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Mis versiones favoritas: Crying Game de Boy George

por François Zappa

Tenía yo 16 o 17 años cuando escuché el tema por primera vez, creo que en un recopilatorio de bandas sonoras que me grabó mi amigo Fernando, conocido como “el topo”. Por aquel entonces yo tenía una novia formal (o lo formal que se puede ser a esa edad), pero me gustaba una chica a la que veía todos los fines de semana en el Ruta. De los cuatro garitos que había en Ceuta, el Ruta era el preferido de mis amigos, era donde más se bailaba, ya fuese la estúpida coreografía del “Saturday Night” de Whigfield (que es como montar en bici, nunca se olvida) o cualquier otra cosa que estuviese de moda, tipo Stakka Bo, Dr. Alban o Corona. Mi novia (que sé que no me está leyendo) de aquellos tiempos, decía, se volvía a casa pronto ya que vivía en la otra punta de Ceuta y yo aprovechaba para salir con mis amigos.

Justo antes de salir me gustaba escuchar el tema del que hablamos, en una especie de ritual que he ido repitiendo con distintas canciones y en distintas situaciones. Y al llegar al coro, cantar ese “One day soon I’m gonna tell the moon about the crying game” (o lo que en ese tiempo pensaba que decía la letra). Nunca pasó nada con esa chica, yo era extremadamente tímido, pero siempre asocio el tema con este particular momento de mi vida.

Boy George era en esos momentos en ex-cantante de Culture Club, grupo superconocido por todos los que habíamos nacido a finales de los setenta y escuchábamos periódicamente la M80. Se habían separado unos años antes tras la muerte del teclista de la banda y por la adición a las drogas de Boy George. En 1987 había sacado su primer disco en solitario Sold, y el tema título había sonado un poco en la radio. También conocería un moderado éxito con la banda sonora de “Descubierto” (Hiding Out). Y ya en 1992, otra canción para una banda sonora, en este caso una versión de “Crying Gamele volvió a catapultar a los más alto de las listas de éxitos.

El tema original fue grabado por primera vez en 1964 por Dave Berry, y cuenta con la guitarra de Jimmy Page (era un famoso músico de sesión). Apenas un años después, otra versión este vez con la voz femenina de Brenda Lee demostraría que la canción no iba a desaparecer del imaginario pop, y así sería repetidamente versionada hasta llegar a la versión “definitiva” de Boy George. La elección del andrógino cantante parece perfecta no solo para la temática del film, sino para la canción. Su voz, más dulce que nunca, perturbadoramente femenina a ratos, melancólicamente masculina al acercarse al final, flota sobre un colchón de teclados, marca de la casa PSB.

Producida por los Pet Shop Boys, (se puede escuchar a Neil Tennant haciendo coros) aparece en los títulos de crédito de la película homónima de Neil Jordan. En el film aparecen otras dos versiones del tema, una cantada por el actor principal Jaye Davidson, y la original durante una de las escenas finales. El fin fue un éxito e incluso ganó un Oscar al mejor guion original.

Boy George vivió su particular infierno al ser detenido por posesión de cocaína, y estuvo condenado a unos días de servicio comunitario. Los periódicos sensacionalistas ingleses no dudaron en publicar fotos suyas con el horrible traje de servicio.

Con un disco nuevo, le vi hace unos años haciendo de Dj en una de esas exclusivas fiestas milanesas donde solo se puede ir si conoces a alguien, hay barra libre, pero nadie bebe y aunque hay un dj, nadie baila.

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