Fotos: Juan Francisco Camacho
El pasado veintitrés de noviembre tuvo lugar en Madrid el festiva Santuario, una de las citas más esperadas de este año para los amantes de los sonidos más oscuros. El cartel había conseguido reunir una buena selección de los mejor de lo nuevo (con la vuelta de Linea Aspera, dos grupos del puntero sello Dais: Tempers y Kite, Principe Valiente y la sensación catalana Darkways) junto a varios artistas de la vieja escuela (los cabezas The Sisters of Mercy, la leyenda de la EBM Front Line Assembly y la vuelta de Cycle, Culture Kultür y Stereoskop). Al llegar a la sala Groof, ubicada en el vecino municipio de Pinto no pude evitar pensar en el primer DarkMad y todas las cosas que habían cambiado desde entonces. Iba al festival con dos viejos amigos que no estaban muy acostumbrados a estos eventos: uno que había conocido en Milán y afín a mis gustos más electrónicos y otro antiguo asistente del Primavera Sound con el que charlaba de música cuando rondaba los veinte años. Tenía ganas de saber cuál sería su reacciones al festival al no estar acostumbrados a este estilo de música.
Nada más llegar nos dimos una vuelta por el recinto para ver la disposición. Este año la carpa pequeña había quedado para que los músicos guardasen su equipo mientras que la principal se había dividido en dos. Uno de los problemas del festival fue que en los momentos más tranquilos de algunas actuaciones se escuchaba un poco el sonido del otro escenario. Aunque por suerte, no hubo muchos momentos tranquilos. Empezamos el festival en la sala pequeña, donde, rodeado de mucho humo, el decano DJ valenciano Rafa Pastor, abría con una sesión a vinilo. Rafa Pastor es uno de los míticos DJs de la valenciana sala Spook y también ejerce de disquero en su tienda UltraSound con lo que os podéis imaginar que tiene una buena maleta. En su sesión pinchó EBM clásica, con nombres como Tribantura y su “Getting Hurt or Killed”, el “Clowns in Heaven” de The Mao Tse Tung Experience (proyecto paralelo de Thomas Lüdke de The Invincible Spirit) y los fantásticos Code Industry que reeditó hace un año el gran sello Dark Entries. El momento más valenciano fue un “Stranger” de Clan of Xymox que realmente nos transportó al pasado.
Acto seguido pasamos a la sala grande para ver a una de las bandas que más ganas tenía de ver de todo el festival: los neoyorquinos Tempers. Mientras, en la sala pequeña actuaban Blood Desire, una formación madrileña a la que todavía no he podido ver y espero lograrlo el año próximo en su concierto con Romanthica. Es un grupo con unos seguidores bastante fieles, algunos de ellos amigos míos, que no dudaron en elegirlos a ellos y que más tarde me contaron que estuvieron bien. Mientras, con su último vinilo, titulado New Meaning, bajo el brazo, esperé impaciente a que apareciera Jasmine Golestaneh, que se presenta ahora acompañada de un músico invitado que fue alternando bajo y teclados. Sufrieron unos leves problemas técnicos al comienzo con algunos acoples de guitarra, pero la cosa fue mejorando a lo largo de la actuación. Tempers enamoran gracias a su música melancólica que contrasta con la fuerte interpretación de Jasmina. Sonaron algunos de sus mejores temas, como “Leonard Cohen Afterword”, demostraron manejarte en toda clase de terrenos, incluso con ese acercamiento al indie que es “Capital Pains” y nos maravillaron con temas tan redondos como “Unfamiliar” y la poderosa “Strange Harvest”. Compaginaron temas más atmosféricos y algunos más bailables y demostraron ser una de las bandas del momento. Esperamos que vuelvan pronto en gira propia.
Como todo evento de este tipo, tuvo también algo de encuentro, tanto con amigos a los que hacía tiempo que no veía como con artistas que habían acudido al festival y así entre el público nos encontramos a Manix, capo de Caustic Records, al dj David Aragón, a Raúl Gayo del Ombra, Israel “Azotemental”, Nico “Dead Wax” y Moira y Fernando “Shorai”, entre otros. Cuando volvimos en la sala pequeña estaban a punto de empezar New Wave Kills, una de las bandas del momento de Madrid, a la que pudimos ver hace poco en la sala Siroco. Yo no quería perderme ni un minuto de Linea Aspera, así que corrí a la sala grande, pero uno de mis compañeros fue atraído por el sonido post-punk de la banda como si fuese el canto de las sirenas y a duras penas pudo escapar.
En la sala grande, Linea Aspera hizo que el festival subiera a la primera división con un concierto estratosférica. El proyecto de Alison Lewis y Ryan Ambridge (que se presentó con una elegante boina) repartió hits tras hits ante una audiencia que se rindió incondicionalmente desde los primeros compases. Empezaron con una lenta y solemne, “Preservation Bias”, que sufrió del solape de sonido, y continuaron con una perfecta selección de sus mejores temas, que hizo que toda la sala bailase sin parar. Alison cantó fantásticamente y demostró tener una presencia realmente hipnótica. Ryan estuvo muy bien a los sintes y todo sonó bastante bien. Escuchamos temazos como “Hinterland”, con esos maravillosos sintetizadores, “Entropy” que nos atrapó con su bailable melodía, “Decoherence” y, por supuesto también brilló “Lamanai”, que fue la ocasión perfecta para que la australiana se luciera cantando con pasión. Alison comentó que era la primera vez que actuaban en España (hace unos años se cayeron del Ombra) y espero que, tras tal acogida, vuelva pronto. Tras una magnífica “Attica”, siguieron con “Solar Flare”, otro de los puntos álgidos del concierto, algo normal ya que es uno de sus temas más redondo y fueron terminando con una intensa “Sypnapse”. Antes de abandonar el escenario, Alison gritó Viva Palestina, nos mandó un beso y su largó con todos nuestros corazones.
Por el solape con Linea Aspera no esperaba poder ver a Principe Valiente, pero al final pude asistir a su actuación casi entera. Ahora se han quedado en dúo, formado por el cantante Fernando Honorato que se encarga también del bajo y Jimmy Ottosson a la guitarra. Con esta formación y con un sonido potentísimo, repasaron algunos de sus mejores temas como “Strangers In the Night”, “Porcelain” y “I Am You”. Fernando estuvo muy a la voz, con una interpretación muy sentida mientras que Jimmy Ottosson nos deleitó con muy buenas guitarras, a veces con un aire más atmosférico y shoegaze, otras más post-punk. Es una banda que hemos escuchado bastante últimamente y que también esperamos poder ver pronto en concierto propio.
Tenía muchas ganas de volver a ver Accelerated Corrosion tras su exitoso live del año pasado aunque tuvo la mala suerte de sufrir unos cortes de corriente producidos por problemas con la máquina del humo. Aun así David se mostró muy profesional durante todo su set y nos hizo bailar a los que allí estábamos con su mezcla de EBM y techno. Dividió su set entre temas nuevos, que pudimos escuchar allí en primicia y otros más antiguos como “TU”, “Counter 2”, “Parabellum” o su propia remezcla del “Fire Within” de Nightcrawler. El productor ha hecho subido una selección de lo que sonó esa noche en su propio canal de YouTube para que os hagáis una idea de su set. Esperamos que pronto podamos escuchar todos estos temas de la mano de nuestros amigos de Banshees Records.
Uno de los conciertos más esperados de la noche era el de Front Line Assembly, tras su accidentada última visita a Madrid. Centraron su actuación en el Tactical Neural Implant del que sonaron cuatro temas y esta vez Bill Leeb sí que se presentó y cumplió perfectamente. Su show contó con un sonido compacto que, a mí, personalmente me gustó, aunque otros asistentes hubieran preferido más definición. Pero lo que fue evidente es que sonaron con una potencia aplastante. La primera media hora fue bestial, con un volumen ensordecedor y muy potente y con el público poniendo caras de “dios mío, ¡qué pasada!”. La segunda parte fue algo más bailable e igualmente disfrutable. El concierto empezó con “Final Impact” que nos pilló desprevenidos. Siguieron, sin darnos pausa alguna con “Neologic Spasm”, y “Shifting Through the Lens”. Al comienzo de ésta, Jeff da una patada al aire y chilla ¡Jua!, y arranca una batería electrónica que suena a truenos. A continuación, atacan con la velocísima y atronadora “Plasticity”, tremenda, con todos a la percusión en lo que califiqué como “batucada industrial”. Bajaron el ritmo para una intensa y cautivadora “Bio-Mechanic” y se pusieron más bailables con “Killing Grounds”, que fue muy bien recibida por el público. Me alegraron la tarde tocando uno de mis temas favoritos, “Resist” de su Caustic Grip, una gran muestra de su sonido noventero. “Deadened” fue seguida de “Gun” y volvimos a flipar con la percusión. Se despidieron con otro clásico: un apoteósico “Mindphaser”. De lo mejor de la noche y del año.
Mientras, en la sala pequeña tocaban Stereoskop, como Principe Valiente también reducidos a dúo con Susana Egea a la voz y Alex Brujas a la guitarra. Tuvieron la mala suerte de que en el último reajuste de horas, le tocase a la vez que los Front Line Assembly, banda difícil de ver que era la razón de muchos para pagar el abono. Aún así muchos nos acercamos para ver el final de su actuación en la que tocaron temas de su último disco Silk como “My Side” y nos hicieron recordar esa época en la que conocimos al grupo con una fantástica “Sitting’ On a Fence” en la que tanto Alex con sus pedales como Susana con su interpretación nos volvieron a cautivar.
Aunque el cabeza del festival estaba a punto de empezar, quise escuchar un tema de Darkways, la última sensación de la darkwave y ver si eran tan solventes como en estudio. Y con el único tema que pudimos ver, que fue “Lies” nos demostraron que tenían bastante tablas y que se sabían ganar al público desde el comienzo. Estarán en junio de vuelta en Madrid y no nos lo vamos a perder.
Les comentaba a mis amigos que a los Sisters of Mercy hay que verlos por si suena la flauta y dan un buen concierto. Y esa noche, en Santuario, pasó el milagro y Andrew Eldritch y los suyos dieron un muy buen concierto. Ya desde los primeros temas, “Don’t Drive on Ice” o “Ribbons”, la banda, ahora con Kai a la guitarra sonó bastante bien y a Andrew se le escuchaba cantando. Y cantando bien. Evidentemente no tiene la voz de los ochenta, pero tuvimos al mejor Andrew posible. Aunque basan parte de su set en los nuevos temas que algún día tendrán que publicar, no tardaron en caer los clásicos como “Alice”, que fue seguida de una atmosférica “Summer” y una magnífica “Mother Russia”, que fue captada por cientos de los móviles. Y siguieron volando alto con una apoteósica “Marian”. Durante uno de los temas, una chica se me acercó y me dijo: “tiene una voz que le comería la polla. Apúntalo”. Estos nuevos Sisters han sabido convertir en virtudes sus defectos y así los nuevos temas, como “Eyes of Caligula”, “More” o “But Geneviese”, se centran en crear atmósferas e intensidad y consiguen que el concierto no tenga ningún bajón ni momento aburrido. “When I’m on Fire”, otra de las nueva, nos supo a gloria y ya merece estar en el grupo de los clásicos de la banda. Para terminar cerraron con tres clasicazos: “Temple of Love” que fue precedida de una larga intro y coreada por un público que no se cree lo que está viendo. Terminamos con una inmensa “Lucretia My reflection” y “This Corrosion” con toda la sala coreándola. Increíble.
Gracias al retraso pudimos ver al nuevo proyecto de Txarly Usher, Telaraña con Orkatz Ira a la guitarra, Mario Gutiérrez al bajo y Peibol a los sintetizadores. Hacen un post-punk/coldwave de sonido profundamente clásico. El año pasado publicaron un disco, titulado Angustia, que me lo acabo de poner mientras escribo esto y creo que es muy muy recomendable para cualquier amante del post-punk. Evidentemente, poca gente puede sonar más auténticos haciendo este tipo de música que Txarly. En esta ocasión no tuvo donde subirse, pero sí que estuvo demostrando que es un tremendo showman del que no pudimos apartar nuestra mirada. Sonaron algunos de sus temas como temas como “Temblores”, “Fatiga”, “Fluoxetina” o “Pánico” y ese tremendo homenaje que hicieron a Parálisis Permanente en la forma de una versión del “Tengo un Pasajero”.
El éxito de Cycle coincidió con los años que viví en Inglaterra así que nunca llegué a ser fan. Eso y que coincidieran con Black Nail Cabaret, dúo húngaro que me gusta bastante, hizo que me decantase por estos últimos. Aunque, tuve tiempo de pasarme por la sala grande a ver cómo lo estaba haciendo Carlos Ortega, el nuevo cantante y me pareció que estaba dando la talla. Un público bastante numeroso se había concentrado a ver a los de David Kano que ha conseguido que la banda suene bastante actual. Como nos comentaba Fernando Shorai, el técnico hizo que cada instrumento sonase en su lugar y supongo que los fans acabarían encantados.
Ya era bastante tarde cuando apareció el dúo húngaro Black Nail Cabaret, uno de las actuaciones que más esperaba del festival. El dúo húngaro nos sorprendió con su puesta en escena, con una breve introducción de sintetizadores y ella apareciendo completamente de blanco y con la cara tapada con una especie de trapo. Demostrando una gran elegancia en temas como “My Casual God” o “Totem and Taboo” en la que la cantante, finalmente, se desenmascaró. Por la hora, centraron su repertorio en sus temas más bailables como “Teach Me How to Techno” aunque tuvimos momentos como “No Gold”, con todo el drama del original y una interpretación con mucha fuerza de Emese Árvai-Illés . Se fueron despidiendo con “Bête Noire”, una de sus mejores composiciones que disfrutamos enormemente. Fantásticos.
En la sala grande vimos un rato de la actuación de David El Niño que pinchó a Vitalic y el “Force” de Technasia. Había mucha gente y toda bailando y mis dos amigos no dudaron en quedarse un buen rato disfrutando de la música del legendario DJ.
Culture Kultür, el grupo liderado por Salva Maine había vuelto y daban su primer concierto tras el “comeback” en el festival. A Salva lo habíamos visto este mismo año cantando con su banda de dark folk Har Belex y sabíamos lo buen front-man que es. Culture Kultür es una banda que marcó una época y fue normal que su vuelta congregara a un buen número de fans. Descargaron su future pop con temas como “Drum Machine” y “War is Over”, siempre bailables y algunos con toques cercanos al sonido trance de los noventa. La solidaria letra de “Refugee” suena perfecta viniendo de una voz tan cálida como la de Salva aunque también es capaz de usar un registro más agresivo como comprobamos en “Promised Land Blues”, uno de los temas más potentes de su repetorio. Como al resto de las bandas, esperemos verlos de nuevo en concierto propio.
Aunque los hemos visto varias veces, pero The Complexity consiguieron sorprendernos de nuevo. Era tarde, estábamos cansados ya pero la banda madrileña consiguió dar un concierto magnético y sorprendente de algo que podríamos llamar EBM. Ayudados por un sonido atronador, y unas cegadoras luces Álex con su inseparable traje y tan teatral como siempre, Carmen a los teclados y Frank a la batería electrónica nos embarcaron en un viaje sónico difícil de describir. Empezaron experimentales y sorprendentes aunque no tardaron en regalarnos su “Un día cualquiera en Texas”, que sonó durísimo. Tuvimos ritmos EBM, un sonido bastante industrial y moderno, críticas al sistema financiero y temas alargados, entre ellos su “The Executive”. Muy intenso todo. Me encantó.
Me dolió perderme a los World To Zero, a los que había visto por última vez en un evento de Dominant, pero ya eran más de las cuatro y al día siguiente me esperaban ciertas obligaciones parentales. La buena noticia final es que ya tienen fecha para el año próximo.