Decía Oscar Wilde que definir es limitar, de lo que deducimos que la primera forma de limitar algo es nombrándolo. Entonces, solo una banda que se llamase The Names escaparía a toda limitación, al englobar la totalidad de definiciones. Formados en 1979, el grupo belga tuvo una primera encarnación hasta 1982 y no retornaron hasta el 2007, aunque en estos años nunca olvidamos su nombre. Hablamos con Michel Sordinia y Marc Deprez que estarán tocando en el Sinner’s Day Special el 25 de agosto en Bélgica. Sin limitaciones.
—¿Que nos puedes contar de vuestros primeros días cuando os llamabais The Passengers?
—Comenzamos The Passengers en el invierno de 1977/1978, con Marc Deprez a la guitarra, Christophe Den Tandt a la batería, Isabelle Hanrez cantando y yo al bajo y voces. Tocamos una serie de conciertos que atrajo bastante atención de la prensa y del público punk. Pronto quisimos expandirnos musicalmente, y Christophe se puso a tocar los teclados (Luc Capelle se convirtió en nuestro batería) y yo acabé de cantante principal.
—¿Por qué cambiasteis el nombre de The Passengers a The Names? No deja de ser un extraño nombre para una banda.
—Una banda llamada The Passengers tuvo bastante cobertura periodística en Inglaterra y decidimos cambiar nuestro nombre para evitar confusión. Mientras barajábamos una larga lisa de nombres potenciales, un amigo cercano sugirió The Names. No deberíamos haber hecho el cambio ya que la banda inglesa desapareció poco tiempo después…
—Vuestro primer EP fue publicado por una multinacional, WEA, pero preferisteis continuar con Factory Records, un sello independiente. ¿Fue la decisión correcta? También tuvisteis la oportunidad de trabajar con Fiction después, ¿verdad?
—Spectators of Life, nuestro primer EP fue auto-producido y conseguimos un acuerdo de distribución con WEA que pronto resultó ser poco satisfactorio para ambas partes. Nuestro propósito era trabajar con Factory Records o Fiction Records. Preferentemente con Factory, así que cuando tuvimos una reacción positiva de ambos sellos, optamos por ellos. Rob Gretton (el mánager de Joy Division) nos llamó antes de que la carta de Chris Parry llegara a nuestro buzón. También el acercamiento artístico y las políticas de Factory nos eran más atractivas.
—¿Cómo era vuestra relación con Factory Records? ¿Es verdad que en vez de un contrato solo tuvisteis un apretón de manos?
—Sí, ¡un apretón de manos con Tony Wilson! Hacían esa clase de cosas en Factory. Una de las razones por la que empezaron a demandarse unos a otros tras cierto tiempo… Nuestra relación con Factory fue fantástica desde un punto de vista humano y artístico. La cuestión monetaria era otra cosa. Pero no estábamos motivados por prioridades financieras, ya que tres éramos estudiantes y uno tenía trabajo.
—Martin Hannett definitivamente fue uno de mis productores favoritos. ¿Cómo fue vuestra experiencia trabajando con él? Viajó hasta Bélgica para trabajar en algunos de vuestros temas, ¿verdad?
—Martin estuvo muy entusiasta después de escuchar nuestro primer E.P. Spectators of Life. “¡Chicos, Martin os quiere!”, Rob Gretton me contó al teléfono cuando nos contactó. De hecho, Martin permaneció como nuestro productor no solo para nuestros trabajos para Factory Records pero también para Factory Benelux y Les Disques du Crépuscule. Incluso vino a Bruselas para la grabación del EP The Astronaut E.P. En Manchester, donde produjo nuestro primer disco Swimming y nuestros singles Nightshift y Calcutta (además de algunas canciones que aparecieron en discos colectivos), trabajó en el Strawberry Studio, un lugar fantástico creado por los chicos de 10cc. Trabajar allí con Martin fue una experiencia fantástica. Oía cosas que nadie podía oír, y sabia cómo producir unos sonidos muy específicos a la vez que exploraba todo el potencial del estudio. Siempre experimentando, siempre abierto a nuevas ideas. Era a la vez excitante y desafiante para nosotros. Nunca olvidaré la grabación de la parte de guitarra de “Light” (en Swimming) cuando Martin usó varios amplificadores diferentes puestos en fila uno tras otro, luego se arrodilló y agitó la guitarra de Mar mientas estaba tocando para producir más locos sonidos de feedback!
—Michel, ¿de dónde sacas las inspiración para tus letras? En el pasado has citado al poeta surrealista René Char. ¿Hay algún otro escritor que te haya influido?
—Me encantan los pintores surrealistas (Max Ernst) y los poetas (Robert Desnos). René Char escribió “Desarrolla tu legítima extrañeza”, lo que yo ciertamente hice. En cuanto a las letras, primero tengo que tener un título para el tema. Luego, con la ayuda de la música (siempre venía antes en nuestra primera encarnación como banda) las letras como que me vienen a la mente de forma automática, y solo las rechazo cuando no suenan bien. En estos últimos años mi forma de escribir canciones ha cambiado. Las letras salen primero y luego pienso en la música. Mis escritores de letras favoritos son Lou Reed y Richard Hell. Las primeros trabajos de Bob Dylan son fantásticos también.
—Michel, también eres crítico cinematográfico. ¿Crees que el cine ha influido de cierta forma en tu música?
—¡Inevitablemente! Hay un montón de referencias directas (“Shanghai Gesture” y “Leave Her to Heaven” son títulos de películas), y muchos otros ecos más sutiles se pueden escuchar aquí y allí. En el disco Stranger than You, un tema como “Die Mauer Is No More” es claramente cinematográfico, como una película corta.
—Las atmósferas son muy importantes en la música de The Names. ¿Es algo que trabajáis mucho?
—Yo diría que ¡son las atmósferas las que me trabajan a mí! Marc y yo somos buenos en empujar los temas hasta su parte más atmosférica. Me encanta ese proceso, es muy orgánico y sensual. En el escenario, se les añaden otras dimensiones. Me encantan esos momentos intensos en los que un tema va ganando en atmósfera hasta llegar al punto de sorprendernos, incluso siendo nosotros los que lo estamos tocando.
—¿Qué fue Names in Mutation? Hay varios temas en directo publicados bajo este nombre en uno de vuestros recopilatorios.
—Esas grabaciones fueron hechas (en Beursschouwburg, Bruselas) durante una gira internacional (llamada Dialogue North-South) en la que participábamos diferentes artistas de o cercanos a Les Disques du Crépuscule (Paul Haig, Richard Jobson, Tuxedomoon, entre otros). Teníamos que tocar en un estilo de alguna manera diferente, tipo cabaret. De aquí la idea (no nuestra) de Names in Mutation. Pero las audiencias querían que “rockeásemos” más, así que en ciertas noches lo hicimos…
—¿Fue el dinero la única razón por la que The Names se separaron?
—Terminamos nuestros estudios y la música no nos daba suficiente para que pudiéramos vivir. Tuvimos que buscar un trabajo honesto y eso hicimos. Mantener la banda viva se convirtió en algo difícil, también porque en esos días ya habíamos básicamente explorado nuestro potencial.
—En 1994, cuatro de los miembros originales volvisteis como Jazz. ¿Por qué no seguisteis como The Names? Y ¿qué crees que no funcionó ese disco?
—Tuve esta estúpida idea de no usar “The Names”, simplemente porque en esos momentos no me gustaba que las viejas bandas volvieran… ¡Estaba equivocado! Luego tuve mi primer hijo y estaba tan ocupado con él que los conciertos y la promoción se convirtieron en algo muy difícil con lo que lidiar. Quizás también nuestra motivación no era tan grande como cuando hicimos… nuestro retorno en el año 2000.
—¿Cómo fueron vuestras vidas durante estos años hasta que la banda se volvió a unir?
—Seguimos nuestro camino a través de vidas más dirigidas a lo profesional y familiar, nos mantuvimos en contacto unos con los otros pero sin hacer planes que significasen hacer música juntos. Personalmente no he di cuenta durante mucho tiempo de cuanto lo echaba de menos.
—La banda se reunió para la Factory Night en diciembre del 2007, ¿qué nos puedes contar de esta experiencia? ¿Cómo os sentisteis al estar juntos de nuevo?
—Marc, Christophe y yo realmente empezamos a tocar juntos desde el 2005 en adelante. Simplemente por diversión. Cuando Frédéric Cotton nos pidió que tocásemos en su Factory Night, inmediatamente nos comprometimos. Fue absolutamente genial el volver a ser The Names de nuevo, e incluso mejor fue el darse cuenta, una vez sobre el escenario en un Plan K completamente lleno, que había mucha gente (incluyendo jóvenes) realmente esperándonos, que se sabían nuestros temas y estaban deseosos de compartir emociones con nosotros. Estuvimos un poco sorprendidos, inmensamente agradecidos y llegamos a un punto que no puedo describir con palabras.
—El primer disco que grabasteis tras vuestra vuelta fue Monsters Next Door. Pero nunca estuviste muy satisfecho con ese disco, ¿verdad? A tu parecer, ¿qué salió mal?
—Las canciones eran buenas, incluso a veces muy buenas y la grabación fue bien. Pero la mezcla fue un poco conflictiva. Para mi gusto, el disco no es tan radical como debería ser. Estuvimos demasiado tímidos, creo. Algo que no nos volverá a pasar de nuevo.
—Y el segundo disco fue Stranger than You, creado en un mal momento de tu vida, Michel. ¿El grabarlo te ayudó a superarlo?
—Este álbum doble fue una fantástica experiencia, con la crucial ayuda de nuestro mago del sonido Thomas Neidhardt y el hallazgo de los estudios Noise Factory Studio, en donde ahora nos sentimos como en casa (nuestro próximo disco será grabado allí en octubre y noviembre de este año). Cada idea, cada canción, fue llevada al límite de lo que tenía que decir, de cómo debía sonar. Stranger than You fue para mí, una especie de terapia. Bob Dylan dijo una vez que si sentías que te estabas hundiendo no debías luchar y, en cambio, dejarte llegar a lo más profundo, después de lo cual te alzarías de nuevo automáticamente. Y en el camino, puede que traigas un puñado de buenos temas. Lo hizo con Blood on the Tracks, un gran álbum depresivo. Seguí su consejo y escribí un montón de temas mientras estaba pasando unos momentos difíciles. La mayoría de ellos en las dos semanas que estuve en Berlín.
—Michel, has dicho que Rock Bottom es uno de tus discos favoritos y que fue una gran inspiración para este disco. A nosotros nos gusta muchísimo también y nos gustaría preguntarte ¿qué encuentras tan inspirador en él?
—Siempre me emociona la música de Wyatt. Desde temprana edad. Rock Bottom es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. Ya me llegaba antes de que me encontrase viviendo una depresión como la que tuve cuando estaba escribiendo y grabando estas canciones. Cuando la tuve, encontré cierto confort en escuchar estos temas una y otra vez. Wyatt en Rock Bottom es un artista en su momento más íntimo y vulnerable, nadando en un mar de sonidos que son a la vez evocadores, frágiles y sobrecogedores (¡la trompeta y saxo de Mongezi Feza!). ¡Y la voz! Tengo escalofríos simplemente al escucharlo de nuevo en mi cabeza mientras escribo esto…
—En ese disco podemos encontrar un tema llamado ‘The Passengers’, como vuestra primera banda. ¿Es difícil escribir sobre un pasado que otros miembros de la banda también han compartido?
—¡Nada difícil! Ese tema es una especie de broma y un viaje a través de nuestro pasado como banda. Nos lo pasamos bien con él.
—Marc, publicaste una muy limitada casete en 1981 con solo tres composiciones (más tarde publicada junto a los temas de Names In Mutation). ¿Qué nos puedes contar de la creación de estas canciones?
—Por aquellos días estaba muy impresionado por Vini Reilly, con el que compartimos escenario varias veces. Una simple guitarra (eléctrica) y una caja de ritmos. También quería componer música “romántica” que no tenía cabida en el repertorio de The Names, de aquí la idea de una casete hecha en casa.
—Marc, tenías otra banda llamada No Tears que ha publicado cuatro discos. ¿Qué nos puedes contar de ellos? ¿Fue ahí donde conociste a Laurent Loddewyckx, vuestro nuevo batería?
—No Tears no era mi banda: era una formación francesa con base en Paris y que estaba formada por Kris Dernon y Paul Fiction. Los dos también crearon su propio sello discográfico, Str8line Records, en el que el disco de The Names titulado Monsters Next Door fue publicado en el 2009. Al año siguiente, No Tears publicaron un nuevo disco y se prepararon para ir de gira. Pero no tenían guitarra. Así que toqué con ellos en varios conciertos en Francia, Inglaterra y Bélgica. Después, Laurent (que ya era el batería de The Names desde nuestra reunión en el 2007) se nos unió para unos cuantos conciertos más. Conocía a Laurent de hacia tiempo porque tocamos juntos en diferentes bandas antes de que se uniera a The Names.
—Y para terminar con vuestros proyectos paralelos, Michel cantó en By Chance, una banda en la que también tocaba Marc Hollander y que solo publicó un single. ¿Qué nos puedes contar de esta formación de corta vida?
—By Chance fue la idea de Daniel François, guitarrista de Flouze, la banda de Jo Lemaire y un buen amigo. Marc Hollander se nos unió en esta corta aventura. Dimos unos pocos conciertos, incluyendo uno en el que teloneamos a Defunkt, la banda de Joseph Bowie en el Plan K. Y grabamos este single que ahora es una especie de objeto de coleccionista (especialmente la edición japonesa 12”). Tristemente, Daniel murió muy joven. Le echo de menos.
—¿Cuáles son vuestros planes de futuro ahora que el Covid parece que esté terminando? ¿Un nuevo trabajo como decías antes?
—Vamos a publicar un disco para coleccionistas este verano. Se llama Hidden Tracks y contiene material nunca publicado del periodo 2009-2020. Es una edición limitada de 200 copias numeradas en vinilo. En otoño, estaremos grabando un nuevo álbum de estudio.
—¿Qué podemos esperar de vuestro concierto al Sinner’s Day Special?
—Será nuestro primer concierto desde que empezó la pandemia, así que esperad que estemos hambrientos. La música tiene tanto que ver con el placer y el deseo, con dar y compartir. ¡Vamos a darlo todo durante esos 50 minutos! Y esperamos todo el mundo en la audiencia lo haga también.
Fotos: Peter Staessens