Conocimos al impactante dúo de EBM/synth punk Puerta Negra gracias al mini LP que Oráculo editó de ellos, publicado anteriormente por otro de nuestros sellos de referencia, Detriti, en casete. Nos sorprendió la áspera voz de María, sus combativos textos en castellano y el afilado sonido de su EBM. El año pasado, el sello Synthicide, propiedad de Andi publicó su nuevo trabajo, Playa Sola, en la que continúan desarrollando su apocalíptica visión del mundo. Forman parte del increíble line-up del domingo del festival barcelonés Ombra, imprescindible para los amantes de las sensaciones fuertes.
—El nombre de vuestro dúo proviene de un tema de Los Tigres del Norte, llamado La Puerta Negra. ¿Por qué lo elegisteis para bautizar vuestro proyecto musical? ¿Fue este tema de la famosa banda mexicana una inspiración para vosotros?
—Maria: Realmente no tiene mucho que ver con la letra del tema. Es una canción que fue parte importante de mi infancia y el nombre me parecía versátil de una forma que podía servir de metáfora de muchas cosas, incluyendo los temas de los que hablamos. Crecí en la frontera de Texas y México y la música norteña era una gran parte de nuestra cultura y de quien soy. Bandas como Ramon Ayala y los Bravos del Norte, Los invasores de Nuevo Leon, Los Cadetes de Linares, Carlos y Jose fueron esenciales en mi formación cuando era niña y me ayudaron a desarrollar un amor hacia la música y el baile a muy temprana edad. Algunas bandas contemporáneas como Grupo Frontera y Yaritza y su Esencia continúan inspirándome. Aunque me encanta el punk, el deathrock, el metal, el industrial, el EBM, y el freestyle, esto fue con lo que crecí y siempre me formará creativamente.
—Os conocisteis en una banda de post punk en la que Mark tocaba, ¿no? ¿Cómo surgió lo de tocar juntos?
—Mark: Más o menos fue al revés, conocí a Maria después de verla con su otra banda Vueltas (una banda excepcional, debo añadir). Un amigo me contó que había en la ciudad una banda de punk oscuro con letras en castellano, algo realmente raro en Portland, Oregón, así que fuimos a uno de sus conciertos y me volaron la cabeza. Me hice amigo de Maria y descubrimos que teníamos un montón de influencias musicales en común, especialmente el Freestyle y la música industrial. Durante un tiempo nos planteamos comenzar una especie de banda electrónica y cuando llegó la pandemia, tuvimos la oportunidad de tirar por ese camino.
—Supongo que los años ochenta han sido una gran influencia para vosotros. Habéis hablado de la influencia de la música de Ministry, el sello Wax Trax!, Cabaret Voltaire o Skynny Puppy pero también se puede encontrar en el diseño de vuestros discos. ¿Qué encontráis tan interesante en esa época?
—Mark: Crecí en los ochenta y mi madre estaba muy interesada en la música undergound, así que eso acabó dando forma a mi estética. Me llamaba mucho la atención, por ejemplo, el arte y la tipografía de Neville Brody sin conocer nada del contexto. Dicho esto, no hay un intento consciente de emular o recrear nada cuando componemos música o comisionamos arte. No creo que nadie se acerque a las cosas creativas de esa forma. Pero las influencias e inspiraciones están inconscientemente ahí en algún lugar del proceso.
—Mark, ¿qué equipo usas para tus grabaciones? Todo suena bastante vintage.
—Mark: Mi equipo ha evolucionado con el tiempo. Cuando Puerta Negra comenzó, usaba un par de Yamaha TX7s (las expansiones DX7), DSI AS-1, y un Ensoniq ESQ-1, todo secuenciado con un MPC Live, eso es lo que puedes escuchar en Costo Humano. Después, Susan Subtract (HFF, Physical Wash, Lizard Skin) me hizo conocer el Ambika de Mutable Instruments, lo que para mí fue un punto de inflexión. A partir de ahí, he usado dos Ambikas. Para la grabación de Playa Sola, ya que fue hecha en los estudios Infinite Power , y tenían un equipo increíble, acabamos usando una mezcla de equipo del estudio y algunas parte con Ambika. Nuestro equipo para el directo es esencialmente Ambikas, así que no es técnicamente “vintage”, pero las tablas de ondas de ese sintetizador son un montón de ondas analógicas clásicas y puede sonar muy vintage.
—Maria, tus letras hablan de la inmigración, de la colonización y de temas relacionados. ¿Crees que con vuestra música es posible hacer que el público tome algo de consciencia?
—Maria: Las letras no están destinadas a hacer nada más que permitirme tener una plataforma para hablar sobre cosas que siempre han sido importantes para mí y que han impactado en mi vida y en las vidas de mis ancestros. Históricamente, es este género no ha habido lugar para que las mujeres, las personas queers o aquellas que no fuesen blancas pudiesen elevar su voz de forma significativa, así que lo que intento hacer es finalmente ser oída y posiblemente inspirar algo. Es fácil decir cosas polémicas en tus temas cuando le estás cantando a gente con una mentalidad parecida. Siento que tengo más éxito en mi labor cuando me enfrento con una mayor oposición de gente que se ofenden de forma increíble cuando orino, destrozo , o me limpio el culo con la bandera americana o digo cosas como “que se joda la policía”, o “hay que acabar con la policía migratoria (ICE)”. Hay gente que ha intentado confrontarme después del concierto porque soy crítica con los Estados Unidos o con el imperialismo estadounidense y los devastadores efectos que ha causado en el mundo. Cuando eso pasa, es cuando pienso que he llegado a alguien.
—Aunque sois una banda con base en los Estados Unidos, cantáis en castellano. ¿Es más difícil encontrar una audiencia al cantar en un idioma que no es el inglés?
—Maria: El castellano es una lengua muy hablada en los Estado Unidos debido a la colonización y además es mi primer idioma. Lo que quiero enfatizar sobre este tema es que encontrar una audiencia no ha sido nunca el objetivo ni es algo que haya jamás influido en ninguna de mis bandas. Ese no es el propósito ni el mensaje de los proyectos en los que estoy involucrada. Dicho esto, comprendo que, a algunos niveles, es importante tener cierto atractivo. Lo que espero es que la gente adecuada, y la gente que necesita escuchar la música, encontrarán ese atractivo. Nunca he creído en hacer “arte” agradable, consumible, comercializable ni suavizado. Al final del día, me expreso de una forma sin filtros, fiel a mí misma y sincera y doy forma a cosas en las que realmente creo. No es cosa de vanidad ni un concurso de popularidad, así que es fácil no preocuparse en si encontraremos gente a la que les gustaremos. Se trata más bien de que nos gustemos y nos representemos de una forma honesta.