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Santuario 2025

por François Zappa

Fotos: Juan Francisco Camacho Conesa 

El festival Santuario, el mayor festival del género del sur de Europa, tuvo que luchar en su segunda edición con una dura competencia: el mismo día se celebraban en Madrid una gran cantidad de eventos que, en principio, compartían público: dos bandas de moda tocaban (Lathe of Heaven y Sacred Skin) en el centro, Till Lindemann, líder de Rammstein actuaba en el Palacio de Vistalegre junto a Aesthetic Perfection, los fans del synthwave tenían una cita con Johnny Jewel ( famoso por su trabajo con Desire y Chromatics) e incluso pinchaban los Chemical Brothers y la leyenda del electroclash The Hacker. Para que os imaginéis hasta que punto puede quitar público estos eventos, nuestro amigo David Aragón, que ya tenía el abono para el festival tuvo que venderlo porque le pidieron abrir para el famoso DJ de Grenoble. Eso se notó en una menor entrada que el año pasado. En cuanto a organización, hubo cierta mejora con respecto al año pasado, con la sala principal puntualísima. La sala pequeña sufrió retrasos, pero gracias a ellos pudimos ver más conciertos. El sonido estuvo bien en la mayoría de los conciertos, menos en KMFDM que fue mejorable.

Llegamos unos minutos más tarde de lo esperado por culpa de la lluvia, pero con tiempo suficiente para ver una parte del set de Miguel El Baile uno de los DJs que introdujeron la música oscura en muestro país. Aunque tiene incunables en su colección, demostró estar a la última pinchando cosas modernas como Zack Zack Zack, el “Everlasting” de Cold Cave, e incluso hizo un guiño a The Hacker poniendo su “1982”. Rosy, una de las propietarias de la sala Specka donde pinchaba el mítico DJ se acercó por Pinto para ver a su viejo amigo DJ y de paso disfrutar de algunos de los conciertos.

No pudimos escuchar mucho más de la sesión de Miguel porque queríamos ver a The Danse Society que tocaban en el escenario principal. Teníamos curiosidad por ver cómo sonaba la nueva formación, con Paul Nash como único miembro original y una cantante femenina. Al contrario que muchas formaciones de la época, The Danse Society apuesta por el presente y ya llevan cinco álbumes desde su vuelta, entre ellos los muy recomendables Sailing Mirrors y el ecléctico The Loop. Así, compaginaron sus tema de los ochenta con algunos nuevos que no desentonaron nada en el repertorio. Empezaron puntuales (la sala principal fue un ejemplo de puntualidad en todos los conciertos), abriendo con el clásico “Ambition” y con bastante potencia de sonido. Maethelyiah demostró ser una cantante extraordinaria, la mejor voz de todo el festival y la banda no le fue a la zaga. Entre otros temas, sonaron clásicos como “We’re So Happy” con sus teclados tan característicos, “Somewhere” y la inmortal “Heaven Is Waiting”,  algo más cañera que en disco con mayor prominencia de la guitarra. Entre los temas nuevos, la mayoría con un toque épico que nos gustó, destacar “If Only you were listening”, intenso y con gran atmósfera, en el que Maeth realmente se pudo lucir. Un gran concierto de una banda que está viviendo una segunda juventud.

Pasamos al escenario pequeño a ver a O.U.T., el proyecto de David Britz que contó esta vez con Josemi Llorente a los teclados. Josemi había organizado un festival de synth pop durante el verano en el que pudimos ver a O.U.T. por primera vez, aunque en esa ocasión mostró su lado más melódico. Para Santuario, como había comentado en la entrevista que le hicimos, tocó sus temas más cañeros que fueron acompañados por una interpretación más agresiva a las voz. Todo esto lo pudimos comprobar en “Sacrifice”, uno de sus temas más duros y que resultó una agradable sorpresa. Otro de los momentos de la tarde fue su versión de “The Model” de Kraftwerk y el final con interpretaciones muy potentes de dos de sus temas más conocidos: “La Nueva realidad” y la muy bailable y combativa “Insurrección”. Nos sorprendió y esperamos ver otros conciertos suyos con este estilo. 

Tras ver en directo a The Rose Of Avalanche, nadie diría que son una banda que ha pasado por muchos cambios y que solo queda el cantante de la formación original. Suenan muy compactos y compenetrados, demuestran que son un gran grupo y además, evidentemente tienen un buen puñado de temas. Especialmente bueno me pareció el trabajo de los guitarristas que sonaron afiladísimas. Centraron su repertorio en el material de los ochenta, del homónimo de 1985 al Never Another Sunset de 1989. Así escuchamos, “Conceal Me”, seguida de “Don’t Fly too High”, con unas hirientes guitarras. Hicieron una versión de los Red Lorry Yellow Lorry, el “Walking on your hands”, porque David ‘Wolfie’ Wolfenden es ahora uno de los guitarristas de la banda. Una intro lenta con guitarras llenas de sentimiento dio paso a “The Man”, uno de sus grandes temas. Continuaron con “Rise to the Groove” con sonido más psychobilly, una maravillosa “Always There” y retomaron su lado más Lou Reed con la mítica “L.A. Rain”. Una banda para disfrutar en directo.

A Lust for Youth nunca los había visto en directo, aunque tengo la mayoría de sus discos. Venían en formato dúo, y alternaron sus clásicos con algunos de los temas que han grabado recientemente con Croatian Amor en un disco en el que el peculiar pop electrónico de la banda se ha acercado al rollo más experimental que lleva ahora Loke Rahbek. El momento del festival fue su clásico “New Boys”, un tema que conjuga melancolía con ganas de vivir. Un concierto para cerrar los ojos y soñar.

Merciful Nuns tuvieron el mejor sonido de la noche, y sonaron poderosísimos. Incluso mi esposa que no es realmente fan cayó rendida ante su concierto, posiblemente el mejor del festival.  Ya había visto a la banda de Artaud Seth en varias ocasiones, una incluso con el director del festival a mi lado, pero esta fue sin duda la mejor. Sonido, luces  y el setlist adecuado hicieron que fuese un concierto para el recuerdo. Pero sobre todo, tuvimos una gran interpretación de una banda que esperamos ver en concierto propio algún día. Viendo la cara de felicidad del público y hablando con algunos amigos después comprobé que habían sido una de las razones de muchos para acudir al festival. Entre los temas que escuchamos, destacar “Karma Inn”, “Allseeing Eye” y sobre todo, un emocionante “Eternal Decay” en el todo el mundo levantó sus cámaras. Tuvieron un potente sonido que ayudó a aumentar la épica de la banda, centrada en la grave voz de Artaud. Tras presentar a la banda, tuvimos una “Blue Lodge” cuya intensidad nos proporcionó otro de los momentos del festival.

Blind Delon es una banda que nos apasiona y en esta ocasión pudimos ver su vertiente más post-punk, un sonido más parecido a lo que podemos escuchar en su último disco Blast. De las tres veces que los hemos visto, esta sería una de las mejores, comparable a la primera que además contaba con el factor novedad. Sonaron abrasivos, pasionales y un poco épicos. Muy buenos. 

In Strict Confidence contó con Fernando Shorai a los sintes, un gran músico y mejor persona que publicó varios discos en el sello alemán Hands Productions. En cambio, In Strict Confidence es un proyecto que publicó en el mítico selo Zoth Ommog y que para esta ocasión centró su setlist en sus clasicos. Así sonaron “My Despair”, una potente “Kiss Your Shadow” muy bailable, la pasional “Forbidden Fruit”, “Seven Lives” con su bonita melodía y estribillo, “Morpheus” y la agresiva “Everythings must change”. “En Industrial Love” se acercaron a un sonido más experimental, aunque siguieron con una muy bailable versión del “Blasphemous Rumours” de Depeche Mode. Y cerraron con “Herzattacke” que fue muy bien recibida por la sala. Estuvieron bien y el público disfrutó mucho del concierto,  aunque reconozco que no son un grupo con el que haya conectado alguna vez.

En la sala pequeña tocaron después Decline and Fall, un trio portugués al que no conocía que hacen post-punk/darkwave. Se es da bien el arte de crear atmósferas con temas con un ligero toque épico. El concierto fue ganando en intensidad hasta culminar en una versión del “Warm Leatherette” un poco más industrial. Un buen descubrimiento. 

El plato fuerte del festival KMFDM no tuvo suerte con el sonido y durante casi todo el concierto parecía que faltaban pistas. Aún así, dieron un buen concierto, tan macarra como te puedes esperar de ellos. Se presentaron con Sascha y Lucía a las voces, guitarra y batería. Empezaron con la potencia “D.I.Y.” y, desde el comienzo, el público estuvo entregadísimo: se notaban las ganas de poder ver por fin a la mítica banda. Lucía demostró ser una gran frontwoman mientras interpretaba temas como “Freak Flag”, “Hyëna”, “Rebels in Kontrol”. También pudimos disfrutar de clásicos como “Godlike”, la gamberra “A Drug Against War” o “Paradise”. 

En cambio los franceses Divine Shade tuvieron mucho mejor sonido y dieron un gran conciertos resultando, para una gran parte del público la gran sorpresa del festival. Comenzaron con un tema de su único disco, “Hate and Oblivion”, que fue seguido de “Ruiness et Cendres”. Retrocedieron en el tiempo para tocar “From the Sky” de su primer EP, publicado en el 2014. De ahí siguieron con temas variados, como “Stars”, “Get Away”, “Ashes” del 2022 o la final “Heaven”. Una banda a seguir de la que intentaremos saber más próximamente.

No soy muy fan de Combichrist o debería decir, de los Combichrist más metálicos. Los vi en la última gira que pasó por Milán y tanta guitarra me satura. Así que me acerqué para sacar el vídeo como quería hacer con las bandas principales y luego irme a ver a los catalanes Malexifio que son más de mi agrado pero me sorprendió que se trataba de un concierto puramente electrónico, basado en sus primeros discos (un set que consistía en temas de la época entre Everyboyd Hates You y Making Monsters). Se beneficiaron de un sonido atronador y, por una vez, del menos es más ya que solo contaban con otro músico a la mesa. Contra todo pronóstico disfruté mucho del concierto y me quedé hasta el final. Me pareció perfecto para cerrar un festival o correrte la fiesta padre. Sonaron temas como “Electrohead”, “Fuck That Shit”, la muy bailable “Get Your Body Beat”que contó con un público muy entregado, “I want Your Blood y una “Fuckmachine” que fue presentada como “una canción de amor de Combichrist“.  Uf, un concierto para mandarte a tu casa.

Seguimos con algo completamente distinto, aunque también bailable. Frente a la agresividad y rabia de Combichrist, Escape with Romeo cuenta con la emotiva voz de Thomas Elbern, como máximo valor. La formación alemana repasó sus clásicos, desde “Refuge” que nos supo a gloria, a temas algo más modernos como “Anterroom for your love”. En los últimos años llevan un formato trío que le sienta muy bien a sus composiciones. El concierto continuó con “It’s Loneliness”, más guitarrera que la original, el clásico “Hellicopters in the Falling Rain”, otro gran momento de la noche, “Darknesstaker” y “Here comes the Night”, otro tema que gana con el nuevo formato. Remataron la jugada con una alargada “Somebody” que contó con solo de Thomas y que enloqueció al público. Se despidieron con “Tears of Kali”. Muy buenos, como siempre.

El retraso del segundo escenario nos permitió ver casi entero el concierto de Azotemental, que estuvieron especialmente inspirados esa noche. Habiendo visto a la banda de Israel en numerosas ocasiones, puedo asegurar que se crecieron para el festival. Isra sonó más agresivo que nunca y Rebe estuvo muy acertada con la batería electrónica, dándole nuevos matices a los temas. Tocó algunas composiciones inéditas como “Vidas Congeladas” que ya habíamos escuchado anteriormente e incluso algún que otro tema completamente nuevo. Acabaron con el que para mí es su mejor tema “Miedos”. Tras el concierto estuve hablando con Israel y se le notaba muy satisfecho de su actuación. De lo mejor de la noche.

Eran ya las tres y media de la mañana cuando salieron Theatre of Hate, una de las bandas que más ganas teníamos de ver. Si decíamos en la entrevista que le hicimos a The Rose Of Avalanche que eran una banda muy peculiar, los de Kirk Brandon no se queda atrás, siendo una muestra de lo variado que era el primer post-punk. La inconfundible voz de Kirk, el saxo y las referencias musicales hacen que suenen completamente distintos a otras bandas. Kirk tiene la voz casi como en su juventud, a pesar de los disgustos de salud que ha sufrido con los años. Como iba a ser mi último concierto de la noche, me relajé un poco y me puse a disfrutarlo. Tocaron todo lo que puedas esperarte de la banda, “The Hop”, “Consquistador”, “Westworld”… Un gustazo para todos los fans del post-punk ochentero.

En la sala pequeña estaba pinchado David El Niño. Aunque ya lo había visto pinchar en el pasado, esta fue una gran ocasión de verlo de cerca y comprobar la pasión que demuestra mientras pone temas. Pero estaba muy cansado y llamé al Uber. La buena noticia al día siguiente es que tendremos Santuario 2026. Ahora a contar los días.

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