La Muerte nos fascina, pero a la vez nos aterroriza. Me acuerdo notablemente de uno de los cuentos reunidos por los Hermanos Grimm, de nombre La Muerte Madrina. Un pobre hombre de familia muy numerosa, hace llamar a la Muerte para que venga en su ayuda. Tras esto, la Muerte se convierte en madrina de uno de sus hijos. Más tarde, el joven se convierte en médico y hace un pacto con su madrina: durante su visita a un paciente, si el joven encuentra a la Muerte a la cabecera del paciente, entonces el enfermo vivirá. No tendrá más que frotar las muñecas del enfermo con un líquido proveniente de un frasco para curarlo. Pero, si la Muerte está sentada a los pies del paciente, este debe morir. Un día, la hija del rey cae enferma y el médico es llamado a su lado. Enseguida cae perdidamente enamorado de ella, pero, al percibir a la Muerte a los pies de la enferma, intenta engañarla, dándole la vuelta a la enferma de forma que la Muerte se encuentre a la cabeza y él pueda curarla. La Muerte, entonces, se lo lleva a una cueva en la que brillan miles de velas. Encolerizada, le indica la suya: es minúscula y va a morir.
¿Por qué he elegido hablar de ese cuento para introducir Machine, la última perla de Then Comes Silence, me preguntaréis ? La respuesta es simple: el grupo ha elegido el tomar a la Muerte por musa, esa Muerte que nos espera a todos y que tanto nos aterroriza. El resultado es un disco bien construido con unas composiciones sofisticadas, donde la música, perseguida de principio a fin por la Muerte, es realzada por la mezcla de Stefan Glaumann (Rammstein, Deathstars, Killing Joke).
Escuchándolo, un escalofrío nos atraviesa al sonido de las guitarras glaciales y de esas melodías siniestras, apoyadas sobre líneas de bajo perforantes, donde se mezclan post-punk, rock gótico e influencias shoegaze, como en ”We Lose The Night” . En muchas ocasiones, la guitarra hace irrupciones rabiosas, principalmente en “Apocalypse Flare“, “In Your Name” o “I Gave You Everything”. Encontramos igualmente una cierta energía primaria en los ritmos de batería de “Glass”, donde los sonidos de la guitarra de la intro recuerdan el ruido de un vaso que se rompe.
Dos de los temas me han fascinado realmente. “Ritual” destaca particularmente y toma una otra dimensión gracias al dúo con Karolina Engdahl, en el que la voz de una belleza cristalina casi sobrenatural, se combina perfectamente con la de Alex, transformando el tema en una verdadera bola de sentimiento lista a explotar. En “Devil”, el estribillo es simple, pero particularmente notable: los coros gritan “You should stay”, mientras que Alex añade “With the devil you know”, terminando el mensaje.
En un mundo en el que el mainstream devora poco a poco lo que queda de la cultura underground, los miembros de Then Comes Silence, un nombre que describe perfectamente nuestra actualidad, toman el rol de guardias. Como las Hijas del Rin, protegen eso que nos es querido, esperando que otros profetas, como lo fue Bowie en sus tiempos, vengan a proteger al música que tanto amamos. Desde mi punto de vista, solo una cosa se les escapa: ya son parte de esos profetas. Os recordamos que Then Comes Silence tocarán en el DarkMad en el mes de octubre.