años pusieron piedras en las ruedas de nuestros carros aludiendo que éramos “siniestros”.
—Vuestro último disco se llama Dentro de nuestras tinieblas. ¿Qué nos puedes contar de él?
—A estas alturas cada trabajo lo enfocamos como el último, por tanto, hay mucho de despedida, reflexiones finales y sobre todo mucha libertad para decir lo que pensamos sin miedo a nada ni nadie que es una de los grandes beneficios de hacerse viejo.
—¿Cómo es trabajar con Rafa Balmaseda? Él fue parte de Paralisis Permanente, así que cerramos un poco un círculo con esta pregunta.
—Pues justo eso ha sido. Poder trabajar con Rafa ha supuesto para mí cerrar el gran círculo. Aquello que inició mi trayecto me ayuda ahora a planificar el fin de ese trayecto. Ha sido una de las grandes recompensas de este oficio.
—Has autoeditado buena parte de tus trabajo, aunque para tus discos con los Ejemplares contáis con el sello Demons Punk Records. ¿Qué opción prefieres?
—Siempre que ha sido posible he preferido editar con sellos por aquello de delegar trabajo y poder volcarme en lo que realmente me interesaba, escribir canciones. No siempre lo he conseguido y ante todo lo que sí quiero siempre es que los temas “vuelen” en cuanto nacen.
—Vamos a los proyectos paralelos. ¿Qué nos cuentas de Opium Tea? En vuestro segundo disco Mundo muerto, echáis una mirada a un pasado mejor a la vez que hacéis un justo homenaje a bandas como The Dictators o Dead Boys. Con Peibol has trabajado en varias ocasiones, ¿qué nos cuentas de él?
—Opium Tea y Peibol son como como una sala de reposo o recuperación, vuelvo a ellos cada vez que me saturo. Peibol es uno de los grandes creadores de música electrónica de mi entorno y nos une una amistad especial que ayuda a que trabajar juntos sea como salir a tomar vinos, todo es fresco, divertido y gratificante.
Nos gusta experimentar sin complejos y no tenemos que ceñirnos a ningún estereotipo.
—¿Qué podemos esperar de tu concierto en el DarkMad? Me alucinó la última vez que te vi en el aniversario de Rara Avis.
—Los directo son un salto al vacío llevándote de la mano a un puñado de gente. Llevas el equipo necesario para saltar, pero no puedes prever resultados porque hay mucho de emocional en ese salto. Así que espero que la experiencia de los años ayude a poder transmitir a lxs presentes lo que estoy sintiendo en ese momento y en ese salto.
Eskerrik Asko por preparar una entrevista tan bien documentada. Fuerte abrazo.