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Crónica del Club to Club 2018

por François Zappa

El festival italiano Club to Club llega a la mayoría de edad con su edición número dieciocho. Muchas cosas han cambiado, entre ellas el público que, parece que, paralelamente ha envejecido y así ya no nos encontramos a las dos de la mañana a un gran número de chicos que adornan etílicamente el suelo de la entrada, sino que hoy esperan a vomitar en casa en la bañera de sus hijos o duermen el sueño de los justos en colchones estratégicamente situados. Este año Aphex Twin y Jamie XX (ya casi DJ residente del festival) eran los grandes reclamos que, nosotros, para llevar la contraria, no vimos.

Llegamos el viernes descansados después de un buena siesta en el tren. Este año habían cambiado la disposición de las salas, y ahora la que era la pequeña, había sido ampliada para ser la principal. Este cambio hizo que nos perdiéramos el comienzo del concierto de Iceage y que llegásemos justo al final del primer tema. Pero no costó nada que nos metiésemos en el concierto, y ya para el segundo tema, “Pain Killer”, estábamos gozando con la banda danesa. No había mucha gente y la sala se les quedaba un poco grande con lo que no pudimos evitar pensar que el bolo se disfrutaría mejor en una sala pequeña. Siguieron con “Under the Sun”, y “The Lord’s Favourite”, en la que el teclista tocó el violín. Durante los últimos temas la gente bailaba, como por ejemplo durante “Ecstasy”, aunque para mí, el grupo estaba un poco fuera de lugar: su punk rock clásico pegaba poco con el Avant pop que se supone reina en el festival. Se despidieron con “Beyondless” y “Catch It” tras 45 minutos de poderío sónico.

Nos fuimos a la sala pequeña, ahora llamada Crack Stage en la que Elena Colombi estaba repartiendo bastante caña, pinchando con vinilos y rematando su sesión con un final casi industrial. Aprovechamos la parada entre conciertos para ver la oferta gastronómica. En los dos últimos años, habíamos comido unas porchettas que estaban buenísimas. En esta edición no habían contado con este negocio y solo había un puesto de hamburguesas, que al menos eran bastante veloces.

Tras probar las hamburguesas vimos el principio de Obongjayar que venía con banda. Escuchamos unos minutos y volvimos a la sala grande donde empezaba Beach House. El trio de dream pop abrió para un público parlanchín con “Levitation” y fueron cerrando bocas con su ensoñadora música. El segundo tema de la noche, “Wild” fue recibida con gran clamor. Continuaron con el atmosférico “Dark Spring”, y “PPP” que fueron bien recibidos como también lo fueron”Lazuli”, “Woo”, el evocador “Drunk in LA”, “Girl of the year”, o “Walk in the Park”. Los habíamos visto en el Primavera, pero la posibilidad de ver un set más largo (eran cabezas y tocaron hora y media) hizo que nos quedásemos a ver completo uno de los mejores conciertos del festival.

Teníamos ganas de bailar o al menos de movernos y nos fuimos a la sala Crack para ver el live de David August que estaba en un momento bastante atmosférico cuando llegamos. Rodeado de sintetizadores, el DJ alemán cantó un tema y al final de su live tocó la guitarra. Nos gustó y esperamos verlo de nuevo en el futuro.

La sesión de Skee Mask nos dejó literalmente con el culo torcido: no pinchó dos temas del mismo estilo en toda la hora y media en la que estuvo tras los platos. Empezó con algo de drum and bass y fue subiendo de bpms con una electrónica velocísima con muchos cambios de ritmo hasta que para nuestra sorpresa desaceleró con “Pure Water” de Skepta. De ahí pasó a un acid muy duro con “Bang Bang” de DJ Godfather y “Hit Hard” de Robert Armani, más drum and bass y “Gunshotta” de Machinedrum. “Retless Leg Syndrome” de Chimpo, otro rarito, nos descolocó un poco, y de nuevo comenzó a subir con “Sout Lamar” de Kettel. Quedaba poco para el final y metió “Let U No” de DJ Rashad Feat. Spinn, “WTF You Here For” de Teklife y un hiperacelereado “Worlds” de Zanio. Hubo un poco de ruidismo antes de cerrar con un tema ambient.

Llegamos a la sala principal justo cuando empezaba Peggy Gou que, esta vez pinchó techno y acid en una sesión muy cañera: cayeron “The Sun Always  Shine On TV” de Damon Paul Feat. Patricia Banks, “Kawasaki” de 2000 & One, “Lolf” de Akulav,”Bang The Box” (remezclado por los grandes Slam) de Jack Master, “An Acid Memory” de Mike Dearborn que confundimos con el clásico “Higher State of Consciousness”, “Super Smash” y “Dont Leave Me” de Fjaak del que también pinchó su remezcla del “Onslaught” de Missing Channel & Robert Hood & Claude Young, “Inside Me” de Enrico Saba, un temazo de DJ Rush como es “That’ s what I’m talking about”, otro de Wink: “Hereafter”, Unbreakable” de Aly& Fila & Rogers Shah  & Susana

Pero nos gustó incluso más la parte de la sesión que vimos de Avalon Emerson que empezó con “Fractions” de I.B.M. y que repartió estopa en una sesión mas agresiva que, tristemente contó con bastante menos público. Pinchó una tremenda “Hip Hop Spa” de Fatima Al Qadiri, “Rotate” de Haron, “Yellow Finger” de Raid Over Moscow, pero el cansancio nos podía y decidimos irnos a dormir. Llovía fuera, pero por suerte el hotel estaba cerca.

El sábado empezó con una dura elección, entre Robin Fox cuya actuación era en una sala un poco alejada del festival e Yves Tumor, al que ya habíamos visto en otra ocasión. El miedo a perdernos el comienzo de Leon Vynehall y la comodidad nos hizo elegir al segundo. Empezó con una puntualidad asombrosa, arrancando con “Honesty” con la música pre grabada y él cantando encima su soul del siglo XXII. Siguió con “Licking an Orchid”, mientras cantaba se iba desnudando, quedándose solo con sus característicos pantalones púrpuras. Bajó unas cuantas veces al público, por primera vez durante la muy celebrada “Noid”, que fue seguida de otro tema de su último disco, en este caso “Lifetime”. Presentó un tema nuevo y después de ver que todavía podía tocar un tema más lo tocó y se largó.

En la otra sala, Bionoise cerraba por lo alto. Tras una pequeña pausa, apareció Leon Vynehall con banda: bajo/contrabajo, batería y teclista. Comenzó con el primer tema de su Nothing is Still, que tocaron entero. Me gustó más que su compañero de sello Bonobo o que Tycho, otro artista que consigue tocar completamente en directo sus discos. El concierto tuvo un interludio jazzy con él al piano y hasta un solo de batería (algo poco visto en el festival). El final fue un poco más bailongo. Muy bueno.

Esperamos para serpentwithfeet, que sería la luz en la oscuridad (ese era el lema de la edición) si la oscuridad fuese Yves Tumor. Tocando a veces los teclados, y siempre sonriente, era la segunda vez que lo veíamos y nos gustó tanto como la primera. El único pero: demasiada luz en la sala. Entre otras sonaron, “Mourning Song”, seguida de la tremenda “Whisper”, “Cherubin” y otros temas de su único disco Soil, como “Messy”. Grande.

Siguió Silvia Kastel, para cuatro gatos, con una electrónica difícil, a veces planeadora, a veces más dura. Pero queríamos ver a Aphew Twin. Mientras cambiábamos de sala, nos fijamos en que ya había gente durmiendo.

Llegar a la sala grande y asustarnos por la increíble cantidad de gente que había fue una cosa instantánea. Intentamos pillar un sitio, pero la masa era demasiado compacta para ser penetrada. Nos fuimos para atrás y rodeado de borrachos que gritaba “Great” cada vez que parecía que Richard D. James tocaba un botón, intentamos disfrutar el live. Tras veinte minutos de sonido bajo y gritos, optamos por ir a ver a Courtesy. Y fue una buena elección. Abrió fuego con “Peschi” de Reload y siguió con “Life Force” del clásico Joey Beltram del que también pinchó “Drome”. Sonó incluso Óscar Mulero con su “Grey Faces To Green”. Siguieron joyas como “Kids in love” de Kygo, “Nurture” de nuestros amados LFO (nunca olvidaremos ese live en el Primavera Sound). Ella es muy graciosa, me encanta cómo baila mientras pincha y se le ve disfrutar. Siguió con “Automated lover” de Schacke, “Keen” de Graeme Lloyd, un tema de Surgeon (“Zilla”) y “Bigroom Blitz” de Scooter. La sala se fue llenando de gente que verdaderamente quería bailar y pasarlo bien.

Fueron tres horas de sesión en la que también cayó un tema de Tex-Rec y otro de nuestros productores favoritos, el holandés Speedy J con su “Symmetry”. Hizo un pequeño parón para remontar con “Atilla” de Seven Senses, y el temazo que es “Weatha Beatin Hoochie Bitch” de DJ Irene & Stacie Hollywood & Mark V & Poogie Bear. Siguió con “Heute Nicht” de Funeral Future, Jewel Case con el mix original de “Prisma” y otra vez por los aires con “Love Stimulation (Trance Club Mix)” de Kay Cee. Otro de nuestros héroes, Objekt sonó con su “Lost and Found”, seguido de una remezcla de Digitalism, Kasper Marott y su “Drømmen Om Ø” y para nuestra sorpresa, el “Big Time Sensuality” sin remezclar de Björk. Ya casi al final, Pierre de la Touche y la final “This” de Charlotte de Witte fueron el broche de oro para tan fantástica sesión.

Vimos los cinco primeros minutos de Vessel, que ya habíamos visto en el pasado y nos gusta mucho, pero, de nuevo, el cansancio era superior a nosotros.

El domingo había fiesta especial de Diggin in the Carts, que unía nuestras dos grandes pasiones, la  electrónica y los videojuegos. Esta vez, la fiesta fue en la plaza de la República, que estaba abarrotado de gente, mucho más que en otras ocasiones. Vimos la mitad del set de Nick Dwyer bajo el nombre de DITC y lamentamos no haber llegado antes.

Seguidamente, salió Kode9, al que ya habíamos visto pinchar en otro domingo clubtoclubiano. Esta vez contó con Knox-Om-Pax a los visuales, pinchando animes de Koji Morimoto, como “Dimension Bomb”. El capo de Hyperdubs nos deleitó con una sesión de una hora que incluyó bandas sonoras de videojuegos del recopilatorio que ha editado hace poco, llamado, claro Diggin in the Cart.

Le siguieron Yuzo Koshiro y Motoshiro Kawashima, creadores de la banda sonora de Streets of Rage, que actualizaron su música en un live que nos hizo bailar y recordar nuestra infancia a la vez. Sin duda el mejor domingo de toda la historia del festival. Tras esta actuación estábamos realmente Game Over.

Una pizza y un litro de vino tinto nos proporcionaron una vida extra que gastamos en una sala pequeña llamada Ziggy, que se encuentra en la zona de San Salvario, donde antes hacían los conciertos del domingo. Allí vimos a Daimon, electrónica experimental con instrumentos raros que contaba en sus filas con el pionero de la electrónica italiana Simon Balestrazzi.

Tras ellos, les llegó el turno a :zoviet*france, mítico grupo de dark ambient/industrial que dieron la muestra de electrónica más difícil de todo el fin de semana. Una gran oportunidad para los menos de treinta personas que nos habíamos reunidos allí, cifra irrisoria comparada con los 60 000 amantes de la electrónica que fueron al festival según apuntaba orgullosa la organización.

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