Continuamos con la extensa entrevista a Eloy Platas: en esta segunda parte profundizamos en algunos de los aspectos de la creación de Faino ti mesmo que, os recordamos, se puede escuchar y comprar aquí. Además, todo lo que compréis hoy, irá directamente a los artistas, ya que durante el día de hoy, Bandcamp ha renunciado a su parte de las ganancias.
—¿Crees que la gente joven sigue todavía interesada en la música tradicional gallega?
—Sí, de hecho, toda la tradición gallega estuvo a punto de perderse hace unos cuarenta años aproximadamente. Con la Guerra Civil y con la llegada de la radio, que fue algo que cambió mucho el tema, la gente empezó a esconder las gaitas y las panderetas. Era una música que, digamos, no estaba bien vista.
Había una generación que mamó todo eso en la aldea: en aquellos tiempos no había conciertos, no había sala de bailes, no había discotecas. Entonces una vez a la semana o dos, se juntaban todos los vecinos y cantaban e interpretaban y tal. Eso comenzó a estar súper prohibido por muchas razones. Por una parte, estaba mal visto, cantar en gallego en la dictadura era algo como: -“¡Cómo vas a hacerlo en gallego, eso es de paletos, es de gente pobre, es de ignorantes, no puedes hacer eso!” Estaba muy mal visto, y además había una ley de asociación: si se juntaban más de x personas en un lugar determinado, era ilegal. Venía la guardia civil y al calabozo con todo el mundo. Esas cosas empezaron a desaparecer y ahí hay una generación de gente que de aquella tenía veinte años y guardó todos los instrumentos y dejó de hacer todo eso. Hasta finales de los setenta que hubo una generación ya de hijos y nietos, que le dijeron -“¿por qué lo habéis guardado? Vamos a recuperar todo eso”.
Y empezaron a hacerse las recollidas que es gente, grupos de gente, que iban con walkman, con radiocasetes a las aldeas a decirle a aquellos antiguos jóvenes, que ahora eran ya ancianos, que volvieran a sacar la gaita, que volvieran a sacar esas historias y cantar esas canciones que eso había que recuperarlo. Se ha perdido mucho, obviamente, pero se ha recuperado una parte de esas canciones y ritmos. Y con éxito en el sentido de que esa generación lo recuperó y se lo transmitió a la siguiente, y ahora estamos en un punto en el que en muchas escuelas hay cursos de gaita, de pandereta, hay asociaciones de niños, de jóvenes. Hay un montón de agrupaciones de gaiteros, hay gente haciendo folk. En los noventa hubo todo el revival de música celta, que no es música gallega per se, pero que se junta y se mezcla. Ahora mismo no creo que estemos viviendo un momento estupendo, hay ciertos problemas institucionales, el gobierno de Galicia no lo apoya mucho porque asocia la música tradicional con algo político. Esto es de todos, pero hay un color político que piensa que esto le perjudica. Entonces no lo apoya como lo debería apoyar. Hay gente que hizo esas grabaciones, hay muchas grabaciones de esas recollidas aún en casa de la gente que dice: -“no, esto es mío, me lo pagué con dinero, fui yo con mi gasolina… Yo por esto quiero dinero”. Y se lo está pidiendo al mismo gobierno que no lo quiere apoyar. Aún así creo que estamos viviendo un momento bueno, la música gallega, a día de hoy, al menos en Galicia, no tiene ningún peligro de desaparecer. Es una maravilla ver a gente joven que incluso están retomando el antiguo concepto de las ruadas. A lo mejor sí se van a una discoteca, o a un bar y tal, pero antes quedan y tocan.
—¿Qué músicos gallegos te han influenciado?
—Todos. No sabría ni por dónde empezar. Desde Os Cempés, Davide Salvado, algunas grabaciones antiguas de Faustino Santalices, mi abuela… Mi abuela cantaba y cantaba bien. Yo iba a todos los festivales en los noventas, cuando hubo el rollo este de folk, de música celta. Hubo una burbuja musical en Galicia ya que de repente se empezó a apoyar eso institucionalmente y empezaron a salir festivales por todos lados, grupos por todos lados, traían a gente de fuera, a los grupos de aquí los aupaban. Era la leche aquello. Yo eso me lo comí todo, fui a todos los festivales, vi a 50 000 grupos, no solo gallegos: vi escoceses, bretones, irlandeses, y una parte de mi adolescencia y primera juventud fue allí. En Ortigueira, en Moroñó, en donde fuera. Realmente, es una música que siempre ha estado ahí. Y de lo más reciente, me gusta mucho Davide Salvado. Es un tío que todo lo que hace lo hace bien, muy bonito y muy interesante. El último de Mercedes Peón es una maravilla, es un rollo gallego-Einstürzende Neubauten. No en todos los temas, pero sí en algunos y en la estética que usa.
—¿Qué instrumentos tradicionales has usado en la grabación del disco? En directo recuerdo haberte visto con alguno. También he leído que has estudiado algo de percusión clásica.
—No, percusión clásica, sino percusión tradicional gallega. Estuve un año, año y medio, más o menos en un grupo tradicional gallego. Cuando tuve la idea esta de hacer Lume, hice algún concierto, todo improvisado. Yo estaba con esa idea, y estaba acostumbrado a hacer improvisaciones con PTCHWRK, cogiendo esas ideas y esos cánones, vi las cosas que funcionaban y las que no, fui seleccionando. Pero, yo lo que tenía, era una carencia grande. Yo sabía la música y las canciones, pero no sabía tocar esos ritmos. Me dije: -“yo antes de hacer todo esto me tengo que poner las pilas, esto lo tengo que asimilar y aprenderlo bien”. Y entonces, entré en una escuela de música gallega que tenía una agrupación y allí aprendí a tocar la percusión gallega: bombo, cuncha y pandereta. El tambor nunca me interesó. Básicamente, esa es la instrumentación que uso, los instrumentos tradicionales que uso en el disco. Ahora bien, lo que intento, con la guitarra y otros instrumentos es usar las misma técnicas que se usan con la gaita y la zanfona, el instrumento de cuerda flotada. Eso fue un proceso de aprendizaje y estoy en él aún. Hacer esas mismas piezas, de la misma forma con las mismas técnicas, pero con instrumentos modernos como es la guitarra eléctrica, el sintetizador o lo que sea. Realmente no es el mismo instrumento, ahora sí, es lo mismo musicalmente hablando.
—¿Qué discos donde se mezcla tradición y la electrónica te gustan?
—Bueno. Hay una banda que siempre me flipó desde que la conocí y que la he visto en directo varias veces y que además, una de ellas, fue lo mejor que he visto en mi vida y que es Hedningarna. Esa banda fue un abrir de ojos en el noventa y pico cuando yo estaba con todo el revival folk. Me flipó de siempre, me hizo preguntarme qué coño estaba haciendo esa gente y pensar que era lo que había que hacer. Y si hay una banda que digamos me inspiró y que han sido siempre un punto de inflexión en todo esto, son ellos.
—Has grabado parte del disco en el estudio de T-37 (Madrid) que es propiedad del colectivo del mismo nombre del que eres parte. ¿Qué nos puedes contar de él?
—Es un estudio que está aquí al lado. Sigo estando con ellos. Era mi estudio. Son unos estudios, que se dedican sobre todo a la música electrónica, hacen talleres de construcción de instrumentos electrónicos y sintetizadores modulares con gente de Barcelona que vienen aquí cada x tiempo. Desarrollan sus propios instrumentos, grabaciones. Está muy orientados a música de club, aunque también hacen cosas experimentales. Grabé el disco ahí con mi amigo Edu Ngongo. El disco se grabó ahí excepto alguna cosita. Aquí, he hecho alguna guitarra, alguna voz porque no estaba muy contento con alguna tomas, pero cuatro tonterías. Está mezclado aquí abajo en los estudios Linneo 2. La masterización la hizo mi amigo y socio Ángel Álvarez.
—Has tardado varios años en terminar el disco, leí que tuviste una gripe importante además tuviste que cambiar de estudio, como acabas de decir. ¿Nos puedes contar qué pasó?
—Estaba todo bien preparado, teníamos el estudio reservado para nosotros e íbamos a grabarlo además en una fecha señalada, en el Samaín (que hoy en día llaman Halloween), que es el principio del año nuevo celta, del año nuevo lunar que no es más que el fin de las cosechas. Era la fecha en la que habían recogido todas las cosechas, se habían organizado todas las historias y se retiraban a pasar el invierno con todo eso hasta el año siguiente. Es buena fecha, además es puente, no hay que hacer nada y podíamos grabar.
Lo empezamos a grabar y enfermé, me puse con 40 de fiebre, una moquera terrible. Hubo que postergar la grabación hasta diciembre y enero. Fue un parto. Yo me imaginaba que iba a ser súper rápido todo, ya que antes había hecho unas maquetas para saber más o menos cómo hacer las cosas, pero fue más complicado de lo que en un principio imaginaba
—¿Cuánto tiempo llevas con el proyecto, tocándolo en directo?
—Desde el 2016. Todo empezó con el grupo de gente del 37 y Conturbernio: organizamos un festival que, a falta de un nombre mejor, lo llamamos Fua Chaval Festival. Lo hicimos en el Planeta de los Wattios, que era un estudio-asociación donde estaba Ángel antes, que ya no existe desde hace unos meses. Era una fiesta, abierta al público en la que nos juntábamos todos los amigos y gente conocida y hacíamos 12 horas de conciertos. De las doce del mediodía a las doce de la noche. Y a mí me dijeron: -“tú, toca”. -“Pero, ¿qué voy a tocar? Voy a aprovechar y voy a hacer Lume“. Cogí un par de ideas que tenía de cómo hacer las cosas. Hice un set que fue improvisado casi al 100%. Funcionó, a la gente le gustó, a mí me gustó, vi que aquello podía funcionar y fui haciendo más conciertos, en locales, en el Moroder, en festivales como el Música Dispersa que organiza Roberto. Así, iba haciendo estos conciertos y en cada concierto veía que había algo que funcionaba. Bueno, esto me lo guardo, el resto lo descarto y en el siguiente concierto hago esto más otra cosas a ver qué tal funciona. Y todos los temas se fueron construyendo en directo. Empecé a ver qué era lo que molaba, con lo que yo me sentía bien.
—He leído algunas comparaciones con Leyland Kirby y justamente estaba escuchando su música ayer. ¿Te ha influido o estás interesado en su música? Se podría decir que habéis tenido una evolución parecida.
—No lo he escuchado, pero tengo que hacerlo. Me han comparado también en la Voz de Galicia con Flying Saucer Attack, pero todavía no los he escuchado.
—Pasemos al tema de las letras. Creo que uno de tus temas tiene letra de Rosalía de Castro, ¿verdad?
—Sí, el “Negras Sombra”. Hay dos poemas de Rosalía que son universales, y digo universales, porque incluso en los libros de literatura de aquí de Madrid aparecen: “Adios rios, adios fontes” y “Negra Sombra”.
—¿Te han influido otros escritores gallegos o tienes pensado utilizar a alguno para las letras? La letra de “Quen poidera namorala” es del poeta Cunqueiro.
—Una es de Cunqueiro, otra es de Curros Enríquez, la de “Os teus ollos” y el resto son anónimas, canciones de pueblos que sabe dios quién las hizo y si las hizo alguien. Hay muchos escritores gallegos interesantes. Quizás para mí, el más interesante contemporáneo es Xosé Luís Méndez Ferrín, con el que me gustaría hacer algo. Quiero ver si me pongo en contacto con él y a ver si hay algún tipo de colaboración.
—Comentas que estás cansado de influencias anglosajonas y que así surgió la idea de volver a tus raíces. Es un tema complicado, que nos interesa bastante en el garaje. Por una parte, es verdad que mucha de la música que amamos viene de Inglaterra o los Estados Unidos, pero a la vez cuesta que las propuestas nacionales lleguen a algo. ¿Cómo lo ves tú?
—Sí, aunque al final las he tenido que aceptar, son parte de mí. Al principio cuando empecé Lume me puse una serie de reglas: No voy a usar escalas pentatónicas, porque siempre se van a referir al rock, blues, no voy a hacer una secuencia de acordes determinada. Pero al final me di cuenta de que es luchar contra una marea que no tiene sentido luchar. Yo he mamado esas influencias también. Y por mucho que lo niegue, a mí me gusta esa música. Así que he conseguido que sea una influencia más. Pero que no sea predominante. Una influencia más donde acudir a la hora de coger sonidos, ideas… Estoy harto de grupos españoles que cantan en inglés, pero ¿por qué? Suenan tan impostados. El rock, la música anglosajona en la radio es una puta apisonadora: enciendes la radio, la televisión y todo está en inglés, es muy difícil encontrar algo en castellano, o en francés o en portugués, Y eso viene de una imposición cultural, es un colonialismo cultural del que llevamos cien años, o más. Y en Galicia eso es aún peor, porque tenemos ese y el castellano, fruto de la guerra civil.
Creo que se forma un complejo, las bandas que cantan en inglés creen que van a ser más internacionales, que va a ser algo más universal y es todo lo contrario. Cuando empecé con Lume iba a Galicia y la gente me decía que todo bien, pero cantando en gallego por ahí, eso no. ¿Cómo vas a cantar en gallego en Madrid? No entendían que a la gente justo por eso le gusta y lo aprecia más. No te va a escuchar menos gente ni vas a dar un concierto peor.
—Comentabas que estabas interesado en llevar el disco a Portugal, supongo que la parte cercana a Galicia tiene un folclore similar, ¿te interesa o sabes algo de él?
—No hay frontera entre Galicia y Portugal, somos el mismo pueblo. Hay gente que dice que el gallego es un idioma propio, lo que es la versión oficial. Luego los que dicen que es un dialecto del castellano y hay otra vertiente, que se empieza a asimilar, y es lo que dicen los portugueses: que el gallego es portugués del norte y que los gallegos somos portugueses del norte y que Galicia es una parte de Portugal que ha sido robada por España. Los españoles dicen que no, que siempre fue parte de España. Y mientras discuten, los gallegos, nos sentimos apreciados y queridos por todo el mundo porque además sabemos que España y Portugal son hermanas y nosotros una prueba más del vínculo que las une y une toda la península, aunque haya ciertos sectores y medios de comunicación que nos quieran enfrentar. Somos el mismo pueblo. Cuando voy a Portugal me siento igual que si estuviera en Ferrol y también estar en Madrid es estar en casa. Y por todo esto, una de las cosas que voy a hacer este verano es una campaña/invasión de Portugal. Me interesa mucho ya que allí sí hay escena, hay una red de festivales medianos y pequeños fantástica, súper bien organizada. apoyada institucionalmente que además de llevar grupos extranjeros, fomentan a los de allí. A nivel musical es una maravilla.
Quiero llevar Lume a Portugal y a donde pueda, a toda Europa. Mi idea era en abril, pero al final no me dará tiempo y tendrá que ser en septiembre u octubre. Quiero intentar, a la escala que yo pueda, dar algunos conciertos por Bruselas y Alemania. Empezar a traducir todos los textos a todos los idiomas que pueda y empezar a moverlo ya que creo que puede funcionar.
—El tema “Quen poidera namorala” es de Luis Emilio Batallán. ¿Por qué lo elegiste para incluirlo en el disco? ¿Crees que es una figura no anglosajona a reivindicar?
—Es simplemente porque el tema me gustaba y lo conozco desde siempre. A la vez, Batallán es un tipo muy interesante. Su faceta de músico es una de sus múltiples facetas. Él es médico además, y dentro de lo que es la lucha a favor de una sanidad pública y de calidad, ha sido una de las personas más comprometidas que hay en Galicia. Si uno empieza a estudiar un poco su vida ve que ha compaginado su faceta artística con su faceta laboral y en ambos ámbitos ha mantenido un carácter de lucha contra viento y marea, con huelgas de hambre incluso. Me parece un tipo interesante.
—¿Conoces a Baiuca? Es un concepto parecido al tuyo, pero con música más de baile.
—No lo conozco personalmente, pero tenemos amigos en común. Está funcionando muy bien, el tío se lo está currando un montón, y aunque en letras hacemos cosas similares, son conceptos distintos que no tienen nada que ver. Hacemos una música completamente distinta, vivimos en universos distintos. Ahora, ¡el tío es un fiera! Es música de baile lo que hace, está influenciado por la gama que viene de hace unos años de la Folktrónica, esos sonidos que vienen de Sudamérica, El Búho, y cosas así. Es un estilo de electrónica que a mí no me acaba de llamar, eso no quita que sea impecable lo que hace.
—Y para terminar, ¿qué podemos esperar de Lume en el futuro?
—Quiero moverlo por el extranjero y un poco más por España. Ahora mismo estoy haciendo una serie de dosieres, vídeos, con la idea de promocionarlo, moverlo en festivales, cosa que ya estoy haciendo y llevar Lume por todos los sitios que pueda.
Lo más inminente es la grabación de un videoclip. Tocaré en Pontevedra en el Galegote Rock que acaba de ser aplazado y el 20 de junio tenía que tocar en el Raíz Ibérica, que es un festival de folk y dark folk que hacen en Ávila, pero que por lo del Coronavirus ha sido suspendido. Estoy negociando otros festivales y fechas. Acabo de hacer bastante conciertos en los últimos dos meses. Estoy en contacto con gente que quiere contactar con Lume y espero poderos daros noticias próximamente.