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Crónica del Primavera Sound 2017: viernes

por François Zappa

El viernes lo empezamos de la mejor forma posible: una hora antes de Ian Pooley nos dimos unos baños en la zona de la playa habilitada para el Primavera Bits. Este año el escenario Desperados Club da a la playa, con lo que es posible escuchar la música mientras tomas el sol. Acerqué la toalla que había tomado en préstamo a la valla del recinto y pude sentir de maravilla el comienzo de Pooley mientras descansaba en la arena. Un lujo. Para la segunda mitad de su set, en cambio me dirigí al escenario para poder disfrutar del increíble sonido que tiene, una delicia para los oídos. Mientras, Ian Pooley había comenzado a mover al público, el cual intentaba resguardarse del sol mientras sonaba un elegante deep house y algún que otro clásico.

Después en el escenario Primavera tocaron Slim Cessna’s Auto Club, banda de rock/country que en principio no va mucho con mi estilo pero que me encantaron con su presencia escénica y su maestría instrumental. Además de Slim Cessna la labor de cantante es compartida con el espectral Jay Munly y ¡vaya química que hay entre los dos! Como es normal en el género,  pudimos escuchar steel guitar, banjo y una peculiar guitarra de dos mástiles con un holograma que cambiaba entre la cara de Jesús y la de María. Sonaron clásicos suyos como “This Is How We Do Things In the Country” o “Magalina Hagalina Boom Boom” y algunos “Commands” de su último e interesante disco, The Commandments According to SCAC. Un gran descubrimiento.

Después en la Rayban, un grupo shoegaze israelí (mirando la guía me sorprendió ver que en esta edición hubo bastante artistas de Israel) llamado Vaadat Charigim. Con la peculiaridad de cantar en hebreo, este trio fue otra grata sorpresa. Quizás hubieran lucido más de noche, pero no estuvo mal.

Volvimos al Primavera para otro gran descubrimiento: Sinkane, banda de nada menos que ocho miembros que mezcla música africana con influencias del krautrock, funk o jazz. Temas como “New Name” con su ritmo africano, la más funky “U’Huh”, o la más R&B “Telephone”. Durante “Theme From Life and Livin’ It” el batería y el cantante intercambiaron roles. Otro gran descubrimiento que esperamos volver a ver en un local pequeño.

Después en Adidas estaban unos clásicos del festival, Shellac, el trío comandado por Steve Albini. Como siempre sonaron potentes y Steve estuvo de gran humor e incluso hizo bromas: -“We are very happy of being here… again”. Hubo solo de batería, hicieron el tonto durante “Wingwalker” y convencieron como siempre a sus numerosos fans.

Nos movimos un poco, solo hasta la Pitchfork para ver, sentados el tranquilo concierto de William Tyler, paisajismo guitarrero en formato trío que no llamó la atención de demasiada gente. Quizás no es lo que pegaba más a esa hora, o puede que no fuese el escenario apropiado. No sonó mal y además repusimos fuerzas para los siguientes conciertos.

De ahí vuelta a Raybam, para un concierto muy especial: la vuelta de Arab Strap. Los había visto hace mil años en una gira con Tindersticks y me habían gustado, y unos años después me enganché a un par de discos suyos. El sonido de unas gaitas sirvió para introducir al grupo que abrió con “Stink”. Aidan Moffat está más gordo, pero sigue teniendo ese extraño magnetismo de tio que te cuenta su vida en el bar. El sonido se hizo un poco bola en algunos momentos pero no impidió que fuese uno de los conciertos del festival. Ellos han cambiado desde ese slowcore que hacían al principio a las influencias de la música de baile traidas por Malcom Middleton. Sonaron “Here We go” y “New Birds” del grandísimo Philophobia, pero me quedé sin “Piglet”, mi tema favorito, y tampoco cayó nada del Elephant Shoe, para mí, su segunda obra maestra.

Para descansar algo nos acercamos al escenario Pro, donde tocaban los brasileños Marrakesh, quinteto psicodélico al que nos encontramos el domingo en el CCCB. Con dos cantantes, uno que tira de autotune y otro con pelo largo que suena más brasileño. Estuvieron bien pero todavía le faltan tablas, esperamos volver a verlos por aquí.

Volvimos a Rayban para Sleaford Mods. Empezaron con problemas de sonido y no se escuchaba nada. Tras una parada de quince minutos y otro intento, volvieron a empezar con “Army Nights” que supo a gloria después de la espera . Con “I Can Tell” la gente ya estaba convencida y bailando. Cayeron también la abrasiva “Jolly Fucker”, “Jobseeker” y “Tied Up in Nottz”. Más ingleses que un fish and chips y con Andrew Fearn con sus latas de cervezas de atrezo. Muy grandes. Era su segunda vez en el festival y ya llenan Rayban.

Otro viaje al Primavera, esta vez para ver a Front 242, banda mítica de EBM. Batería, teclado y dos cantantes que hicieron vibrar a la gente con temas como “Moldavia”, y el trío imbatible de “Headhunter”, “Im Rhythmus Bleiben” y “Welcome to Paradise”. Después volví a Rayban para ver a Flying Lotus. Sinceramente esperaba algo más en directo, puso algunas mezclas, entre ellas la del “Falling” de Twin Peaks (¿estará viendo la serie como nosotros?), un pedazo del tema de Ghost in the Shell (también de actualidad por la película), y rapeó un poco al final. Grandes proyecciones pero no sé si el cansancio y mis expectaciones me la jugaron y no entré en el concierto. Terminó y para el hotel.

 

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