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Entrevista a Parade Ground

por François Zappa

Según la numerología, el dos representa la dualidad, colaboración y la harmonía. Y de todo eso, Parade Ground son un perfecto ejemplo: la dualidad de voz y sintetizadores, la colaboración entre hermanos y la harmonía que se encuentra entre en caos y el orden. Formados en 1981, el dúo ha creado obras definitivas de EBM y cold wave y continúan publicando grandes discos como Sanctuary del 2016. Jean-Marc y Pierre, hermanos y belgas responden a nuestras preguntas de una forma única, caótica y a la vez poética, como la música de su banda. Eso sí, os recomendamos leer la entrevista en inglés para entrar mejor en el peculiar mundo de Parade Ground. Serán uno de los cabezas del festival Ombra que se celebrará en Barcelona este mismísimo fin de semana.

—Antes de ser Parade Ground, habéis tocado bajo el nombre de MHZ, ¿hay alguna grabación de esta época? ¿Cómo era la música de esta vuestra primera banda?

—JM: Ha aparecido en piratas muchas veces. Grabaciones de ocho o nueve canciones. Solía componer con mi guitarra con otro bajista/guitarrista. Pierre tocaba la batería por entonces. Era nueva ola, supongo.

—P: Tocamos en muchas bandas antes de crear Parade Ground. Solo tenemos demos de esa época. Éramos como somos ahora, siempre hemos sido jóvenes rebeldes enfadados. Con dos aspectos en la música: guitarras y sintetizadores. Los labios se han abierto las venas.

¿Cuáles eran vuestras influencias al crear Parade Ground?

JM: Obviamente la escena inglesa provocó una verdadera revolución y fue muy inspiradora en Europa para toda creación: musical, arte, pintura, baile, fotografía, estilismo, arquitectura, teatro, incluso escritura. Al final de los setenta, había una atmósfera de revolución, de revuelta intelectual… Vimos bandas como Wire, Fad Gadget, Siouxie, PIL… Todo era abundante y desinhibido, la sensación de morderte a ti mismo.

—P: He estado siempre más interesado en los sonidos, los gritos y los ruidos más que en una forma completada.

—¿Es difícil estar en una banda con tu propio hermano?

—JM: Al contrario, ¡es más fácil! Es como un otro yo.

—P: No, ¡porque es mi mejor amigo también! Tenemos las mismas raíces musicales y creativas. Hemos tocado juntos antes de poder hablar. Amamos las melodías y las emociones, amamos la libertad de creación de una voz. Jean-Marc es el último crooner. No éramos transparentes a través del dolor.

—¿Cómo ha influido el dadaísmo y el arte en general vuestra música?

JM: Hubo un tiempo en el que veíamos viejas películas, de antes de la segunda guerra mundial, aunque están casi olvidadas hoy. De hecho, escribo las canciones como si fueran guiones para películas, paso a paso.

—P: Toda forma de arte nos ha influido, todos los momentos revolucionarios como el futurismo, el dadaísmo, el surrealismo, creadores como Duchamp, Man Ray, Dalí, Broodthaers, Josef Beuys, escritores como: Céline, Antonin Artaud, Tzara, Breton, Burroughs, cine francés: Carné, René Clair, Duvivier. Siempre intentamos trasportar su creatividad, su energía y emociones a nuestra música.

—¿Cómo conociste a Patrick Codenys y Daniel B. de Front 242? Habéis colaborado mucho junto ¿verdad? Ellos han producido algunos de vuestros discos y vosotros compusisteis las voces de dos discos de Front 242.

—JM: Hemos conocido a Patrick después de uno de nuestros conciertos en un pequeño club en Bruselas. Estaba buscando nuevos talentos para su sello New Dance (el sello de Front 242 por aquellos días). Enseguida nos hicimos amigos. Pasamos todo nuestro tiempo haciendo canciones juntos. Esas fueron sesiones increíblemente creativas y febriles. Patrick nos ha presentado rápidamente a Daniel con el que nos hicimos amigos íntimos.

—P: Conocimos a Daniel en la tienda de música en la que solía trabajar entonces… Solíamos pasar largas horas practicando y descubriendo todo el nuevo equipo de la tienda. Tomamos todos los riesgos. Nuestra vida no tenía consentimiento.

—JM: Nos preguntaron si queríamos trabajar en su disco Up evil and Off. Es raro el participar tan de cerca en la creación de otra banda. Encontramos las melodías vocales y las letras. Fue un trabajo duro de seis meses. Es siempre difícil jugar con la barriga de otro.

—En vuestro EP Man in a trance, vuestra música empieza a virar hacia la EBM, ¿era el estilo adecuado para vuestras ideas?

—P: No nos gustan las etiquetas, hacemos la música de Parade Ground, una clase de auto vivisección, auto disección permanente. No creo que nadie pueda nombrar otra banda que toque el mismo estilo que nosotros.

—JM: Eso fue principalmente por la influencia de Daniel B. como productor. Para nosotros, solo las melodías importaban en esos momentos, pero creo que fue una idea brillante de Daniel el iniciarnos en la EBM. Por aquellos días, solíamos programar nuestros sintetizadores en directo entre cada canción durante los conciertos. ¡A eso se le llama ser pioneros!

—En 1987 colaborasteis con Colin Newman, aunque parecía de todos los miembros de Wire el menos interesado en la electrónica. ¿Cómo sucedió? 

—JM: Un auténtico amigo y artista también. Empezó a estar interesado en el electro durante las sesiones de grabación y creó algunos proyectos como Immersions en aquellos días.  Nos empezamos a llevar bien muy rápidamente e incluso nos hicimos muy buenos amigos. A Colin le gustó nuestra música y estuvo muy involucrado en la creación de los discos, metiendo guitarras y cantando en todos los temas.

—P: Fue divertido conocerlo sabiendo que nuestro primer concierto fuera de Bélgica fue Wire en Londres. Debíamos tener 15 o 16 años. A través de él, hemos conocido a muchos músicos y bandas de los años setenta y ochenta.

—En 1988 publicasteis vuestro primer álbum Cut up, menos EBM que los singles anteriores y más cold wave. ¿Piensas que el cambio de productor tuvo alguna relación con este cambio o queríais intentar algo distinto?

—JM:  Cut up es una colección de canciones con Pierre tocando el bajo. Es puramente melódico. No nos importaba mucho el estilo de música entonces. Es puramente Parade Ground, producido por Pierre y por mí.

—P: Siempre teníamos los dos aspectos en nuestra música. Cut up fue mayormente producido por nosotros y “Strange World” fue parte de ello. Las melodías son más importantes que el estilo o los instrumentos que usamos para crear. La voz de Jean-Marc es el hilo de Ariadna para todas nuestras creaciones y 80% de Parade Ground.

¿Que hicisteis durante los 15 años en los que no os dedicasteis a la música? Leí que Jean Marc ha estado escribiendo historias para niños y Pierre se ha dedicado al arte plástico.

—JM: Empecé a escribir como el que empieza a beber. Solo bebía palabras, comía palabras y vivía para las palabras, todos los días. Para Pierre era lo mismo. Desarrolló una enfermedad llamada arte moderno y estuvo muy enfermo. Conoció a Philippe Soupault en Paris y a Marcel Mariën en Bruselas y creó muchas piezas únicas que no se pueden calificar… Como unas historias cortas.

—P: Hemos vivido juntos en una orden religiosa como monjes durante dos años, estábamos creando en un sitio pequeño de la iglesia cerca de las campanas… Así eran nuestros experimentos psiquiátricos, esos fueron años intensos, una desfenestración del alma como regalo, una espada que penetra el cerebro, como esa vez, que una vieja mujer, una paciente, me dio el pecho durante toda la noche.

—En 2007 publicasteis The 15th Floor, un álbum de 1989, no publicado en su momento, ¿por qué no lo publicasteis entonces? El disco ha sido recientemente editado en cd por VUZ Records.

—JM: Porque habíamos discutido con nuestro sello que quería hacernos firmar un contrato lleno de sutiles trampas. Fuimos muy felices cuando nuestro amigo Dirk Ivens (The Klinik, Dive, Absolute Body Control) nos propuso publicar esas canciones.

—P: Porque estábamos en juicio con nuestro sello de esa época. Eran delincuentes. Tuvieron problemas con prácticamente todas las bandas del sello. Con todos los clichés del género: en el despacho, te tenían sentado en una pequeña silla para que te sintieras inferior, infravaloraban las ventas, y  cosas así.

—Una historia similar con A Room with a View publicado en el 2012. Fue originalmente publicado en formato casete de ocho canciones con material grabado en 1998. ¿Por qué fue publicado solo como casete? ¿Existen más discos perdidos?

—P: A Room with a View es una cosa diferente: eran temas no publicados. Y fue publicado en cd en el 2015, finalmente. Siempre hemos trabajado mucho. Muchos álbumes perdidos, sí, pero también nuevos temas. Tenemos 20 temas, todos preparados y listos para ser publicados, algunos de ellos ya están incluidos en nuestro actual set. Serán publicados en un disco en directo el mes que viene.

—JM: Un sello ruso, ‘Other Voices Records’ y VUZ Records de Alemania vinieron llamando a nuestra puerta, todavía teníamos muchas canciones almacenadas

—¿Tenéis alguna banda cold wave o EBM favorita?

—P: Sí, Parade Ground es una banda alucinante que nos gusta particularmente.

—JM: ¡Y MARIA!

Pierre, ¿qué pasa con tu proyecto MARIA?

P: MARIA es una herida abierta… es un proyecto casi secreto y solo de directo. Está basado en samples y mezclas como las bandas de rap. Es estilo disco decadencia. Mi única intención: ¡Mátame!

—Vuestra música a veces suena en discotecas (quizás mucho más en los 80) ¿Pensáis que es fácil bailar música enfadada?

—JM: Un músico de Nueva York, Sean (Martial Canterel) me dijo: “la primera canción que he bailado ha sido “Strange World” en Brooklyn”. Ahora hay una película llamada “State Like Sleep” en la que puedes escuchar “Strange World”. Supongo que nuestra música puede ser usada para varios propósitos, y realmente, eso está bien, estén enfadados o no esos propósitos. Pero es música enfadada, eso es verdad.

—P: No nos gustan las cosas fáciles. La facilidad es prostituirse a uno mismo. Sabíamos perfectamente que nunca seríamos reconocidos. Nunca lograremos eso. ¿Hemos creado algo? El pasado es lo que se queda en el espejo. A través de esto no pertenecemos a la música nunca más.

—Vuestro disco de “reunión”, publicado en el 2007, se llama Rosary, ¿juega la religión un papel en vuestra música?

—JM: Soy católico. ¡No se lo digas a nadie!

—P: Rosary es un hueso loco. Para mí, Rosary es perfecto. Es la perfección. Es un recipiente de treinta años de tensión y emoción. Olvidamos volver a nacer. Nuestra vida no tiene reconocimiento. Nunca hablamos de religión, puedes quizás sentir la religiosidad en nuestra música, quizás no.

—Es un disco mucho más experimental (en el buen sentido) ¿fue hecho a posta? 

—P: Queríamos volver con un disco completamente inesperado, completamente diferente de nuestros éxitos de los ochenta… La gente estaba intrigada, sorprendida, por supuesto… Reconocieron la rabia, la singularidad, la intensidad, la provocación… Uno no debe nunca entender o ser entendido… Ser entendido es prostituirse a sí mismo.

—JM: Rosary es nuestro mejor disco. Es verdadero como la palma de una mano. Verdadero como la primera gota de lluvia de un niño. Nos encanta.

—Si existe un Dios ¿creéis que le gusta la EBM?

—JM: Creo que le debe gustar más la música sacra. Quizás le guste Parade Ground, quien sabe.

—P: Esta es la diferencia entre lo que es espiritual y música… esto está rígido en un disco… Para nosotros, es un cadáver…Los temas, una vez que están grabados están muertos para nosotros… Como los cuadros, toda esa vieja basura para lanzar al fuego directamente…Discos en su pequeña caja, su ataúd… Todo eso no nos interesa para nada.

—Vuestro último disco, llamado Sanctuary, fue publicado en el 2016. ¿Es una continuación del anterior? ¿Es el nombre del disco otra referencia a la religión?

—JM: Por supuesto. Pero también es una alusión a todas esas canciones que se quedan en los armarios por mucho tiempo antes de ser publicadas.

—P: Sí, Sanctuary es la continuación de Rosary, teníamos casi 35 temas para publicar; Sanctuary es el sol de Rosary.

—¿Cómo está yendo vuestra gira actual?

—JM: Nuestra gira actual está impulsada por el sentimiento de que nunca tendremos reconocimiento. Verdaderamente intentamos y damos todo en cada gira como si fuéramos a morir a cada segundo de ella.

—P: La cosa más importante para nosotros es estar en el escenario. Ahí es donde todo pasa. Debes dejarte la piel, tienes que pagar. El peligro crece con el uso, la crueldad nunca termina. Somos vómito…Todavía tenemos tanto que vaciar, que morder, una asimetría del pensamiento. El esteticismo de la náusea.

—¿Qué os hizo montar una banda como Parade Ground y no como Bros? 

—JM:  Somos sinceros en todo lo que hacemos. Bros probablemente eran una apestosa cosa movida por el dinero, un gran plan de marketing poco ambicioso. Canta el estribillo de “When Will I Be Famous”: “When will I … Will I … Have my picture in the papers? When will I be famous?” La cosa más divertida sobre eso es que, de alguna manera, fueron famosos por una canción. Probablemente eran sinceros sobre hacerse famosos.

—P:  Nunca hemos aceptado ser usados como un producto. Ser una marioneta en las manos de productores. Supongo que es un tema de integridad. Somos gente creativa y no máscara y apariencia. Todavía estamos aquí, vivos y coleando sin la ayuda de nadie. Tenemos una increíble ansia de crear, expresando cosas con una rebelión, un salvajismo interior.

—Si tuvierais que darle a alguien joven varias razones para escuchar a Parade Ground ¿cuáles serían?

—JM: Escucha algo real que puede perder el equilibrio sobre todo lo que crees hasta ahora, los músicos han sufrido, sus sufrimientos son su música.

—P: Uno no le pregunta a un cadáver qué está haciendo en su ataúd. Siempre hacemos las cosas como si fuera por última vez, hasta el mayor extremo. Todo es poderío y terror. Siempre hay una necesidad venenosa en cada acto artístico. Uno siempre debe verter veneno, acidez en todo lo que haces. El espacio cambia la forma, es la coreografía del caos. Los jóvenes son todos artista ahora, todos están haciendo música. No nos necesitan para ser sus propias estrellas.

—¿Cómo habéis vivido estos tiempos de la Covid?

Los tiempos son siempre difíciles para nosotros con a psiquiatría y la angustia. ¿Qué tiempos de la Covid? Nunca he oído hablar de eso… Sin duda, no le preguntas a un caballo qué hace dentro de una gran bola de nieve..

El año pasado fue el cuarenta aniversario de la formación de la banda. Debido a la pandemia, la gira tuvo que ser pospuesta a este 2021. ¿Qué más podemos esperar de la celebración de tan importante fecha?

Siempre hay muchas cosas que conseguir… La reedición de nuestro primer discos Cut Up… Esta vez en vinilo. Pero lo más importante es el libro, una autobiografía llena de anécdotas, secretos, encuentros, todos nuestros queridos recuerdos… Nuestros ángeles… Nuestros cadáveres… Con: cds, temas nunca publicados, ensayos, fotos, posters, y el añadido de textos de bandas, promotores, periodistas y fans. Los años han llegado para olvidar los errores. 

¿Qué podemos esperar de vuestro concierto en el Ombra Festival?

—Cada uno de nuestros conciertos ha sido vivido como si fuera el último. Y quizás sea el caso (¿quién sabe). Con la mórbida rabia, la impresión de vomitar sobre la audiencia, para cauterizarlo. El escenario es el arte de desaparecer. Arrancarse el cuerpo, crudo y desnudo: queremos una total exuvia, desatar el mono interior. Uo tiene que dejarse la piel en la mesa. Uno tiene que pagar. Vamos a bailar con Ombra. Vamos a bailar con nuestros cadáveres. Ombra bailará con Ombra.

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