No hacen una música apta para todos, pero Bologna Violenta (nombrados al estilo de las películas “poliziottescas” italianas de los setenta como “Milano Violenta” o “Napoli Violenta”) es junto a Zu, Fuzz Orchestra y Father Murphy, una de las bandas de música extrema más importantes del país en forma de bota. Suena como si Napalm Death sustituyera a Ennio Morricone al frente de su orquesta; música dura, visceral y frenética, con influencias del grindcore y de la electrónica industrial. Han sido comparados con Naked City (el proyecto de John Zorn) por los acelerones grind y por la temática cinematográfica que también comparten con los Fantômas de Mike Patton.
Formada en un inicio por Nicola Manzan, multinstrumentista con diploma en violín (aunque en directo suele tocar la guitarra), acaba de publicar su quinto disco, Discordia, que cuenta con Alessandro Vagnoni a la batería. Los vi presentado el disco en el mítico Leoncavallo de Milán. En directo reducen su sonido a guitarra y batería, sin las cuerdas que dulcifican (si se puede usar ese verbo para describir a los Bologna) su sonido. Rápidos y muy duros, su directo es toda una experiencia sonora. Aquí resumimos su peculiar travesia del desierto (rojo).
Comenzaron con un disco homónimo en el 2006, publicado como CD-R. Bologna Violenta cuenta con 26 temas, con nombres inspirados en el cine poliziottesco italiano, y un sonido entre grindcore y metal industrial. Guitarras, batería electrónica, synths y loops forman el disco más directo y más básico de la banda.
Muy interesante es su segundo disco Il nuovissimo mondo, inspirado en la serie de películas documentales que siguieron a “Mondo Cane” (“Este perro mundo” en castellano) donde se mostraban extrañas costumbres de diversos países. Mucho más variado electrónicamente, con temas como “Trapianti Giapponesi” con un comienzo drum n’ bass y otros que se acercan más a las barrabasadas de Alec Empire. Los continuos samples de voces los acercan a una Fuzz Orchestra superacelerada. El violín se empieza a sentir por primera vez aquí, y empiezan a aparecer momentos más calmados.
Utopia e piccole soddisfazioni, el tercer álbum, presenta una gran influencia de la música culta, y cuenta con cuatro temas cantados, uno de ellos una versión de la CCCP Fedeli alla linea, grupo seminal del punk italiano. Este acercamiento a la música culta es evidente en el tema más largo de la banda, los seis minutos del último tema del disco: “Finale – Con Rassegnazione”, que con un comienzo muy clásico acaba en atronador doom. Las cuerdas empiezan a tomar protagonismo. Un disco profundamente original y digno de unas cuantas escuchas.
Uno Bianca, máximo exponente del grindcore a la boloñesa funciona como diario sonoro imaginado de los golpes de la brutal banda criminal homónima. Uno Bianca, la banda criminal de Roberto Savi, sembró el terror durante siete años (1987 a 1994) con golpes rápidos y feroces como la música del disco.
Su nuevo disco, Discordia, publicado hace unos meses, no es conceptual como nos tenían acostumbrados. Empieza muy lírico con un piano en “Sigle di telefilm”, el tema más largo del disco, pero al minuto y medio ya entran una pesada guitarra y una cada vez más frenética batería. Sobre el ruido las cuerdas sobrevuelan. “Incredibile lite al supermercato”, presenta una voz hardcoriana y un interludio cercano a la fusión. Bajan las revoluciones al inicio del “I postriboli d’Oriente” pero la calma no dura mucho y la velocidad vuelve: en algunos momentos la música parece pertenecer a una versión oscura de los dibujos de la Warner. Los temas siguen siendo cortos y así tenemos 16 temas despachados en unos 24 minutos.