Vukovar nunca nos lo ha puesto fácil: por una parte el misterio siempre ha rodeado a la banda, aunque algo conseguimos averiguar de ellos durante nuestra entrevista a Phil Reynolds que nuevamente ha trabajado con la formación, en esta ocasión. encargado del mastering. Y por otra parte, Vukovar nunca han ido a lo fácil, musicalmente hablando. Ocho discos forman ya su opus, desde aquel Emperor del 2015 hasta este The Colossalist, ocho piezas de un universo propio y único que nunca ha dejado de sorprendernos, emocionarnos e incluso asustarnos. Y la vida no se lo ha puesto fácil a Vukovar, que hace un año sufrió la defunción de uno de sus miembros, Simon Morris (también parte de Ceramic Hobbs) al que le dedican el último tema. Aún así, vuelven con nueva formación, nombrada NeuPopAct y un tríptico (no trilogía) de la que The Colossalist es el primer episodio.
De nuevo trabajan el balance entre piezas instrumentales y temas post-punk/electrónicos, sirviendo los primeros como introducción a cada supuesta cara del álbum (ha sido editado solo en cd). Así tenemos “There Must Be More Heaven Than This”: inquietante ritmos marciales, pianos que aparecen y desaparecen y fantasmales voces que no parecen lograr comunicarse entre ellas. Un disco no se debería empezar de ninguna otra forma. “Here Come Lions”, es synthpop de otro mundo, con voces femeninas que dudamos que sean humanas, como una ventana a la radio comercial de un mundo fantasma. Seguimos con “The Higher Law”, un inquietante interludio con teclados en el que por momentos perdemos la sintonización con la radio de antes. Sirve de perfecta introducción a la terrorífica “End of Life Delirium”, donde voces y la electrónica más inquietante imaginable se entrelazan durante tres intensos minutos. En “A Danse Macabre” la voz nos recuerda un poco a Bono, pero un Bono crepuscular, sincero y real al que canta sobre una fondo electrónico repetitivo, minimal y frío como carámbanos. “Vukovar (The Double Cross) ” demuestra que un tema puede sonar espectral y emotivo a la vez. Vuelven los coros femeninos y nos encontramos con una de las más sentidas interpretaciones que hemos escuchado en este año en otro de los grandes momentos del disco.
Comenzamos la cara b con “The Dark Backward And Abysm Of Time”, otra corta pieza de sonido, con voces que parecen perdidas en el limbo. “Silent Envoy” con sus sonidos disonantes y repetitivos hace gala del minimalismo que encontramos en buena parte del disco. “In A Year of 13 Moons” vuelven los ritmos marciales acompañados de sonidos de violonchelo y el estribillo más pegadizo del disco. Un piano nos lleva por lo difíciles caminos de “I’m becoming Yourself”, repletos de ruidos que nos asaltan y coros fantasmales. The Colossalist termina con una peculiar versión del tema de Galaxie 500 “Hearing Voices”, en la que podemos escuchar la voz de Simon sobre el que parece el más optimista fondo musical del disco, como unos Joy Division que se han tomado el serio la primera parte de su nombre.
Aunque el disco está repleto de grandes momentos, me sigo quedando con su anterior Cremator, que acabó siendo uno de mis discos favoritos del 2019. Aún así, este The Colossalist sigue siendo una obra interesante y compleja que entusiasmará a todos aquellos a los que no nos gustan las cosas fáciles.