Fotos: Juan Francisco Camacho
Tras el original nombre de Estilo Internacional encontramos a un poderoso trío que se mueve entre el post-punk y el shoegaze y que ha publicado cuatro discos. Con una carrera de trece años a su espalda, la formación con base en Madrid ha sabido evolucionar manteniendo siempre su esencia. Este año han publicado su cuarto largo, bajo el poético nombre de Nocturna, repleto de grandes temas como ya os contamos en nuestra crítica publicada en mayo. Hace un mes, tuvimos esta interesante charla con Miguel, Jaime y Patxi tras presenciar uno de sus ensayos. Hoy estarán tocando en la madrileña sala La Trinchera, junto a La Ciencia.
—Empezamos hablando de vuestros primeros proyectos. En el caso de Miguel estuviste en Costa Killers y, especialmente en Horror Vacuii, formación de la que fuiste el alma mater ¿Qué nos puedes contar de tus comienzos musicales?
—Miguel: Costa Killers era un grupo como de coña. Me junté con un compañero de la facultad y quisimos montar una banda rollo Derribos Arias, lo más aberrante posible. En esa época, había un británico al que se le acusaba de algunos asesinatos en la Costa del Sol y la prensa de allí lo llamaba The Costa Killer. Cuando lo vimos nos pareció un nombre genial, ahora, con el paso de los años, la verdad es que no tenía muchas gracia. De hecho nos censuraban continuamente el MySpace.
Lo de Horror Vacuii fue un poco más o menos parecido. Como no encontraba con quién hacer algo, terminé montándolo yo solo. Así que grabé un EP por mi cuenta, aunque luego, durante una temporada trabajé con Jordi Alhambra, que llevaba la distribuidora stkm. Hicimos algunas cosillas muy influenciadas por lo que aportaba él, que era un sonido más electro dark, más vaporwave, ese tipo de cosas. Cuando dejamos de colaborar juntos, Horror Vacuii tuvo una encarnación que fue un grupo de post-punk. Y luego cuando se volvió a caer la formación y tuve que volver a encontrar un bajista, intentábamos hacer un rollo un poco más coldwave ya que había una caja de ritmos. Al final, volví a quedarme solo y decidí darle carpetazo a la banda porque, a lo tonto, había estado como cuatro o cinco años con el proyecto y. la verdad, es que no había podido moverme mucho. En esa época, dar bolos era difícil, no había prácticamente nada aunque luego empezó a haber algo de escena nacional, pero tampoco gran cosa. Siempre hablando de grupos de ese estilo, claro.
—¿Y cómo crees que te han influido estos primeros proyectos en tu carrera?
—Miguel: Con estos proyectos aprendí que podía hacer las cosas solas, pero que también podía encontrar a gente afín a mí. Como me pasó con Jaime, al que le pasé una maqueta cuando pinchaba en el Gris.
—Por otra parte, los otros dos miembros estabais en la banda de rock Arsénico por Compasión. ¿Fue en ese grupo donde os conocisteis? Arsénico por Compasión fue una banda de largo recorrido, ¿verdad?
—Jaime: Arsénico por Compasión tuvo una trayectoria de cerca de 20 años, del 92 más o menos hasta el 2012. Patxi entró cuando se fue el primer bajista. Cuando perdimos a este primer bajista, la primera persona en quien pensamos fue en Patxi porque ya era seguidor de la banda y se conocía las canciones, ¡incluso mejor que nosotros! Fue muy fácil tocar con él y estuvo muchos años con Arsénico por Compasión.
—¿Y cómo recuerdas esos 20 años?
—Jaime: Muy intensos. Los 90 y los principios de los 2000 eran muy intensos para las bandas que hacíamos rock. Tocamos en muchos festivales y dimos muchos conciertos. Arsénico por Compasión tuvo momentos bastantes grandes.
—¿Y por qué se acabó?
—Jaime: No te podemos contestar porque no fue una decisión nuestra, solo decir que hubo algo de desidia por parte de alguno de los de los integrantes. Patxi y yo preferimos enfocarnos en el presente y en el futuro que en el pasado. De todas formas, algunos miembros seguimos en contacto y por ejemplo, Luis Sánchez, uno de los guitarristas de Arsénico por Compasión, ha colaborado en el último disco de Estilo Internacional, en este Nocturna.
—Entonces llegamos al momento del fin de Arsénico por Compasión y retomamos el hilo por donde lo dejamos con Miguel.
—Jaime: Yo conocía a Miguel, que iba a mis sesiones de DJ en El Gris y teníamos mucha afinidad musical. Sobre todo nos gustaban algunas bandas de las que yo soy muy fan, como pueden ser Interpol, The Cure o The Sound. A Miguel también le gustaba mucho esa música y también compartíamos gustos un poco fuera del rollo oscuro.
Una noche, me pasó una maqueta de lo que estaba haciendo antes y me pareció bastante interesante. Me gustó lo que escuché y le propuse montar algo que acabó siendo Estilo Internacional. Como nos faltaba un bajista, lo primero que se me ocurrió fue hablar con Patxi, que en cuanto empezó a tocar con nosotros vio que podía hacer cosas guapas.
—Miguel: Empezamos a ensayar justo después del puente de mayo de 2011, porque fue en el 2012 cuando sacamos el primer disco.
—La banda nace a mediados del 2011, ¿no? Qué os inspira a juntaros?
—Jaime: La música, la afinidad musical y que yo veía talento en Miguel. Yo veía que de sus maquetas se podía algo muy bueno.
—Erais afines musicalmente, aunque Arsénico por Compasión era un grupo más bien de rock, ¿no?
—Jaime: Más rock, sí. La música oscura no era una influencia tan grande en Arsénico por Compasión, aunque también había un poquito, pero no tan grande. Trabajábamos más con el rock alternativo, un poquito la psicodelia, el pop rock… Más o menos el indie rock de los 90.
—Vuestro nombre, Estilo Internacional hace referencia a el conjunto de arquitecturas que comparten las características formales más puristas del Movimiento Moderno.
—Miguel: Es una cosa muy curiosa porque estuvimos buscando nombres y ya estaban todos pillados. Entonces un día estaba yo volviendo del curro en el bus, y aprovechaba esos ratos para leer. Ahora ya es más complicado, pero yo componía normalmente en el transporte público. Si no estaba escribiendo, estaba leyendo. Me ponía a pensar en mis cosas y en un cuadernito e iba apuntando.
En esa época, estaba leyendo una biografía de Wright y justo me llamó Jaime: -“Oye tío, que el último nombre que habíamos dicho (creo que era Ubik o una cosa así), ya hay unos tipos que se llaman así”. Yo estaba en la parte en la que le montan la exposición con Walter Gropius y con Le Corbusier y veo estilo internacional, diseño Corbusier… estilo internacional… Pensé que seguro que no había ningún grupo con ese nombre. Sí que había uno que se llamaba Diseño Corbusier, que eran andaluces y hacían música industrial y que me gustaban. Como me molaba el rollo del nombre se lo propuse a Jaime.
Para mí, todo este racionalismo y arquitectura moderna es una inspiración. Yo hice periodismo, pero a mí me gusta mucho la arquitectura y sobre todo me gustan mucho diversas etapas. Y una es esa, un poco por todas las relaciones que tenía. Porque, por ejemplo, en aquella época estaba muy vinculada a la escuela de la Bauhaus y la escuela de la Bauhaus hizo de todo. O sea, los arquitectos la odian, pero a mí me parece que prácticamente inventaron lo que es el mundo moderno, como lo concebimos ahora en muchos aspectos.
—Es un nombre que, creo, no te da ninguna pista de qué clase de música hacéis. ¿Lo elegisteis para no anclaros en ninguna escena?
—Miguel: Efectivamente. Aunque una vez vino a vernos una persona porque era arquitecto y le había hecho gracia el nombre.
En cuanto al nombre, es como si me dices Múnich, por ejemplo, no te puedes hacer una idea. Puedes pensar que es un rollo modernito porque es un nombre así como Editors o Interpol. Es un nombre original, ¿no?
—Entre vuestras influencias siempre habláis del indie rock inglés de los ochenta y noventa. ¿A qué clases de bandas os referís? ¿Rollo Factory? ¿Cómo han influido en la banda?
—Miguel: En mi caso rollo Factory, bandas como The Sound o The Wake, los del Harmony, no los goticorros.
—Jaime: En mi caso el indie rock de los 80 y de los 90, poco de los 2000. No el indie rock que se hace ahora. Hablamos de bandas sobre todo británicas, como Stone Roses, Happy Mondays, Inspiral Carpets, The Charlatanes…
—Patxi: En mi caso, mis gustos tiran más hacia el post-punk puro y duro. Los Lords of the New Church, los Damned, y por supuesto, The Cure y The Ramones. También soy fan del rock en español.
—Miguel: Me acuerdo cuando la primera vez que monté en tu coche que empezó a sonar “Cruzando el Rubicón” de Polanski y el Ardor, que es un discazo.
—Jaime: Nuestras influencias son muy eclécticas. Nunca hemos tenido el objetivo de ser una banda de post-punk oscura y cerrarnos en ese nicho. Porque las bandas que se limitan a un nicho tan cerrado, al final acaban sonando a otras bandas que ya existen y no tienen demasiada personalidad. Nosotros lo que queríamos era, con las influencias distintas de cada uno de nosotros, montar algo que tuviera un estilo personal, una propiedad, para que tú escuches una canción nuestra y sepas que es Estilo Internacional, que no estás escuchando una canción de Radio Futura o de Décima Víctima, o cualquier cosa de ese rollo. ¿Por qué? Porque es post-punk, pero también tiene cosas del del rock alternativo, ahora también mucho del shoegaze que nos gusta mucho y creo que le tenemos cogido el punto.
—Precisamente quería preguntaros por eso, por vuestra evolución del post-punk a sonidos más shoegaze algo de lo que me he dado más cuenta, si cabe, tras veros ensayar.
—Miguel: ¿Sabes qué pasa? Al final todo es un problema, digamos, económico, especialmente en mi caso. A mí en los 90 me molaban los grupos ruidosos, podía ser Eskorbuto, que tenía cosillas que sonaban un poquitín más a post-punk que a punk. Pero también me gustaban My Bloody Valentine. Me gustaban grupos así que suenan pop, pero de repente pisan el pedal y ¡¡hala, se vienen arriba! Pero claro, al final es una cosa que es cara. Entonces, empezamos a trabajar otro tipo de sonido, básicamente, cuando yo empecé a poder comprarme pedales. Y cuando me cansé de comprarme pedales, pasé a una pedalera que me permite hacer más cosas. Llegó un momento, cuando tú nos viste con The Essence, que llevaba 14 pedales en la maleta y en directo parecía un pulpo. Además, cada dos por tres cambiaba los pedales de distorsión. Veía uno de esos, copias de Aliexpress y decía: -“¡20 pavos, venga, vamos a ver si es un pisapapeles o sirve de algo!” Así, he podido ir haciendo cada vez más lo que quería con la guitarra. No es lo mismo el ampli que tenía al principio, uno de estos patateros y la Yamaha Pacífica que cuando me pude comprar la Fender. Invertí pasta en un amplificador para poder empezar a sonar como yo quería.
—Jaime: Nos gusta meter mucho ruido, pero con una base melódica buena, bonita, hasta pop en un momento dado. Por eso bandas como My Bloody Valentine o Ride me parecen maravillosas porque son bandas súper melódicas pero que meten una caña tremenda. O Sonic Youth, por supuesto. Este tipo de grupos nos han influido bastante. Esas cosas nos gustan.
—Y aunque sois personas musicalmente bastante abiertas, ¿diríais que vuestro público es principalmente gótico?
—Miguel: No, hay de todo. La gente que viene a vernos es gente que ya es bastante mayor, que se acuerda precisamente de la música de los 90. También es cierto que es un poco una putada, sobre todo en mi caso, porque mucha de la gente que conozco ya no sale ni va a conciertos.
—Jaime: No son gente del rollo siniestro, aunque la hay. Por ejemplo en América, hay bastante gente que nos escucha, y es un público al que le gusta la música oscura, pero escuchan sobre todo indie rock y bandas como Placebo, aunque no es exactamente lo que nosotros hacemos.
—En cuanto al pop español, habéis citado a bandas como Radio Futura, 091 o incluso La Unión, como influencias. No son bandas de las que hablemos mucho por El Garaje, así que nos gustaría saber qué os ha llamado la atención en ellas.
—Miguel: En el caso de La Unión, en concreto, es el disco Mil Siluetas que tiene tres o cuatro canciones que a mí me siguen flipando y fíjate que no me gusta nada cómo produce Nacho Cano, porque me parece que es un poco hortera, pero creo que, en ese caso, lo consigue. Aunque luego, en el resto de su carrera, tienen un rollo muy “prefabricado”. En cuanto a Radio Futura, la Ley del deseo, la Ley del Mar, es un disco que yo escuchaba muchísimo de pequeño y que me flipaba. Yo creo que la afición que tengo por los chorus y los flangers viene sobre todo de ahí. Porque la Ley del deseo, la Ley del Mar tiene una cara de paisajes más secos en la que se usa el chorus, y otra cara, digamos mojada, con efectos de flanger. Cuando nos referimos a Radio Futura estamos hablando de uno de los grupos más potentes y quizá con un rollo bastante más parecido a lo que podemos hacer nosotros, sobre todo al principio, antes de que “inventasen” el rock latino. Tenían un poco ese feeling y ese rollo raro de decir “-vale, es pop pero, a la vez, no es pop”.
Ahora que lo pienso, yo no hubiera leído a Boris Vian si no hubiera escuchado Mil Siluetas de La Unión. ¿Sabías que todas las canciones están basadas en relatos de Boris Vian?
De hecho, el tema de “Mil Siluetas”, que es el de la aparición fantasmal y uno de los que me flipan, es un relato de Boris Vian. Claro que cogieron los relatos más normalitos. No iban a pillar el Arrancacorazones ni ninguno de esos, pero para mí fue un descubrimiento. Gracias a ese disco pude descubrir de adolescente a Boris Vian cuando ya empezaba a leer cosas como Lovecraft ¡y fue la ostia!
—Jaime: En mi caso, La Unión y Radio Futura son dos grupos que he escuchado y de los que me gustaban cosas, pero yo vengo más del indie rock de los 90, de bandas con 091, Surfin Bichos, Los Enemigos, ese tipo de bandas. Yo creo que esa mezcla de sonidos que tenemos ha influido mucho en Estilo Internacional. Es como si mezclas a Radio Futura con un sonido más rock, más Surfin Bichos o 091, nuestra banda es un poco eso. Es un crisol de estilos musicales, que es lo que a nosotros nos gusta.
—¿Y Corcobado os gustaba?
—Patxi: Claro, tanto con Mar otra vez como con Demonios, tus ojos.
—¿Cómo fue la grabación de vuestro primer disco, Un mundo a escala? Habéis comentado que os parece el más crudo y urgente.
—Jaime: Fue muy rápido todo.
—Miguel: Componíamos un tema cada vez que ensayábamos. Y eso pasó desde el primer ensayo. Así que como nos juntamos en mayo, ya teníamos los temas para empezar a grabar el disco en octubre y a mezclar en diciembre.
—¿Y cómo lo veis el disco con la perspectiva de los años?
—Jaime: Vemos que hemos evolucionado muchísimo. El primer disco era, a lo mejor, más fresco, pero musicalmente hemos evolucionado muchísimo. Es normal, completamente lógico. El primer disco de una banda no puede sonar igual que el resto de discos. Eso sería malo.
—Pero tristemente pasa.
—Jaime: Sí, claro que pasa. No voy a decir nombres, pero los tengo en la cabeza. Grupos que prácticamente llevan haciendo el mismo disco 30 años. Pero bueno, no voy a decir nombres.
—Patxi: Aunque hay canciones que seguimos tocando.
—Jaime: Sí, claro. El disco tiene su gracia. Y tiene canciones muy buenas. Lo que pasa es quizás estaba un poco menos maduro comparado con los siguientes.
—En cambio sobre vuestro segundo disco, Retrofutura, habéis comentado que os centrasteis en ver lo bien que podíais sonar. ¿Se notaba que os complementabais mejor tras tantos conciertos y ensayos?
—Jaime: A Miguel le comenté que para el segundo disco, intentase no meter tantas distorsiones y metiese guitarras más limpias, más cristalinas. Entonces, basándonos en esa idea, el disco suena diferente. Es un disco más post-punk, pero con un sonido más limpio, muy melódico. Retrofutura es un muy buen disco.
—Miguel: A mí sigue siendo el disco que más me gusta, junto con Nocturna. Con Laika, tengo sentimientos encontradas. Se tardó demasiado en hacerse.
—Las letras me parecen un poco más filosóficas en Retrofutura. ¿Coincidió con algún momento especial en tu vida Miguel?
—Miguel: Era autónomo. Curraba con un hijo de la gran puta que me ponía carteles delante tipo “Solo lo excelente es suficientemente bueno”. Me decía que si él no me presionaba, yo no mejoraba. Y por esa época leía muchísima teoría marxista. Y siempre he sido muy introspectivo y muy de pensar. Digamos que era un momento un poco regular en que leía cosas, como por ejemplo, Manhanttan Transfer y Vacío perfecto de Stanislav Lem que daban mucho que pensar y que no eran demasiado alegres o alentadoras. También fue una época en la que me dio muchísimo por ver películas. Pasaba mucho tiempo solo y me dio por ver, cronológicamente, todo lo de Tarkovsky. Y claro, te da por pensar. Tenía unas lecturas y unos visionados que eran un poco duritos.
—¿Seguís pensando que el presente es un fracaso?
—Miguel: Sí, el presente es un fracaso. ¿Y el futuro? No se ve.
—Jaime: Sí, totalmente. Cualquier persona que tenga dos dedos de frente ve que el mundo, la sociedad, la gente como persona y como masa, no está evolucionando para bien. Sinceramente, creo que estamos evolucionando para mal.
—Miguel: Fíjate que además con Retrofutura era el momento del 15 M y todo ese rollo. Por eso escribí “Octubre”. Y al final ha pasado todo lo contrario. Nos dirigen al abismo.
—Jaime: Sí, en eso estamos de acuerdo. Mira los tres políticamente no pensamos igual. Bueno, pensamos cosas parecidas, pero con muchísimos matices, como musicalmente. Puede haber una base que estamos de acuerdo, pero luego tenemos muchos matices. La sociedad de hoy en día no da pie a ser muy optimista.
—Volviendo a Retrofutura, es además un disco más ecléctico. Aunque habéis comentado que compartís gustos similares, ¿hay algún estilo o matiz que sea característico de alguno de vosotros y no del resto?
—Jaime: Sí, Por ejemplo, Patxi y el rock español.
—Y, en tu caso, el sonido Manchester, ¿no?
—Jaime: No, no, Yo ahora no escucho esa música. Yo escuchaba britpop y todo lo del sonido Manchester mucho en los 90 y a principios de los 2000. Ahora lo que más escucho, fundamentalmente es heavy metal clásico y country alternativo, cosas como Nicky Lane, Ryan Adams. Algunos discos de los 70 de Neil Young, que son maravillosos. Ya no escucho tanto ni postpunk, ni indie rock, ni esas cosas. Cada momento de la vida te pide una cosa.
Neil Young, es un tío maravilloso y además es una grandísima persona. Musicalmente es un tío que ha influido en bandas de todo tipo, de country, de folk, en el sonido grunge, en bandas de heavy metal, en bandas de britpop… Por ejemplo, Noel Gallagher es un gran fan de Neil Young. Es un jefazo.
—Miguel: Yo siempre he sido el siniestro del grupo. Lo que pasa es que ahora vuelvo a tender más al punk, aunque siempre con conexiones con el punk 80 español. Me gustan los grupos que suenan parecido a los que me gustaban cuando tenía 15 años: Espasmódicos, TDeK. Esos grupos que tenían un puntito oscurete, bien por los medios de la época y el tipo de producción, bien porque tienen alguna reminiscencia e incluso, a veces, por ese humor tan negrísimo y tan catastróficas.
—Miguel: Los nombres de los discos más o menos, quitando Nocturna que fue una cosa que se me encendió la bombillita, se les suelen ocurrir a ellos, cuando se quedan a tomar cañas después de ensayar. Laika fue ocurrencia suya porque era un disco en algunos puntos, bastante soviético. Es como ver una cápsula Soyuz ahí rota. Un disco de la era espacial. Y Retrofutura, si lo piensas, es un poco así también.
—Jaime: También está nuestro amor por los animales. Patxi ha tenido gatos y perros. Yo tengo dos gatas. Miguel tiene cuatro gatos y un perro. Entonces Laika, al ser una perrita que viajó al espacio y acabó como acabó la pobre, le queríamos rendir un pequeño homenaje.
—En Laika introducís programaciones y teclados. ¿Queríais dar un dar un paso adelante en vuestro sonido?
—Jaime: Más que un paso más adelante, es hacer algo un poquito distinto, meterle unos matices un poco distintos para que no todos los discos sean iguales, todos los discos tienen que tener su personalidad propia. Entonces en Laika nos dio por eso. Nunca se sabe hacia dónde vamos a ir. Si pudiéramos meter una orquesta sinfónica lo haríamos, pero no tenemos medios para hacerlo.
—Miguel: Es que hay temas que lo piden. No puedes imaginártelos grabados de otra forma. Tocados sí, porque al final tenemos el directo que tenemos. Mola el formato Power trío porque somos crudos en directo. Pero en disco no me imagino canciones como “Sentido Orgánico” o “Radio Tirana” sin las programaciones y sin esos colchones.
—Jaime: Tú hoy has escuchado algunas canciones de Laika que llevan programaciones en el disco como son “Radio Tirana” y “Sentido Orgánico” y las has escuchado en el local de ensayo sin esas programaciones y son diferentes, pero no pierden la esencia. La esencia es más o menos la misma. Porque no dejamos de ser una banda de rock, un trío de rock.
—Eso que comentas, lo estaba pensando antes. ¿Siempre habéis pensado en Estilo Internacional como un trío?
—Jaime: Sí, es que hay grandísimas bandas que son o eran tríos: Cream, Nirvana… Rush son un trío y además hacen rock progresivo. Parece que están siete tíos en el escenario y son solo tres. No es algo que te tenga que limitar. Y menos a la hora de grabar. No es un problema, puedes meter muchísimas cosas, muchísimos arreglos. Y en directo lo que hay que hacer es sonar bien, sonar compacto y potente. Y el formato trío está muy bien. A lo mejor si tuviéramos muchísimos medios y dinero, seguiríamos siendo un trío, pero luego en el escenario saldríamos seis tíos allí a tocar con teclados y dos guitarras y todo eso. El formato trío de rock es un formato que da muchísimo juego y se pueden hacer grandísimas canciones. Placebo, por ejemplo, también empezaron siendo un trío.
—Miguel: Un trío mola mucho para el directo y luego los discos son otra cosa. Lo que va a diferenciar un disco de una maqueta bien trabajada es la cantidad de arreglos que metas y cómo trabajas esa progresión. Y en ese sentido, Laika, para mí, fue un intento de venirnos arriba y de ver qué es lo que se podía hacer, hasta dónde se podía llegar así. Es la primera vez que yo doblo todas las guitarras, antes usaba el truco de doblarlas con delay. Pero si puedes duplicar, hacer que sean distintas, si puedes meter cuatro guitarras con distorsión en vez de dos, siempre va a sonar más grande.
—Jaime: Las canciones de Laika están muy producidas y tienen muchos arreglos, muchos instrumentos, programaciones… Pero en directo, con los tres a pelo, funcionan muy bien.
—Miguel: Laika, ten en cuenta, que se tardó en mezclar un año. Estuvimos dos años currando en el disco. Fue una puta locura.
—A propósito de eso, habéis dicho alguna vez que vosotros dos os veis más como músicos y a Miguel como como productor?
—Miguel: Me gusta mucho más grabar y mezclar que componer. Fíjate lo que te digo. Cuando me compré mi primer ordenador lo primero que pensé fue que podía grabar cosas.
—Volviendo a la política, en Laika nos encontramos las realidades alternativas de “Radio Tirana” mientras que en Retrofutura teníamos “Octubre”, tema que mencionasteis antes. ¿Os gusta meter algo de crítica social en vuestras letras?
—Jaime: Sí, A Miguel, sí. Lo que pasa es que, sobre todo a Patxi y a mí, no nos gusta que las letras estén demasiado politizadas.
Esto es un grupo, esto es un equipo. No nos gusta que las letras estén excesivamente politizadas. Pueden tener su idea un poco oculta pero no queremos hacer el “Mandela Day” de Simple Minds o ese tipo de cosas. No queremos que sea un grupo excesivamente politizado.
—Miguel: Al final son letras que están muy politizadas, pero tienes que saber leer muy bien entre líneas.
—Jaime: Eso está bien. Que no sea excesivamente evidente.
—”Restos de un naufragio” es uno de los temas más oscuros que habéis grabado hasta ahora. ¿Cómo nació esta composición?
—Miguel: Sí. “Restos de naufragios” es una composición, parte de Patxi y parte mía, digamos que es un 30% suyo y un 70% mío. Patxi pasó un momento difícil y entonces empezó a componer el tema. Cuando me enseñó el riff de bajo dije -“Esto va a llevar un rollo Sisters of Mercy, empezando con una caja de ritmos”. Desde el principio la vi así.
—¿Y pensáis hacer más cosas en esa onda?
—Jaime: ¿Por qué no? Esas cosas van surgiendo. Nosotros no nos cerramos a nada musicalmente.
—Patxi: Ese tema lo tenía yo desde antes de Arsénico, aunque no hice nada nunca con él. Tenía un dibujo y un día Jaime me preguntó de quién era. Le contesté que mío.
—Jaime: Y yo le dije: -“Mola mucho. Hay que hacer una puta canción con eso.”
—Pasamos al tercer disco, ¿qué supone Nocturna en la evolución de la banda?
—Jaime: Es un disco que quizás es un poco más crudo que Laika. Melódicamente me parece que es un disco más regular. Es más compacto, todas las canciones están a un nivel muy alto, no tiene altibajos. Es un disco en el que quizás hemos buscado el sonido de cómo sonamos en el local de ensayo, un sonido con una producción más natural.
—Miguel: Para este disco no buscábamos una producción pomposa. Mirando los discos anteriores, Retrofutura es el disco con mejor relación calidad precio comparado con Laika. Es una cosa que se hizo con poco y se consiguió sacar muchísimo partido.
También hay una pandemia de por medio. Entonces yo tuve mucho tiempo para escribir mogollón de letras. Y en el tiempo de elaboración me pasaron bastantes cosas y por eso hay algunos temas que son bastante intensitos y que, además, salieron solos. Aquello era como un parto, era como echar bilis negra.
—”La noche transparente” es vuestro tema más largo, llegando a los ocho minutos. Es una composición bastante ambiciosa (en el buen sentido) con una letra muy currada y un desarrollo instrumental también muy trabajado. ¿Cómo surgió hacer un tema así?
—Jaime: Miguel trajo la base de la canción. Yo ya le había comentado que había que tener una canción lenta en Nocturna. Una canción con un ritmo más lento, más pausada, para darle matices al disco. Y trajo la base. la letra y la melodía de la canción. Yo por aquella época estaba muy flipado con el nuevo disco de Iron Maiden, Senjutsu, que tiene algunas canciones muy progresivas y muy largas, pero que me parecían completamente fascinantes. Yo lo hablaba con Patxi y con Miguel que quería hacer algo así, algo largo, progresivo y un poco diferente. O sea, salvando las distancias. Una canción de casi nueve minutos, cosa que nunca habíamos hecho. La pusimos la última en el disco porque era una canción un poco arriesgada. Pero a mí es que el rock progresivo me gusta mucho. Es una canción que a mí me parece una pasada.
—Vemos entonces que tus influencias metálicas de alguna forma han llegado a Estilo Internacional.
—Jaime: Sí, aunque Miguel cuando era un chaval también escuchaba ese tipo de música. En mi caso, yo la escucho más ahora que antes.
—Miguel: A mí es que Eskorbuto me cambió la vida. Para mejor.
—Jaime: A mí me encanta el metal más clásico, sobre todo bandas como Iron Maiden, Judas Priest, aunque también Megadeth. Lo que pasa es que Megadeth es una cosa que es inalcanzable a nivel musical. Para escucharlos muy bien, pero para aportar ideas, no es la mejor banda para nosotros. Pero los temas del último de Iron Maiden, esas canciones progresivas tuvieron mucha influencia.
—Miguel: A los Maiden los trillé mucho, aunque el disco que más gusta es el que no le gusta a nadie, que es el Seventh Son Of A Seventh Son que es el que tiene teclados. Cuando escuché a los Fields of the Nephilim me dije que eran como el Seventh son pero con la voz de Carl McCoy.
—Tenéis unos temas muy pegadizos, ¿creéis que vuestra música con mayor difusión, podría llegar al público masivo?
—Jaime: Siempre lo hemos buscado. Nuestras canciones siempre tienen buenas melodías.
—Miguel: ¿Cómo son las canciones que recuerdas, que se te pegan? ¿Qué es lo que hace grande, por ejemplo, a grupos como The Sound? Tenían esa cualidad.
Hay gente que ha escuchado el disco y nos ha dicho que tenía que estar sonando en Radio3.
—Jaime: El problema es que Radio3 tururú. Quizás si Estilo Internacional hubiésemos empezado nuestra carrera a finales de los 80, entonces, ojito. Pero ahora el panorama de la música rock un poco más alternativa como la nuestra, aquí en España, es bastante lamentable porque muy poca gente joven escucha rock en general. Cada vez menos. Entonces es más difícil.
—¿Qué pensáis del éxito actual del post punk? Bandas como Fontaines FC, Shame, Yard Act mezclan post punk con influencias del indie y tienen bastante éxito ahora.
—Jaime: Sí, hay algunas de esas bandas me gustan.
—Miguel: Lo que pasa es que en este país para muchas cosas tiene un funcionamiento anómalo. Entonces donde las cosas te saldrían bien en otro sitio, aquí no. Eso es así de siempre. Ya lo decía Unamuno, lo decía Valle-Inclán. Lo decía gente que tenía bastante más coco que yo y sabían de lo que hablaban. Aquí, igual que está la tradición de ir a ver a los grupos de siempre para quejarte luego de lo mal que lo hacen, está el rollo de no apoyar cosas.
—Jaime: Nosotros nunca hemos tenido la sensación ni el complejo de que hagamos música rara, una música que no la pueda escuchar todo tipo de gente, para nada. Creemos que es una banda bastante asequible para bastante tipo de gente. Lo que ocurre es que falta difusión y hay menos público para este tipo de música aquí en España que hace años. Pero nosotros, claro, que creemos que nuestra música podría llegar a muchísima más gente.
—Siendo el indie rock una de vuestras influencias, ¿habéis tenido alguna relación con la escena indie nacional?
—Jaime: Sí, lo que ocurre es que el circuito indie ahora mismo en Madrid, que el que más conocemos, es un circuito muy cerrado, de grupos, todos muy parecidos, y si alguien se sale un poco de esa línea, no encaja. En España ha pasado mucho que la gente es muy cerrada musicalmente. Están los heavies, los siniestros, los indies. En los 90, por ejemplo, el indie abarcaba muchos tipos de música, había grupos muy diferentes dentro de la música independiente. Ahora no. Los grupos indie españoles que yo escucho ahora en la radio suenan todos prácticamente iguales. Y no lo hacen mal, lo que pasa es que son todos muy parecidos. Alguien que haga algo un poco diferente ya no tiene cabida ahí.
—Estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Pero sigamos, siendo fan de The Sound, quería preguntaros por la versión que habéis hecho con Sergio Mariño de “Winning”. ¿Cómo surgió esto?
—Miguel: Yo a Sergio lo conocí por internet y es un tipo particular que además tuvo un grupo que le pasó lo que a mí. Tenía un grupo en Argentina que se llamaba Procesión y hacía un post-punk que molaba muchísimo y no tuvo nunca formación estable. Al final se cansó y se puso de solista. Y como le molaba mucho Cerati y se había cansado del rollo oscurete, intentó ser su propio Cerati.
—Jaime: A nosotros nos gusta mucho Cerati, claro. A Miguel, a Patxi y a mí.
—Miguel: Recuerdo que escuché sus cosas y dije;-¡joder, este tío mola lo que hace! Y le escribí. Y empezamos a hablar. Tuvimos algunas videollamadas. Y recuerdo que le hablé de The Sound a los que no conocía y le dije que los escuchase porque molaban muchísimo. Es un grupo maravilloso que no ha pasado de moda, sonaba moderno y sonaba post-punk revival cuando el post-punk revival no existía. Adrian Borland, si luego exploras su trayectoria con The Citizens y en solitario, seguía molando muchísimo. Es una pena que le pasara lo que le pasó. Volviendo al tema, Sergio en un momento dado me preguntó si queríamos hacer una canción, la de “Winning!, que le había gustado.
Recuerdo que planteé una demo de una determinada manera y la trabajábamos nosotros en el local, sonando muy cruda. Luego él a partir de lo que había, mandó sus guitarras y sus cosas. Y quedó algo bastante curioso.
—Jaime: Yo quise cambiar la canción, darle una personalidad, no hacer una canción igual que la de The Sound. Me basé mucho en hacer una base rítmica, como el “Just Like Heaven” de The Cure, pero con la melodía de “Winning” de The Sound y con unas guitarras más shoegaze. Si la escuchas te das cuenta. Además, como nos gusta mucho el shoegaze a todos, pues encajó de puta madre.
—Miguel: Creo que grabar ese tema con nosotros le ayudó a Sergio, digamos, a trabajar un poco más las guitarras de otra manera, a tener otro horizonte.
—Yo, en cambio, nunca he conseguido conectar con Cerati, y tampoco con Soda Estéreo.
—Jaime: Es que tienen varias etapas. Tienen una etapa, la primera, que es casi un grupo de ska. Luego llega un post-punk muy ochentero y luego la tercera etapa, que es casi un grupo de shoegaze. A mí la etapa que más me gusta es la del final de los últimos discos.
—Miguel: A mí me gusta mucho, creo que es el 4.º disco.
—Jaime: Ese es más post-punk. Doble Vida.
—Pasando aa vuestros conciertos, habéis tocado con She past Away, Diary of Dreams, The Essence y The Chameleons. ¿Cuál ha sido vuestro mejor recuerdo de estos bolos?
—Jaime: Nos falta una banda ahí, que es que además una banda maravillosa y gente muy maja: Escape with Romeo. El cantante, cuando editamos Nocturna me mandó un mensaje felicitándonos.
Han sido muy buenas las experiencias de haber tocado con todos esos grupos.
—Miguel: Me encantó tocar con Chameleons porque los vimos justo bajar de la furgoneta cuando llegábamos y venían con camisetas y chanclas que parecía que venían de la playa de vacaciones. Me pareció un rollo muy fresco y muy de tíos normales.
—Jaime: Nos llamó mucho la atención, aunque yo ya con Arsénico por Compasión, había tocado en festivales gordos y he conocido a gente, pero de estas bandas que tú comentas nos llamó mucho la atención la humildad de todos estos grupos. Son grupos, algunos que han llegado a triunfar de una manera espectacular y son gente súper humilde y súper maja.
—Miguel: Cuando tocamos con Diary of Dreams me cayeron bastante mejor Frozen Autumn.
—Jaime: Eran maravillosos también. Pero bueno, que yo con el batería de los Dreams me llevé de puta madre. En cambio conoces a grupos españoles que han sacado un disco en su vida y que te miran por encima del hombro. Y creo que en la música, cuando estás encima del escenario no hay que ser humilde nunca, pero fuera del escenario es importante serlo.
—¿Qué proyectos tenéis para el futuro de Estilo Internacional?
—Jaime: Eso nunca se sabe, porque ahora lo que tenemos que hacer es seguir con las presentaciones de Nocturna y hacer el videoclip de “Últimas Luces”. Una cosa que podríamos hacer es cambiar el formato y para lo nuevo, a lo mejor, hacer algo que nunca hemos hecho, que es un EP, de cuatro o cinco canciones. Es una posibilidad, para no tirarnos tanto tiempo para sacar un nuevo LP. Es algo interesante.
—Ya que comentas eso, es verdad que tardasteis bastante en sacar Nocturna comparado con los otros discos.
—Jaime: Con la pandemia prácticamente fueron un año y medio perdido completamente. Y además nosotros ya teníamos tres LPs editados y tampoco teníamos una necesidad de sacar un cuarto disco muy rápidamente. Quizás los primeros discos sí tienes que hacerlos más rápido, no dejar más de dos años entre disco y disco, pero ya al ser el cuarto no teníamos esas prisas.
—Miguel: Además hay un momento en el que tienes que escribir canciones y componerlas y termina costando. Sobre todo a mí, lo que me ha penalizado es el no tener los tiempos de transporte público, pero te digo una cosa, no cambio el full remote por nada. Me ahorro muchas cosas porque yo de la pandemia he salido peor. A mí el haber estado dos años prácticamente sin contacto con gente me ha hecho perder bastante capacidad de socialización. Si ya de por si me costaba, aunque parezca que no, ahora me cuesta mogollón. Con lo cual casi prefiero no moverme de un entorno seguro que es mi casa y mi barrio.
—Jaime: Quizás también el nivel de exigencia que tenemos con las canciones, pues es un poco más alto. Eso nos hace, a lo mejor que tardemos un poco más, somos más selectivos.
—Miguel: Se han quedado fuera de este disco cinco temas. Vamos subiendo el número de canciones. De Un Mundo se quedó fuera una, de Retrofutura una también pero de Laika se quedaron fuera tres.
—¿Y pensáis recuperarlas?
—Jaime: Yo prefiero hacer cosas nuevas. Hay una canción en Nocturna, por ejemplo, que llevaba ya escrita bastante tiempo, “Ciudades invisibles”. La retomamos y cambiamos cosas, pero yo prefiero mirar al futuro y no retomar cosas antiguas, pero tampoco se descarta.
—Miguel: Para que te hagas una idea, la canción más antigua que hay en Nocturna es de 2016, que es “A veces vuelven”. Escribí la letra y no le puse música hasta 2017. Y así bastantes, pero casi todas salieron después de la pandemia. Fueron saliendo súper encadenadas. A lo mejor tenían letra pero costaba ponerle música. “Últimas luces”, por ejemplo, es un tema que salió solo. “Cero absoluto” es otro de los tema que salió solo, pero em un momento súper chungo. “Zona liminar” también salió a la par. En cuanto a “La noche transparente”, llevaba con la letra un tiempo, pero la música no se la puse hasta bastante más tarde.
—Hora de los proyectos paralelos. Miguel también tocas con Vacío Interior, a los que he podido ver en directo unas cuantas veces en el último año. ¿Qué nos cuentas de tu otro grupo?
—Miguel: José Ramón de Ecodalia me propuso hacer algo juntos. Lo conozco de encontrármelo en los conciertos y él conoce a mi pareja, Susana, desde los tiempos del Brujas, con eso te digo todo. En un momento dado conseguí que Kike volviese a tocar después de haber salido escopetado de Paralitikos y no tener ganas de volver a tener un proyecto. Juntos tuvimos un proyecto muy efímero que se llamó A Shroud for Ligeia. En el primer recopilatorio de Suburban Relapse tienes un par de temas del EP que está a medio mezclar. Por otra parte, conseguí que Cherni, el teclista de Silesia, volviera a tocar otra cosa que no fuese folk con zanfona. Nos juntamos los cuatros y formamos Vacío Interior. Era un proyecto en el que yo solo quería tocar el bajo y grabar, pero en el que terminé haciendo la mayoría de los temas mano a mano con Kike. Letras hay seis mías, una de Kike, otra de José Ramón y dos de Cherni basadas en relatos suyos.
Incluso hay descartes de letras de Estilo Internacional que acabaron en canciones de Vacío Interior, como por ejemplo “Conversaciones en una lengua muerta”, que era un tema que no se terminaba de encajar y que en Vacío Interior quedó de escándalo. Vamos a sacar ahora un single, con un tema nuevo que está hecho a mano entre Cherni y yo. Y además con una versión de “La Espiral de Hojas” de Ecodalia que creo que tú has llegado a ver en directo y que ha quedado bastante currada. Y estamos trabajando en un segundo disco que sabemos cómo va a ser, porque se está aportando bastante por parte de todas las partes
—Miguel, además has creado el sello Suburban Relapse en el que has editado lo último de Vacío Interior y Estilo Internacional. ¿Nos puedes hablar de tus próximos lanzamientos?
—Miguel: Pensé que si un disco no lo mueves tú, ¿quién lo va a mover? Además yo ahora trabajo en programación, pero durante bastante tiempo estuve trabajando en el mercado editorial, en el mercado de edición de publicaciones. Me gustan los procesos productivos, y la verdad, ¿quién no quiere sentirse un poquito Tony Wilson o mejor, un poquito Ivo Watts-Russell?
En cuanto al rollo del sello, hay un montón de gente que si no fuese por mí, a lo mejor no editaban nunca nada. Hay proyectos, el primero ya publicado es el minielepé de Azote Mental en CD, en una edición que mola porque está hecha toda en brillo y lleva un libreto. Está muy currado. Para otoño quiero sacar a TAF. El nombre es la pronunciación inglesa de tough y es un grupo de chavales muy jóvenes que conocen mogollón de música. Es un grupo con miembros de Arriate, el batería y los dos guitarras están en ambas formaciones. Es un grupo anterior a Arriate, que montaron después tenían canciones que no les cuadran con TAF. Te pueden recordar tanto a Buzzcocks, como a a cosas de new wave británica o a The Motels, todo esto siendo un grupo de garage punk, que es un poco lo alucinante.