David El Niño puede presumir de haber estado siempre en el lugar adecuado: a principios de los ochenta pinchaba en algunas de las mejores discotecas de Madrid y Barcelona, luego pasó por tres de las salas más recordadas de la Ruta del Bakalao, de allí se fue a Ibiza, antes de la llegada de los ingleses y cerró el círculo pinchando en el mítico Attica de Madrid. Mañana mismo estará pinchando música fantástica en el festival Santuario que se celebrará en la madrileña sala Groove, en Pinto.
David El Niño proviene de una familia de músicos: su abuelo, Lluís Rovira fue el primer músico en grabar un disco de jazz en Colombia. Junto a Lluís, en su orquesta tocaban la madre de David y sus tíos. El jazz y la música de The Beatles marcarían los primeros años de David, que en vez de tocar un instrumento prefirió hacer su arte desde la cabina: “siempre me apasionó el misterio de los surcos del vinilo”.
Aún menor de edad, empieza a pinchar en el Hipocampo de Benidorm: “fue esa mi primera cabina y donde empezaron a llamarme Niño. No tenía la edad de poder entrar, tenía 17. Era raro que fuera el DJ y no tener 18.” Tras esos primeros pasos como DJ, su carrera profesional continúa en Madrid en 1979 en la sala Trazos. Allí empieza a pinchar en dos sesiones distintas con dos públicos distintos lo que le ayudó a aprender a compaginar estilos: “hacia 12 horas al día, 6 días por semana. De la 6 de la tarde a las 11 y de 12 a las 6 de la mañana. Por la tarde las sesiones eran de música blanca y por la noche funk. Al hacer tantas horas seguidas aprendí a leer al público aunque era yo quien le guiaba ya que en 1980, los vinilos que pinchaba e introducía en mis sesiones educaban sus oídos con música que nunca se había escuchado, como los primeros álbumes de Gary Numan, Duran Duran, Spandau Ballet, Police, Ultravox, The Cure y un eterno etc.” A primera hora, ya empieza a meter electrónica, pinchando también a Kraftwerk y Depeche Mode, entre muchos otros.
Tras su etapa en Madrid, se va a vivir a Barcelona y empieza a pinchar en la Up&Down. Era una de las discotecas del momento junto al Studio 54 de Raúl Orellana. En esas sesiones ya empieza a cantar: “mi madre era cantante y en casa ensayaba las canciones que me venían bien a mi tono de voz. Allí las ensayaba una y otra vez hasta tenerlas clavadas.” Por esa época recibió un premio al mejor Dj de manos de la Reina Sofia. Aunque algo así pueda parecer raro hoy en día, David no piensa que la figura de DJ haya perdido valor con los años: “No creo que se haya devaluado el concepto de DJ para nada, al contrario. Antes todos querían ser futbolistas y hoy en día todo el mundo quiere ser DJ.”
Y tras Barcelona, otro cambio de rumbo al levante español, justo en el momento de mayor efervescencia de lo que después se llamó la ruta del bakalao. Allí pincha, primero, en la sala Distrito 10 con cosas tan diversas como Severed Heads, The Cramps, Sisters of Mercy o The Jazz Butcher como parte de su selección. “Yo educaba sus oídos. Un DJ es una persona que está para hacerte bailar llevándote a la pista con lo que conoces. Una vez allí ya eres suyo y acabas bailando lo que no conoces, eso es educar el oído a tu público.”
En el 84 pasa a pinchar al Pachá Auditorium, una discoteca enorme de Valencia en la que cambian 4000 personas con una asistencia bastante variada.”el público era de todo tipo ya que traíamos a actuar desde Sade a New Order o The Damned y un enorme etc.” De ahí pasa a Isla entre el 85 y el 86 y programa toda clase de bandas, “la gran mayoría jamás había actuado en España y muchas las traje en exclusiva: The Weathermen, The Woodentops, Aimless Device, Aztec Camera, Neon Judgement, Angelic Upstarts, Minimal Compact, Nina Hagen, Lene Lovich, King Kurt, Wall of Woodoo, the Three Johns, 1000 Mexicans, Clan of Xymox, The Chameleons, The March Violets, Anne Clark, Inmaculate Fools, Alien Sex Fiend, Flesh for Lulu, The Bolshoi, Front 242, Red Lorry Yellow Lorry, La Polla Records, Héroes del Silencio, Sad Lover and Giants. Interesantes todos pero quiero resaltar a Wall of Woodoo que lo traje en exclusiva desde EEUU. Aunque una banda se le resistió: “sí, Cabaret Voltaire que no tocaron, aunque habíamos pegado 4000 carteles gigantes por toda Valencia. Cosas del show business.
En Isla llega a poner casi entero un disco de The Damned (Phantasmagoria publicado en el 85) durante la fiesta de fin de año. Algo impensable a día de hoy. El post-punk y el rock gótico estarán presente en su carrera, ya que como él comenta: “empecé a pinchar tarde y noche en el 1980, el año que nació todo: Joy Division, The Cure, Bauhaus. Con ellos me crie y esa era mi música y la de mi generación.”
En esa época, además, descubre la Electronic Body Music “comprando los primeros vinilos de Front 242 a los que traje a actuar a Isla en el 1986 en lo que fue su primer directo en España.” Ese será su género favorito, abarcando “desde Skinny Puppy a Revolting Cocks, Front Line Assembly, Klinik, Front 242 y un eterno etc.”
Y aquí su personal Top 5 del género.
Public Relation – Eighty-Eight
Skinny Puppy – Assimilate
Lasigue Bendthaus – Automotif
Klinik – Moving hands
Ministry – We believe
Entre sus compañeros Djs de la época, es a Fran Lenaers a quien más admira, ya que arriesgaba en su selección, algo esencial en cualquier DJ: “siempre he arriesgado, yo no pinchaba para quedar bien con el dueño de la sala pinchaba aquello que sentía e introducía música que la gente no conocía, esa es la labor de un verdadero DJ. Educar el oído, sacarlos a bailar con lo que conocen una vez allí cada dos coles una lechuga, dos que conocen y luego uno que no.” “En Valencia estuve del 83 al 87. La máquina, las cantaditas y los subidones se pusieron de moda después del 87, y yo ya no estaba en Valencia sino en el KU de Ibiza.” Reconoce que el público echa de menos esa época dorada, como podemos ver en el gran número de sesiones remember que se hacen hoy en día: “sí, la verdad hoy en día es todo demasiado comercial, es todo sota, caballo y rey.”
Sigue el periplo por las distintas zonas de España con la isla balear, que era entonces, en palabras de David: “el mejor sitio del mundo para veranear, nada que ver con lo que es ahora. La decadencia creo que empezó con la llegada de los ingleses.” También se deshace en elogios hacia KU: “el mejor club del mundo. Pinchar allí fue un sueño.” En esa época se interesa por el techno de Detroit: “es la fusión del techno de Kraftwerk con el soul y el funk, la mezcla perfecta. No me gusta el house pero adoro el funk de calidad con el me crie musicalmente.”
Su selección de Detroit:
Kenny Larkin: Q
Rhythm is Rhythm: Strings of Life
Los Hermanos: Quetzal
En esa época pincha por toda Europa y recuerda especialmente “Italia donde pinché en los mejores clubs de las ciudades más importantes, de norte a sur. Eso fue en el invierno del 87.
De allí vuelta a Madrid donde inaugura Attica, sala en la que es pionero en la introducción de los sonidos EBM: “si en Valencia tenían el Spook en Madrid teníamos el Attica. Temblaban las puertas de emergencia desde el exterior y eran de hierro de la presión del sonido que teníamos. No había vecinos ni limitador, todo a escape libre como en el Motocross. La gente que venía a Attica ya entraba bailando.”
Tras la época dorada del Attica, David se va desilusionando con la música del momento, ya que no le gustan ni el house ni el trance: “no me gustan nada. Si escuchaste en tu vida buen funk no hay que decir nada más y para escuchar trance me quedo sin dudarlo un segundo con el techno industrial o la magia del mejor EBM.” Así en el 94, deja de pinchar y monta una tienda de vinilos en Pamplona, en la que estuvo durante, nada más y nada menos, que diecinueve años: “los primeros años fueron muy buenos, luego se puso de moda el CD y más tarde los USB… Fin.”
En los últimos años hemos podido verlo de nuevo a los platos, ya sea en otros eventos de la promotora Fantaxtik, en festivales como el I Love the 90s o compartiendo cabina con colegas de su generación. Tristemente, a principios de mes se tuvo que aplazar, por culpa de la DANA que asoló levante, una de sus últimas sesiones en Valencia, donde reside actualmente, en la que iba pinchar tras el concierto de los Snake Corps. “Fui el primero en contratar en España a Sad Lovers and Giants de donde salió Tristan Garel-Funk el guitarra y compositor de Sad Lovers and Giants que dejó la banda en busca de un sonido más duro. Así nacieron The Snake Corps. También soy amigo de Marc Lewis cantante de la banda.” Afortunadamente, lo podremos ver mañana pinchando en el festival Santuario, en el que actuará también una de sus bandas favoritas: The Sisters of Mercy. En cuanto a su set, se centrará en “Techno Industrial y EBM seleccionado con pinzas. No todo vale. El tracklist de un DJ es el 50% del set el otro 50% es la técnica.”