FOTOCOPIA, así en mayúsculas, es el nuevo proyecto de Teo Cid González, un músico curtido en el underground gallego que, ahora, ha encontrado en una electrónica violenta, cercana a la EBM, su nueva forma de expresión. Hace un par de meses publicó su primer EP, seis viscerales temas que nos han volado la cabeza. Nos han contado que su directo es una experiencia impresionante, algo que podremos comprobar este sábado en el festival Ombra que se realiza en Barcelona.
Foto de portada: Océano Linares
Foto: Macarena Morilla
—Una de tus primeras bandas fue Uzumaki, creada en el 2013. Allí ya hay electrónica e influencias de Suicide. ¿Qué te inspira a formar la banda con Artur Martínez? ¿Solo publicasteis un casete y un split, ¿verdad?
—Sí, publicamos un cassette con Boston Pizza Records y un split junto a Terremoto Sí en vinilo, coeditado entre Mamá Vinyla y PORNO. Cuando empezamos con Uzumaki estábamos muy flipados con bandas como Suicide o Big Black. En esa época personalmente no escuchaba mucha más electrónica más allá de cosas como estas que, aún con componentes electrónicos, orbitaban en torno al punk y el rock. Me interesaban también cosas más extremas de noise o electrónica fuerte, pero no me dio por ahí. Hice algún experimento con Fruity Loops pero estaba más centrado en tocar la guitarra y en que la caja de ritmos sonara a Big Black.
—¿Qué pasó con Uzumaki? ¿Por qué se acabó el proyecto? ¿Estabas muy ocupado con Monstruo?
—Sacamos el split y no tocamos mucho más. Un clásico.
—Tu otro grupo de la época fue Monstruo, y con ellos grabaste algo más de material. Era un grupo de cuatro miembros, no un dúo como Uzumaki. ¿Cómo fue la experiencia con esta formación?
—Monstruo fue anterior y coexistió con Uzumaki. Fue con quienes empecé realmente a meterme en el mundo del DIY y a descubrir maneras diferentes de hacer música y a perder la tontería tocando en directo.
—Fuiste parte del colectivo PORNO ¿verdad? ¿Estabas también involucrado en la organización de eventos y gestión de las bandas? ¿Qué aprendiste de todo aquello?
—Sí. PORNO fue una época muy importante para mí. Ayudaba en la organización, diseñaba la mayoría de carteles y material gráfico y editaba la Revista PORNO, nuestro fanzine. Aprendí lo importante que es hacer las cosas con otrxs.
—¿Cómo viviste la escena underground gallega durante esos años? ¿Cómo la ves ahora?
—Fantástica, muy estimulante. Había mucha diversidad estilística y buen rollo, ganas de tocar por el puro hecho de juntarse y compartir el momento. Ahora, vista esa época en perspectiva, sí que veo que podía pecar de estar algo cerrada sobre sí misma, obviando otras cosas y otras escenas simultáneas que lo habrían enriquecido todo mucho.
Ahora mismo no sé decirte cómo está, estoy bastante desconectado. Seguro que hay cosas geniales pero no me entero.
—Hace poco estuvimos en una fiesta para salvar el Liceo Mutante. Has actuado allí varias veces, ¿qué ha supuesto para ti? Aunque eres de Ourense, ¿solías ir?
—Con Uzumaki ensayamos allí durante una temporada que vivíamos ambos en Pontevedra. Arrancamos PORNO poco después de pasarnos Monstruo por allí a visitar un festival de fanzines y autoedición, el Grapa Grapa a la vuelta de un concierto en otra ciudad y nos flipó.
El primer concierto de FOTOCOPIA lo di allí poco después de que se empezaran a levantar las restricciones post-pandemia. Un sitio sin mierdas, libre y seguro.
Foto: Océano Linares
—Hemos visto un directo que grabaste con tu proyecto F.I.G.A., Es un rollo más noise. ¿Qué nos puedes contar de él? ¿Tienes pensado hacer más cosas?
—Es un proyecto que comencé con mi amigo René, cantante de Terremoto Sí, cuando estaba en A Coruña. Yo hacía las bases y René aportaba letra y voz. Me encanta su manera de entender la creatividad, desde que lo conocí lo admiré como artista y persona y fue muy guay tener F.I.G.A. con él.
—¿Cómo y cuándo empiezas a interesarte por la música electrónica? Ya algunos de tus primeros grupos usáis cajas de ritmos y sintetizadores. También leí en una entrevista que al comienzo no te interesaba porque no le veías compromiso
—Me empecé a meter en el mundo de la electrónica hace años cuando vivía fuera. Allí me pillé una controladora midi y empecé a aprender a usar más en serio el ordenador para hacer canciones. Paralelamente también empecé a interesarme en el mundo de la construcción de sintetizadores DIY, el circuit-bending, etc… Pero tardé en encontrar la manera de tocar las cosas que iba haciendo en directo.
No es que no le viera compromiso, es que tenía un prejuicio fruto de lo que había recibido como electrónica de chaval en las discotecas de mi pueblo lo cual me impedía ver el lado que podría haberme interesado de todo ello en su momento.
—Cantas en gallego y castellano, ¿es algo que te sale natural o quieres realmente reivindicar la lengua?
—Natural.
—Tu primer tema fue “Alan Turing”, más ruidoso y punk. ¿Fue esa la primera dirección que quisiste dar al proyecto?
—Sí, los primeros temas que tenía iban más en esa línea. Es un sonido que me sigue apeteciendo explorar, más distorsionado y roto.
Foto: Macarena Morilla
—Se te etiqueta como EBM, ¿estás de acuerdo con esto? ¿Te gusta el género?
—Siempre me gustó sí. Los temas de este EP suenan muy EBM, eso es verdad. Me interesan las secuencias de bajos y la rotundidad del género, aunque puede llegar a aburrirme por lo poco variado que es en la forma con una estética y unas temáticas muy limitadas, no sé… Al final son como riffs de guitarra y yo soy guitarrista, supongo que por eso me mola.
—¿Cómo surgió la grabación de la maqueta durante el confinamiento?
—No fue durante el confinamiento, aunque quedaría más épico supongo.
—¿Ves la electrónica como una forma de punk? O al menos tu forma de usarla.
—Creo que hacer música con un ordenador o un móvil, con la tecnología de consumo actual, es tan primario como hacerla con piedras o la garganta y supongo que eso lo hace muy punk, por lo accesible. Todo lo que hay entre medias es filigrana accesoria.
—Últimamente estamos teniendo un gran revival de los sonidos rave entre la juventud, ¿es algo que te interesa?
—El concepto y la esencia de la rave sí, mucho. Salirse de la típica relación de consumo que hay en un concierto, un club o un festival al uso, con el dualismo artista/espectador (apenas nada se escapa). No me interesa la fachada, el look, lo cool, la parte que se puede aislar y usar para promocionar unas zapatillas o una tienda de productos ecológicos. Pero eso es algo que podría extender a muchas otras manifestaciones contraculturales. Creo que el margen lo es por algo, y que ya es perfecto y precioso siendo imperfecto y feo.
—Has estudiado filosofía y biología, ¿crees que es algo que ha marcado su forma de escribir? Supongo que la filosofía algo más que la biología.
—Sin duda me ha marcado mucho más la biología, en todos los aspectos.
—Tu primer 12″ está co-editado con la gente de Màgia Roja. Somos fan de Dame Área y Futuro de Hierro. ¿Cómo surgió lo de colaborar con ellos? ¿Te ves parte de un sello como ese?
—Justo cuando empezó el confinamiento (no lo sabía) había organizado unas fechas para tocar con Dame Área junto a FOTOCOPIA, que aún no existía. No sé si FOTOCOPIA fue una excusa para conocer a Dame Área o si organizarles los conciertos fue una excusa para engendrar a FOTOCOPIA. En todo caso, el día del primer concierto en Compostela salió Feijóo por la tele anunciando el cierre de todos los bares y locales así que no hubo bolos. Después del confinamiento volví a coincidir con ellos y me invitaron a tocar en un bolo que organizaban en Barcelona y empezamos a tener más relación. Luego me propusieron sacar el EP con ellxs en Màgia Roja. Lxs admiro y respeto mucho.
—¿Qué es Interruptor, tu propio proyecto de autogestión?
—Realmente no tengo muy claro qué es, supongo que una marca o plataforma desde la que expresarme y sacar adelante proyectos míos o de amigxs.
—Te ves cercano a otros artistas actuales como 80% Baul o Depresión Sonora?
—Me gusta lo que he oído y visto. De Depresión Sonora solo escuché los primeros temas y me molan, pop chulo fresco.
—Nosotros somos una publicación de música dark, gótica, oscura o como quieras llamarla. ¿Cómo te sientes en relación con la escena? ¿Ves muchos góticos en tus actuaciones?
—En los conciertos en general todo está muy oscuro, no diferencio.
—¿Por qué crees que tantas bandas jóvenes se han ido acercando a sonidos oscuros? En los últimos años, desde, especialmente, sectores más alternativos, han empezado a surgir muchas bandas así.
—Supongo que es obvio el porqué. Lo prefiero al ñoñismo indie que había cuando yo era chaval que no soportaba. Aunque a veces ese rollo siniestro corre el peligro de ser más de lo mismo y volverse vacío sobre vacío igual de pasota y distante que el rollo indie. Más estético quizás, más molón. No sé, me gusta la música que te activa, te pone en alerta y que, aunque sea oscura, que exija algo de mí, que me cuestione y me entusiasme, no que me reafirme en mi depresión. Quizás estoy pensando más en las letras, claro. Supongo que prefiero que no se diga nada (awambabaluba) a que se diga lo esperable.
—Leo Sousa es el seudónimo que utilizas para tu trabajo gráfico y has hecho portadas de grupos como Bala. ¿Qué nos puedes contar de esta otra faceta tuya?
—Ahora mismo mi trabajo habitual es otro, pero la ilustración y el diseño gráfico han sido mi oficio hasta hace poco. Principalmente hago diseño editorial y arte gráfico para bandas y artistas.
—¿Qué proyectos tienes para el futuro de FOTOCOPIA?
—Tocar todo lo que pueda y mover este disco por ahí, hacer temas nuevos más digitales y con ritmos más rotos, hacer harsh noise insoportable, componer canciones pop bonitas, aprender más de sonido, currar más las letras, girar con un saxo, meter guitarras, tocar en directo tecno con amplis y fundar una secta constructiva.
—¿Qué nos tienes preparado para el Ombra?
—Nada que no se haya hecho antes ya.
